La vida ha sido dura con Sonia y desde que está en la granja de 'Acorralados' ha confesado que está derramando las lágrimas que no había liberado en sus treinta años de supervivencia.
Cuando tenía seis años tuvo que ponerse a trabajar porque su padre tuvo un accidente laboral y quedó postrado en una cama. Su familia, de ocho hermanos, no tenía dinero para subsistir y ella comenzó cosiendo zapatos de caballero.
Una infancia muy atípica que no le dejó vivir como al resto de las niñas de su edad: "Fui ahorrando lo que pude del dinero que ganaba y pude comprarme mi primera muñeca cuando tenía ocho años". "Había hermanos que no trabajaban, tenían problemas con el alcohol y muchas cosas más, y mi madre no estaba bien", ha confesado entre lágrimas.
Sonia Baby no podía ir al colegio: "Yo no sabía ni leer ni escribir, he aprendido con el paso del tiempo. Mi pareja Omar me ha enseñado a multiplicar hace poco".
Sus problemas familiares continúan en la actualidad. Solo tiene relación con una de sus hermanas y no se dirige la palabra con su madre. "Mi padre se murió hace dos años y me entere por un mensaje el día de mi cumpleaños. Ni se les ocurrió llamarme", ha contado con dolor.
Pero su mayor apoyo es su pareja: "Tengo ahí a esa persona a la que la he hecho sufrir, que es Omar, y me ha hecho valerme más durante todo este tiempo. Me ha enseñado a hablar mejor, porque era una cavernícola, y a ver las cosas con optimismo".
Ha demostrado que es una luchadora y que, a pesar de sus esfuerzos y dejando al margen su vida profesional, ha dicho orgullosa: "Soy feliz de ser quién soy y de cómo soy".
Además ahora contará con un apoyo más dentro de La Casona: su perrito Socio, un bulldog francés que ha llegado para quedarse y darle fuerza durante el tiempo que le queda en el concurso.