'Decálogo' para triunfar en una fiesta de empresa

GUILLERMO ALONSO 14/04/2008 16:36

1. Entérate de cómo van a ir vestidos los demás antes de vestirte tú. Si vas demasiado elegante creerán que estás necesitado de atención. Si vas demasiado informal creerán que estás necesitado de una ducha.

2. Únete al corro de los que más hablan. Así no tendrás que hablar tú.

3. No te pegues a los directivos de forma demasiado evidente, podrías ser acusado de trepa. Tampoco te pegues a los encargados de la limpieza, podrían confundirte con uno.

4. No seas el primero que empiece a beber alcohol. Siempre habrá alguien con más poder que diga “bueno, es hora de pasar a los gin tonics, ¿no?” mientras se acaricia la barriguita.

5. Bebe lo justo como para resultar chisposo, si eres tímido.

6. Si eres tímido y no bebes alcohol, es hora de empezar.

7. Deja de beber cuando notes que empiezas a decir la verdad. El alcohol tiene ese efecto en muchas personas. Algunas meteóricas carreras han terminado en la cena de navidad.

8. Salirse fuera con los rezagados que fuman es una buena oportunidad para hacer amigos en un círculo más pequeño y selecto. Si te ves solo y no fumas, es hora de empezar.

9. Se ha organizado una rifa y te ha tocado el regalo más estúpido, como una figura con el logo de la empresa bañado en plata o un vale de 100 euros en una tienda de consumibles electrónicos. Bajo ningún concepto se te ocurra subir a recogerlo.

10. Sí, el coche y el vale de 10.000 euros en El Corte Inglés le han tocado a la mujer del director. Aplaude. No seas el tonto que suelta “¡¡tongo!!”.

11. Cuando llega la hora de la música y el baile la gente pierde la noción del espacio y el tiempo. Si se te ha caído ponche encima puedes ir a cambiarte. Si encuentras tu aspecto repentinamente desagradable puedes ir a cortarte el pelo y volver. Niega en cualquier caso que has hecho una cosa u otra: “pero si llevo así desde que llegué”.

12. Deja las charlas de empresa para el lunes a la hora del café. A nadie le importa que la fotocopiadora se atasque. Ni que la de secretaría sea una víbora. Ni que tu ordenador se cuelgue.

13. Si todo esto ha fallado y has bebido hasta perder la capacidad de locomoción, le has dicho a tu jefe lo que realmente piensas de él y el peinado que ha intentado hacerse su esposa y lo has rematado vomitando sobre la alfombra, reza para que la de recursos humanos se ponga de parto en ese mismo instante.