Volver a empezar

telecinco.es 20/06/2011 10:21

La incorporación de dos nuevos concursantes a estas alturas podría producir recelos y desconfianzas. Es posible que ese tipo de reacción aparezca un poco más tarde porque de momento el grupo parece contento de la sangre fresca que se incorpora a Playa Uva. Posiblemente influya que la población masculina ha sido diezmada en lo que llevamos de concurso. La audiencia solo ha expulsado hasta ahora a una concursante (Aída Nízar) frente a cuatro hombres (Reyes, Jacobo, Xexu y Montalvo). Además, a Diego lo expulsaron sus propios compañeros y Kiko causó baja, lo que incrementa la nomina de bajas masculinas hasta los seis desaparecidos llegado el paso del ecuador del programa.

Seis contra dos, puesto que en el lado femenino también hay que apuntar la baja de Tamara, aunque no la echemos mucho en falta. El desequilibrio era tal que solamente quedaban Jeyko y Toni como representantes del género masculino, lo cual ha venido a ser compensado con las dos nuevas incorporaciones, de las cuales no dije gran cosa el viernes porque había mucha tela que cortar. Vamos a ello entonces.

Me da la impresión de que Alberto ocupa más plaza de pulpo que de hombre concursante. A los pocos minutos de haberse encontrado con sus nuevos compañeros ya estaba poniendo sus manos en Tatiana, quien tampoco parecía muy descontenta. Tenga cuidado de no ser confundido con un octópodo y le hagan rodajas las extremidades cuando el hambre apriete.

Tampoco sé si este nuevo concursante entra en categoría de famoso o anónimo. No es algo que importe mucho y bien mirado tampoco lo tengo claro con la mayoría de supuestos anónimos. Aquellos que fueron presentados como tal resulta que quien más quien menos parece bastante introducido en el mundo de la fama. No solo porque Jeyko haya bailado acompañando a estrellas locales del mundo de la canción, o porque Carolina haya ganado un concurso de belleza en su ciudad natal. Me resulta chocante que Diego fuese amigo de Aída, como ya pudimos comprobar en el momento de encontrarse con los anónimos en aquel barco de infausta memoria. E igual me pasa con Xexu y su defensora en plató.

Llámenme desconfiado pero es especialmente llamativo que uno sea amigo de otra concursante de su misma edición y el otro de alguien que lo fue el año precedente. Parece como si en los castings hubieran puesto como filtro conocer a alguien relacionado de una u otra forma con el programa. Aún deseo conocer quien es el famoso con quien tiene una estrecha relación Rosi, o lo mismo de Emma, las dos madres de la edición, junto a Rosa.

Alberto de momento ha sido protagonista del colorín tanto como de las páginas de sucesos, lo cual dice mucho de su necesidad de protagonismo. En lo poco que hemos podido ver de él ya apreciamos que ha congeniado especialmente bien con Tatiana. Ni una sola imagen del último resumen nos mostraba a este gaditano en compañía de nadie más que no fuera la bailarina de striptease.

Sobre Arturo no penden dudas de que es famoso gracias al ímpetu sexual con el que abordó su paso por Gran Hermano. No en vano se trata posiblemente del único concursante de ese reality que tuvo relaciones sexuales con más de una compañera. Luego se le ha seguido viendo por otros programas, aunque en ninguno había tenido un comienzo tan poco alentador como el visto el pasado jueves.

Arturo se puede haber ganado cierta confianza entre sus compañeros precisamente gracias a su debilidad. Si a mitad de concurso se presenta alguien con un físico aparentemente inmejorable es muy posible que todos los recelos hubieran aparecido en el minuto uno, y su integración no hubiera sido tan fácil como cuando el nuevo se excusa por no haber podido recuperar las gafas de buceo para el grupo diciendo modestamente: "He llegado a la boya nadando muy rápido, pero una vez allí me faltó el aliento".

No lo podía haber descrito tan bien como con ese "me faltó el aliento". Llegar sin aliento antes de poder completar su primera prueba quita esperanzas al grupo de que vaya a serles de utilidad en las pruebas de recompensa pero al tiempo les ha debido tranquilizar, como digo, al descartar que estén ante un competidor invencible, o algo de eso. Tampoco hace falta ser un Michael Phelps para afrontar con posibilidad de éxito este concurso. No en vano hay quien parte de una situación mucho peor que Arturo. Sin ir más lejos, Rosa ni siquiera sabe nadar.

Ya veremos como se siguen ganando la simpatía de sus compañeros y de qué forma. De momento Alberto utiliza las manos y Arturo da algo de pena. Aunque este último ya ha mostrado un poco lo sobradito que suele ir presumiendo de haber llevado un artilugio para pescar, cuyo funcionamiento no logré comprender con sus nerviosas explicaciones.

Uno de los inconvenientes que veo para que Arturo me termine de atrapar como concursante es ese permanente baile de San Vito que apenas deja que me concentre en sus actos y palabras. Si le miro durante un tiempo algo prolongado corro el riesgo de marearme. Por otro lado, o nuestros náufragos tienen problemas graves para diferenciar especies marinas o tienen memoria de pez, nunca mejor dicho. Repetidamente confundían algunas el pasado jueves un delfín con un tiburón.

En defensa de Arturo diré que nunca fue tan presuntuoso y a la parte de su anatomía más mentada tuvo la discreción de llamarla "el delfín". O sea, de tiburón nada. Alguno con más mala intención que la mía decía el otro día que el delfín es inflable, y achacaba a ello sus dificultades para sumergirse en busca del premio propuesto. Pero ya sabemos hoy la razón auténtica: llegó sin aliento, como Richard Gere y Valerie Kaprinsky en la película del mismo nombre.

Rosa empezó a hacer duelo por Montalvo antes de saber que era el expulsado, cosa rara si consideramos que el jueves por la noche (tarde hondureña) todos parecían sorprendidos por la elección de la audiencia. He de confesar que yo estaba como ellos pero por eso mismo no se me hubiera ocurrido dramatizar por haber visto que faltaba la ropa de este concursante (del armario, dice Rosa, como si dispusieran de esos lujos). Como nominado que era había guardado la ropa en el petate, cosa que hacen siempre.

No critico que Rosa se impresione por la posibilidad de la expulsión de uno u otro concursante, incluso estando bastante convencida de que no iba a ser el elegido. Lo entiendo pero también me parece que ella aprendió de su familia política esa tendencia a la desmesura folclórica. Aunque bien mirado, al lado de Toni sus excesos son menudencias.

La expulsión de Montalvo tendrá efectos variados y dispares. De momento ninguno me parece positivo, aunque no es culpa de la decisión de la audiencia sino de como esta ha sido tomada por algunos. Ya hemos visto que Rosa calificó la expulsión como "injusta", lo cual nos muestra a una concursante que aún desconoce cómo funciona esto. La audiencia decide y no lo hace basándose en criterios parametrizables, ni siquiera son siempre los mismos. Para unos será prioritario el juicio sobre lo que cada concursante aporta al grupo, su capacidad de trabajo o cualidades como superviviente, pero para otros será más importante que le parezca una buena persona sin mala intención hacia los otros compañeros, y otros buscarán que les enamore de forma poco reflexiva.

La misma Rosa podría pensar en sus criterios para sintonizar mejor o peor con sus compañeros. No hay criterios comunes y permanentes, tampoco en este caso. Por esto Rosa elige a Montalvo, trabajador y por encima de la media en su dedicación a la hora de afrontar las pruebas, pero también se lleva igualmente bien con Tatiana, cuya mayor labor para el grupo es pescar inmaduros con un pareo. Eso sí, mientras lo hace le da palique a Rosa, ocasión inmejorable para seguir confeccionando trajes a medida.

La expulsión de Montalvo deja el concurso cojo de un buen concursante pero sus razones ha tenido la audiencia a la hora de elegirlo. Entre otras posiblemente haya pesado su tendencia a ponerse en un plano de superioridad con respecto a sus compañeros. Es una actitud común en algunos concursantes, ignorantes de que eso suele ser insalvable a la hora de someterse al juicio popular. En la regla del reality en el que la audiencia decide quien es expulsado no se soportan quienes parecen influidos por cierto convencimiento de que una fuerza divina les ha elegido para ser seguido por las masas, debiendo estas someterse a su voluntad. Quien actúa de esa forma es castigado sin remisión.

Apuntes de bitácora

Aprovecho para hacer un par de reflexiones ad hoc dado que los lunes es especialmente difícil esto porque sufrimos la sequía informativa de rigor hasta la hora de la tira diaria y, sobre todo, la última hora y el debate que nos ponen al día de lo que pasa en Cayos Cochinos. La primera es muy genérica sobre realities, aunque ha sido particularmente planteada esta temporada de Supervivientes. Dicen algunos amigos que prefieren fórmulas en las que los propios concursantes nominan y expulsan, lo cual me sorprende.

En las dos primeras ediciones de este concurso, con todos los concursantes anónimos, así era porque el programa se grababa en su integridad antes de comenzar a emitirse. Esta opción sería rechazada ahora mismo, una vez ensayados con éxito otros modos. Ahora tenemos un programa vivo, en el que las imágenes llegan apenas con un día escaso de retraso y dos programas en la semana ofrecen conexiones en directo, realizándose conjuntamente entre el plató de Madrid y los cayos hondureños. Nadie cambiaría esto por aquello.

Por otro lado, la clave de este tipo de programas es la participación de la audiencia, quien tiene en sus manos la decisión última casi siempre. Esta edición, por ejemplo, una de las expulsiones no fue decidida por el voto de la audiencia, como recordé al comienzo de este escrito, lo cual levantó una oleada de críticas en este mismo blog y otros lugares donde se extiende la conversación sobre este programa. ¿Cómo íbamos a consentir que nos quitaran del todo el poder de decidir como se va desarrollando esta historia?

Lo otro es sobre la 'salvamización' del programa esta temporada. Son muchos los que hablan de que parece más Sálvame que Supervivientes, pero curiosamente aquí mismo no paramos de ver como se acude al pasado de unos concursantes y otros. ¿Acaso no estamos contribuyendo a eso mismo que denunciamos? Personalmente no me molesta nada que se hable de la trayectoria de los concursantes antes de su entrada al programa. Todos tenemos un pasado. Sin embargo, lamento que la crítica se derive a los miembros de esta nuestra comunidad (eso me suena de algo) y se distraiga el objetivo de Rosa o Sonia a nuestros amigos comentaristas. Eso sí que no está bien.

Y dejo retrato del último deceso (virtual). Montalvo sonríe también cuando es dibujado por los pinceles de Rocko.