Ángel, buen rollo pero no tanto

telecinco.es 20/01/2010 08:32

La última gran demostración de madurez de los concursantes supervivientes de esta edición es esa curiosa discusión a cuenta de una muñeca de trapo que cosió Tatiana para Gerardo y Ángel le había sustraído. ¿Con qué derecho se apropia Ángel de un bien ajeno? Si no fuera porque es una birriosa muñeca de trapo, un elemento más del ridículo estilismo que a estos dos concursantes les había dado por lucir en las galas, diría que una intolerable falta de respeto por lo ajeno.

Confieso que no me he creído el romance de novela de Corín Tellado entre el apoderado taurino y la 'mamma chicho' infantil, si bien les concedo el derecho de la duda y cada día les veo más convincentes en su papel de amantes contenidos. Pero tampoco me creí nunca la amistad de los patéticos 'wasdekikers', a los que solamente vi un interés y era adivinar qué ocultaban bajo esas horribles y cutres túnicas con las que parecían querer emular a Pepe Herrero y su innovador pijama. Ahora ya sabemos lo que ocultaban: un juego de cuchillos bien afilados para acabar con el amigo en cuanto fuera preciso hacerlo. Todo por la pasta, amigos.

Sin necesidad de exagerar, siempre me ha parecido detestable la falta de respeto por esa pequeñísima parcela de privacidad de la que disponen los concursantes. Registros de maletas ajenas y similares me parecen punibles y no termino de entender como el Gran Hermano no llama a capítulo a quienes demuestran tan poco respeto por aquello que no es suyo. De acuerdo que participar en este concurso supone una indudable cesión de la privacidad, pero eso no quiere decir que el resto de participantes tengan patente de corso para hacer lo que quieran con los bienes del otro. Lo peor del caso es que Ángel se escude en la ausente para justificar su infantil reacción de hacerse con lo ajeno. Cuando la relación entre dos personas está envenenada cualquier tontería es susceptible de adoptar categoría de gran ofensa. Gerardo intenta, además, sacar provecho de esto, dentro de esa campaña de autopromoción que realiza desde que se despierta (textualmente) hasta que se acuesta.

Hoy toca el daguerrotipo de Ángel, el falso 'buenrrollista'. La elección de estos dos concursantes para abrir nuestros desdibujados retratos de esta temporada tiene razones evidentes: ambos están nominados. El hecho de haber empezado por uno u otro es aleatorio, es decir, lo mismo me da que me da lo mismo. He de insistir en que no tengo especial interés en quien supere esta prueba final. Mis favoritos de esta edición se habían marchado antes de los primeros ochenta y cinco días de concurso, de los ciento cuarenta y cinco que llegaremos a completar. O sea, casi a la mitad de edición me quedé sin favoritos. Ayer me preguntaba en otro espacio una amiga cuál hubiera sido mi final preferida, una vez visto lo visto. Le contesté que Indhira (evidente), Hans, Nagore y Ángel; para que quedase cuarto este último. Dado que la realidad dista mucho de esta y estamos ante una final bastante más singular, solamente acierto a apoyar el triunfo de Pilarita.

¿Por qué prefiero a Pilarita como ganadora? Bueno, me hace gracia. Para mí tengo que es una misión imposible, poco más o menos, lo cual es en cierto modo una liberación. Después de que el año pasado ganase el más apoyado por este gato me vendría bien incluso el triunfo de alguien poco querido por mí, como es el caso de Ángel. Sería una forma de acallar tantas voces de indocumentados acusando a este blog de decidir lo que habría de suceder en el concurso. Además, la tradición de que gane uno de mis más detestados solamente se ha roto el año pasado con Iván y hace unas cuantas ediciones con el gran Pepe. No tengo, por tanto, ningún interés en que gane uno u otro y mi soporte a las plataformas de apoyo a Pilar no deja de ser una manifestación de inconformismo romántico. La ferrolana madre fue la primera en entrar a esa casa, también la primera en resultar expulsada. ¿No sería glorioso cerrar el círculo haciendo que fuera la última en abandonarla? Y voy con lo prometido.

DAGUERROTIPO: ÁNGEL

Ángel nos sorprendió las primeras semanas de concurso por varias razones que hoy están ya olvidadas. Nunca más le hemos vuelto a ver con los pantalones arremangados haciendo que parecieran un pañal, lo cual hizo durante las primeras semanas en la 'casa espía'. Tampoco le hemos vuelto a ver hablar de cine o de historia como hacía con Hans en esos días primeros, lo cual fue para muchos casi una novedad en este programa, un oasis de cultura que hacía elevar el nivel de lo visto en la casa 'oficial', donde un tío bastante majareta pegaba gritos y golpeaba sillas contra la mesa (y Pilarita) por el día y contaba garbanzos (o lo que fuera) por la noche. En aquel momento, Ángel se presentó ante nosotros con un atractivo (que después perdería) roto solamente por aquel casi olvidado pañal.

La 'casa espía' fue como un laboratorio de pruebas para este concursante. El lugar donde forjarse un personaje tolerante, predispuesto a llevarse bien con todos, cocinero desinteresado y buen conversador. Ya le vi entonces caer en algún renuncio en sus conversaciones con Hans, en las cuales este concursante daba sopas con onda al 'buenrrollista', demostrando bastantes más conocimientos no solamente en lo cinematográfico, pero su personaje fue aguantando bien hasta el día de la delación de Lis. Ángel cometió entonces su primer error y en lugar de mostrarse comprensivo con ambas partes, intentando mediar entre ellas, le espetó a Lis aquello de: "no me vuelvas a hablar". Hoy ya sabemos dos cosas: Ángel bromea cuando dice no me hables nunca más, y también que esa es una de sus ofensas preferidas.

Tras su paso a la 'casa once' volvió a cometer algunos fallos, sobre todo el intentar hacer creer a todos, compañeros y espectadores, que rehuía el mal rollo y censuraba las discusiones por cosas sin importancia. Se avergonzaba entonces del mal ambiente reinante entre los 'feos' y los 'bonitos', usando terminología de su defendida Rebeca, haciendo la consideración de que parecían niños de colegio incapaces de dirimir sus diferencias. Si se viera ahora desde fuera y utilizara ese mismo argumento no quiero pensar qué le parecería el episodio del robo de la muñeca de trapo. No hemos sido los observadores críticos a los que no nos ha gustado desde casi el principio este concursante quienes nos hemos inventado que se presentase como el más zen, amante del buen rollo, pacificador y aspirante a sucesor del Dalai Lama (poco más o menos). La prueba irrefutable de que no se trata de invento alguno la tenemos en que también dentro de la casa llegaron a la misma conclusión, y Saray lleva días llamando a Ángel "paz y amor" (y el Plus pa'l salón).

Como decía ayer fransinalbornoz, Ángel tiene un monstruo dentro, igual que Gonzalo, solo que aquel "lo controla y lo tiene domesticado, ya que le ha enseñado pilates y taichí". No me atrevería yo a afirmar lo que venía después sobre que el monstruo se comería a la familia feliz en plan Hannibal Lecter. Y mucho menos que la Rufa sirviese de postre, porque esta loro es la única merecedora de ganar el maletín, mucho más que la otra loro que vino de Ferrol. Pero es cierto, Ángel se pintaba de 'buenrrollista' pero no aguanta ni media. Hubiera sido interesante verle aguantar lo de Gerardo en sus primeras semanas. No sé qué hubiera pasado si a Ángel le faltan al respeto, roban la comida y registran la maleta. Allí habría ardido Troya, lo digo yo. Y no me hubiera extrañado, por mucho que contraste con el papel que nos quiso vender.

A muchos no nos ha sorprendido ese contraste del que hablo porque le escuchamos en su día explicar sus planes referidos a este concurso en el pasado. Según contaba una tarde de confidencias, se presentó en varias ocasiones a los castings de Gran Hermano y adoptó cada vez papeles distintos por él mismo creados. Por ejemplo, contaba que una vez se había pintado como una especie de ermitaño que vivía apartado del mundanal ruido en las montañas de un pueblo de Madrid, como si eso fuera tan fácil. En ese momento supe que mis sospechas estaban siendo confirmadas. Sintiéndolo mucho, no me he creído nunca a Ángel y el tiempo me ha dado finalmente la razón. Este es un concursante con una facilidad pasmosa para fabular e inventar cualquier historia, incluso la suya propia. Igual daba una explicación convincente pero inventada en la prueba del seiscientos amarillo, como improvisaba una nueva teoría sobre la generación del 27, o se equivocaba con las fechas de su época militar e inventaba decenas de colegas en las más insólitas situaciones.

Pero su creación más importante es ese Ángel al que hemos creído conocer. Se me vislumbra que no nos hemos equivocado quienes dudamos desde un principio de su carácter conciliador, el cual quedaba en entredicho cada vez que se mostraba verbalmente violento por discusiones sin importancia. La más fuerte fue aquella en que sus compañeros 'vampiros' les despertaban unos minutos antes de la hora, tan solo unos minutos, y amenazaba a Gerardo con aquel "si te cojo pillas" tan recordado. Al rato estaba explicando en el 'confe' que aquello no era lo que parecía, buscando una explicación increíble a la frase. Pero semanas después terminó reconociendo su auténtico sentido. No ha sido el único arrebato violento de Ángel. Ya sé que son tan solo expresiones, desde un "fuera ya le habría metido un par de hostias" al "en la calle ya le habría dado un guantazo", pero el tono en el que fueron pronunciadas nos hace pensar a algunos que este concursante reprime con dificultad su violencia interior, la cual se le escapa por alguna parte.

Su utilización del 'confe' no es mucho más destacada que la de otros concursantes, en esta u otras ediciones anteriores. Se censura que ante cualquier dificultad en la convivencia se vaya directamente a contarlo a las voces del programa, pero aún más el tono tan distinto utilizado por Ángel en ese entorno al que luego demuestra ante sus compañeros. Está en su derecho de tener como válvula de escape la sala de confesiones, y también de usar inteligentemente ese elemento dentro del juego. Sucede que esa dualidad tan exageradamente diferente entre el personaje que interactúa con sus compañeros y el que les confecciona trajes a medida y con todo género de detalles a todos ellos a sus espaldas en el 'confe' no creo que le beneficie de cara a la audiencia.

De entre aquellos con quien trabó más amistad solamente le ha quedado Tatiana, precisamente una de sus últimas conquistas, por así decirlo. Con Rebeca no le dio apenas tiempo a llevarse ni bien ni mal, aunque a su salida decidiera convertirse en su gran defensor (quizá el único) dentro de esa casa. A los demás les fue dando de lado, desde Hans hasta Saray, con quien sigue conviviendo. Primero dijo que se estaba enamorando de Lis para poco después retirarle la palabra. Con Hans tuvo las peores discusiones, aquellas en las que vimos como era ese concursante capaz de abrazar a su supuesto amigo para hacer las paces y pocos minutos después denostarle en conversación con otro compañero. De Gerardo empezó quejándose porque le robaba la energía, luego se hizo amigo y cómplice para finalmente mostrarse mutua animadversión. Laura dejó de ser intocable al mismo tiempo que él también lo había dejado de ser para la de Elche. En definitiva, no se puede quejar Ángel de que le hayan dejado solo porque nunca puso de su parte para que esto no sucediera.

Ahora le vemos solitario, sin apenas hablar más que lo imprescindible durante el día, y nos puede llegar a dar pena. Pero es una soledad buscada. Y es así porque Ángel siempre ha preferido dar la imagen de independiente y observador pasmado al ver actitudes y enfrentamientos que no hacía otra cosa que azuzar. Cuando llega a la casa oficial y les dice a todos que le parece horrible el enfrentamiento entre los dos grupos nadie podía prever que unos pocos días después estuviera metiendo mierda sobre unos y sobre otros, aunque con más dedicación a aquellos que habían sido sus amigos. Ángel es el topo ideal, ese personaje que con apariencia tranquila y conciliadora es capaz de dinamitar cualquier grupo o sociedad.

Egocéntrico y contradictorio, parece que solo tolera dejar de ser el único que canta en esa casa. En estos días finales cantan todos, no sé si respondiendo al refrán "el que canta su mal espanta", para intentar (infructuosamente) mantener un mínimo de interés en la audiencia, o simplemente porque les apetece. En cualquier caso, ese que apodamos como el 'iPod humano' ha perdido la exclusiva cantarina, para nuestra desgracia. Sus cánticos continuos y el eclecticismo mostrado a la hora de elegir canciones fue de lo menos molesto. En el otro extremo estuvo ese oportunismo a la hora de anunciar que donará parte de su premio a algunas ONG. Está en su línea altruista pero olvida que con la caridad no se trafica. Mejor hubiera hecho diciendo esto mismo cuando el día 27 (miércoles) reciba el maletín de manos de Iván Madrazo, como parece posible que suceda.

Con todo, siempre he reconocido a Ángel como un buen concursante. Quizá ha sido el mejor de esta edición, lo cual explicaría que haya llegado hasta aquí. Tengo que reconocer que su papel de 'buenrrollista' bienintencionado ha calado en buena parte de la audiencia, y también que ante la situación hipotética de una final dirimida por eliminación siempre he pensado que se llevaría el premio como el mal menor. Ahora bien, que no me engañen. El mal menor no deja de ser un mal. Y el triunfo de un concursante tan falso, que llega al final desquiciado y envenenado, que ha esperado siempre a la salida de sus compañeros para empezar a hablar bien de ellos, que se ha victimizado tanto y ha renegado repetidamente de esta experiencia (llegando a decir que no volvería a entrar en Gran Hermano), personalmente me parece bastante lamentable.