Esperando lo inesperado

telecinco.es 08/10/2010 07:54

Es curioso que quienes han decidido el nombre del programa especial previo a la gala de presentación de Gran Hermano 12 se decantaran por un aparentemente neutro 'Esperando a Gran Hermano'. Y me resulta curioso porque las 'promos' que llevamos semanas viendo tienen el siguiente lema: 'Lo estás esperando'. Y en la comentadísima promoción estrenada el pasado martes aparece un nuevo lema: 'Bienvenido a lo inesperado'. El verbo esperar es, hasta el momento, el gran protagonista de la edición venidera. Ni la cuarta dimensión ni el presumible futurismo de la decoración elegida para la casa de Guadalix.

No me extraña el protagonismo de tal verbo en medio de esta larga espera. Añadiendo un poco de buen humor (y mala baba) al talento natural de los autores de las promociones en esta santa casa, bien podrían habernos dicho desde el principio lo del refranero castellano: "Espera sentado". O, aún mejor: "El que espera desespera". Lo que nos esperaba era cualquier cosa menos inminente, esa es la verdad. Llámenme impaciente, pero a estas alturas uno piensa más en Serrat y ese "harto ya de estar harto ya me cansé" que cantaba el Nano. Lo más gracioso es que enlazando los mensajes de ambas promociones se puede componer una idea autorreferente e inverosímil. Esta no es otra que la de esperar lo inesperado.

Si inesperado es aquello que sucede sin esperarse que me expliquen como vamos a estar esperándolo. Suena a trabalenguas pero vosotros me entenderéis. El ejemplo de la celebrada promoción no me vale. Yo de Mercedes me espero hasta que tenga seis dedos en cada mano, o cuando menos que me convenza de su verosimilitud. Por lo menos aún no hemos llegado al guarismo prohibido, tan esperado como cualquier otro. Mucho me temo que de la edición doce pasaremos a la catorce, como en las plantas de algunos hoteles o las filas de muchos aviones. O harán como el motociclista Ángel Nieto y hablarán de la edición doce más uno. Me temo que una de las supersticiones de Milá es la referida al número trece, también conocida como triscaidecafobia (palabro donde los haya).

De momento nos hallamos esperando lo inesperado, de lo cual sabemos que el próximo jueves día 14 habrá un programa especial y no conoceremos a los nuevos habitantes de Guadalix hasta tres días más tarde. De nuevo acertó la web de siempre, al haberlo adelantado hace más de una semana. Y llamándolo precisamente 'especial', ese ambiguo término bajo el cual se puede esconder cualquier cosa. Si de ver tele (ejem) se trata, está claro cuáles son las fuentes con buena información, y ninguna cortapisa a la hora de trasladarla a sus lectores. En conclusión, se mantiene la tradición de estrenar en domingo, asentada desde hace bastantes años. Aunque el 14 se celebrará una especie de chupinazo no será hasta el 17 cuando salgan los morlacos (permítaseme el símil). O, mejor dicho, cuando entren.

Yo también tengo Gran Hermano a flor de piel, como dice en su blog Indhira, a la que felicito cariñosamente por su cumpleaños desde aquí. Y sí, estoy nervioso esperando ese momento tan esperado en el que nos prometen el comienzo de lo inesperado. Habría asegurado que no iba a ser así porque después de tanto tiempo uno tiene ya algo de callo. Tantas alegrías y algún sinsabor podrían haberse llevado la ilusión, pero esta parece intacta. No exagero nada si digo que cuando pienso en el primer día, ahora ya tan cercano, me sigo inquietando y parecen querer resucitar las mariposas en mi estómago. Tal vez sea que no estaban muertas (estaban de parranda).

Como uno es amante de las tradiciones relacionadas con este reality de nuestros desvelos (nunca mejor dicho) ya estaba esperando que se cumplieran algunos bastante remolones esta vez. Poco se había dicho de los perfiles de concursantes, y ahora vienen todos juntos a añadirse a la monserga de la gestante o el del temido virus. Como pasó con lo de las gemelas, algún día se cumplirá la previsión de que entre una chica embarazada. Esa es la historia de lo que pudo ser y no fue (Cristal abortó días antes de empezar la sexta edición). Nunca hago caso de esos rumores, no tanto porque se cumplan o no, sino más bien por lo poco útil que son para hacernos una idea cierta de los personajes tras apenas unos gruesos trazos.

No obstante, me hace gracia la similitud en los perfiles, lo cual da muestra de la poca imaginación de quien fabula así, quizá con la legítima aspiración de conseguir algo de eco. De esa forma, siempre aparece un chico que tuvo problemas con el alcohol (u otras sustancias) y ya está rehabilitado. A saber cuantos respondían a tan poco descriptivo perfil y no nos lo dijeron nunca. Pido me disculpen por mi descreimiento, pero es que aunque fuera verdad seguiría sin decirme nada. Antes de comenzar la décima edición sonaron perfiles auténticos, como el de la señora de avanzada edad. Bueno ¿y qué? Hablaban también de una joven oriental y otra de raza negra. Quizá se dijo brasileña en lugar de negra, confundiendo la nacionalidad de Liz. Esa vez medio acertaron. Pues vale.

¿Acaso me sirvieron de algo esos datos? Lo admito como divertimento tradicional, igual que es el cricket para la monarquía británica. Pero como en ese caso es de un aburrimiento insondable. Y también bastante inútil, ya digo. No me dijeron que la señora mayor fuera insoportable y bastante mentirosa, por ejemplo. Ese aviso hubiera estado bien. Lo interesante suele estar en otro lugar distinto de lo obvio y evidente. Un poquito más oculto, además de vedado para las mentes simples que hacen relaciones de perfiles personales como si hicieran la lista de la compra. ¿Galletas? Vale, bien, pero ¿María o campurrianas? Que no es lo mismo, ¡hombre de Dios!

¿Qué deberían habernos dicho para describir a algunos concursantes de pasadas ediciones? Por ejemplo, si nos dijeran que entra un chico que había sido jurado en el festival de cine de San Sebastián, ¿qué idea nos habríamos hecho? Seguro que nada cercana a Carlos H., ¿no? O si nos dicen que entraría un chico que no se separa de su plumas azul marino (puedo certificar que lo sigue llevando casi siempre, y es el mismo de entonces) y repite machaconamente las cosas nunca hubiéramos pensado que pudiera ser un solete como Iván Madrazo.

Pero si incluso lo que nos cuentan en los vídeos de presentación muchas veces no parece tener mucho que ver con el personaje. De Gema Zafra se decía que la encantaba cantar flamenco, y hasta 'El reencuento' no la escuché entonar una triste soleá. Por cierto, que Gemita es la mejor presentadora de call show que he visto nunca. Lástima que fuera en un canal perdido en mi mando a distancia, y además creo que ya dejó de hacerlo, pero aún así le doy mi sincera enhorabuena. Otros se dicen grandes cocineros y no fríen ni un huevo. Las chicas modositas terminan siendo lobas y las que parecen papearse a los chicos crudos no se comen ni un colín. ¿Verdad, Melanie? Y algún actor argentino parece cuerdo, y luego loco, y otra vez cuerdo, y definitivamente no se sabe.

No se trata de repasar toda la lista de concursantes porque es casi interminable. Tentado estaba de hacerlo con los de la última edición, pero ahí había bastantes que eran lo que parecían, para bien o para mal. Gerardo, Carol, Rebeca... en ningún momento tuve dudas. Tampoco de los que medio equilibraban la balanza por el lado positivo. Aún así me costaría definirles con una escueta frase. ¿Qué decir de Gerardo? Más allá de un apodo tan acertado como faltón. Por eso no me valen los perfiles. Ya ni siquiera me divierten.

Descubrir a los personajes con los que vamos a compartir muchas horas durante los próximos meses es parte del gran atractivo sobre el que descansa el éxito de la primera gala. También ver como será esta vez el plató, la nueva cabecera, la decoración de la casa y tantos otros detalles. En definitiva, en cada edición esperamos que todo cambie para que siga todo igual, al estilo Lampedusa. 'Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie', decía el autor de 'El Gatopardo'. Pues eso estamos esperando, en realidad. Y con eso seguiremos soñando.

Este año he decidido no repetir la propuesta de que nos contaseis lo que esperáis de un nuevo Gran Hermano. Lo he evitado por no aburrir, salvando una reiteración innecesaria dado que en general bastaría con recuperar lo dicho estos últimos años. Aunque a estas alturas, si alguien me preguntara que espero tendría muy clara mi respuesta: que empiece Gran Hermano. ¡Por el amor de Dios!

[Nos gustaría conocer tus recuerdos de GH. ¡Participa y cuéntanos! Por otro lado, creo que siguen buscando jóvenes diseñadores de moda dispuestos a vestir a Mercedes Milá en las galas. No os lo penséis más. Y dejo el vídeo de la promo más original en la historia del programa].