Laura, el triunfo del perdón
Ganó Laura, como habíamos pronosticado hace mucho tiempo. Se podría decir que es el triunfo del perdón, y pienso que es así por dos razones. En primer lugar, porque según nos reveló una guapísima Mercedes Milá, inmejorablemente vestida por Maya Hansen, a punto estuvo de no celebrarse la final de esta edición de Gran Hermano que ayer echó el cierre. Lo que evitó ese abrupto final fue, entre otras cosas, el perdón que se brindaron al día siguiente, plazo inusualmente breve en su caso. Por tanto, gracias al perdón pudo lograr el triunfo Laura.
Pero también lo digo porque me pareció algo nuevo en un concursante ganador de este programa que pidiera tanto perdón durante la fiesta final. Laura empezó a pedir perdón nada más entrar al plató, lo hizo cuando se abrazaba a sus padres, pocos instantes después de ver a Marceliano (trending topic anoche en Twitter), el rostro más perseguido en el programa durante semanas. Marceliano sorprendía a muchos porque no es ni tan mayor ni tan cascarrabias como le habíamos imaginado, pero igual la culpa es nuestra por haber fabulado tanto, y la suerte suya por ser mucho mejor de lo esperado.
Es decir, que anoche triunfó el perdón, y a riesgo de pecar de atrevido diré que ese ha sido un poco es sino de esta duodécima edición. Es más bueno que malo, aunque toda petición de perdón viene detrás de un acto que uno mismo rechaza, y a menudo es producto de un arrepentimiento sincero. Una cosa va tras otra, como se dice que tras una pelota va siempre un niño. Con el perdón hay que tener la precaución de tomarlo como lo que es, en absoluto una panacea, mucho menos una certeza de que no se volverá a repetir la razón que lo motiva.
En este caso no hay duda ninguna, pero no solamente con Laura y Marcelo sino que igualmente pasó con las broncas entre Jhota y Terry, por ejemplo. Se perdían el respeto y al rato volvían a pedirse perdón. Perdón que era atendido y aceptado casi con tanta facilidad como había sido pedido. Esto contribuye a dos cosas: a convertir la ceremonia del perdón en un hábito (lo cual no es bueno ni deseable) y a banalizarla de alguna manera.
El ruego continuo del perdón, presente durante toda la noche, desde ese duro comienzo en que se castigó a los 'totitos' poniéndoles frente a la cruda realidad de la intolerable bronca del lunes, no devalúa el premio pero sí le da a la noche un tinte agridulce, especialmente para estos dos protagonistas. Mientras Yago se emocionaba, por primera vez ante las cámaras y en prime-time, porque Mercedes le reconocía su ejemplar actitud y disposición durante los últimos días, los otros dos protagonistas de la final recibían la cura de humildad que convirtió a Marcelo en un entrevistado huidizo y con pocas ganas de explicarse, al tiempo que ponía a la ganadora en su sitio.
Era imposible celebrar el premio como si no hubiera pasado nada, sobre todo después de la noticia dada por Milá sobre la posibilidad manejada por la dirección del programa de dejar declarado desierto el premio. Tal vez Laura pudo pensar "ande yo caliente, ríase la gente", pero en el fondo estaba tocada y de ahí su frecuente petición de perdón. Aunque vi más afectado a Marcelo, que apenas respondió a aquellos compañeros que le recibieron con ganas de guerra.
Entiendo la actitud de Terry, Patricia y compañía, aunque no tanto la de Rubén y Chari S.A., quienes se defendían ante un enemigo común (en este caso dos, porque ya estaba Yago también en plató). El enemigo puso cara de dolor de cabeza, mientras Rubén se defendía con voz temblorosa y aún más cara de susto de lo normal. Si por algo me alegro de que todo haya llegado al final es por imaginar a este gaditano soso (toda la razón tenían Yago y Marcelo) con el rostro relajado de una vez. Condición sine qua non para ello es que se olvide de montajes, deje a Saray en Ferrol y busque algo para lo que esté realmente preparado. La tele no es para ti, muchacho.
No solo se cumplió el pronóstico de este gato sobre la ganadora Laura, también acerté en la posición de los otros dos finalistas. Lo dije hace unos días, me parecía que ninguno de los tres iba a quedar en un puesto coincidente con la terminación de el número de teléfono asignado a cada uno por el azar de unos globos cuyo portador, el showman Óscar, estuvo ayer demasiado callado en la gala. Le echaré de menos, no es broma. Pues bien, así ha sido también en este caso. A Laura le tocó el número tres y ha terminado primera. A Yago el 1 y terminó segundo. Por último, Marcelo tenía el número dos y ha quedado tercero finalmente.
La mitad de los concursantes no se levantó para saludar a Marcelo, lo cual da buena cuenta de las malas relaciones cosechadas por este finalista en sus cinco meses de concurso. No me gustó que renunciara a defender su paso paso por el concurso, entre otras cosas porque eso les entra en el sueldo. Pero entiendo su actitud, especialmente teniendo en cuenta que la audiencia le ha hecho finalista y, por tanto, toda crítica debe ser atemperada por el reconocimiento hacia uno de los tres concursantes que llegaron a la final.
Lo peor de Marcelo fueron sus familiares dando un tono bronco a la final antes de su llegada a plató. Lo mejor, su sinceridad sin matices ante una Laura que recibió anoche la mejor y la peor noticia posible. Por un lado estaba ese maletín con 300 mil euros, mucho más esperado que las calabazas dadas por Marcelo. Aplaudo la sinceridad del malagueño que bien podría haberse hecho el simpático anoche, dando largas y alimentando la esperanza en la parleña. Fue desolador el rostro de esta cuando Marcelo se reiteraba en su deseo de terminar su carrera (fuera de España) y continuar unos planes en los que ella no entraba.
El gran momento de Yago fue cuando después de abrazar a Silvia dijo con claridad que aunque ahora mismo su relación esté rota la sigue queriendo con locura. Si eso no es expresar los sentimientos que baje el altísimo y lo vea. Contrasta el poco apoyo recibido por Marcelo de quienes fueron sus compañeros de encierro, con el apoyo mayoritario ofrecido por los mismos al gallego.
Si no me falla la memoria, llevaban una escarapela defendido que Yago fuera el ganador los siguientes concursantes: Óscar, Jhota, Patricia, Catha, Terry, Lydia y Dámaso. Como buena gallega, Marta se decía triste porque no había ganado su paisano pero alegre ante el triunfo de Laura. Extraña tristeza de quien le retiró a Yago su apoyo diciendo públicamente en el debate del pasado domingo que prefería a esta como ganadora.
Tan extenso apoyo, por parte de sus compañeros y de casi un treinta por ciento de la audiencia, no se vio compensado con su cuota parte de protagonismo en la gala. La historia de amor de los 'totitos' mandaba, que para algo ha sido un aliciente importante para mantener el share en los tiempos televisivamente difíciles que estamos viviendo. Por eso, el pobre Yago, el mismo al que había apoyado casi un tercio de la audiencia para hacerle ganador, era despedido de la mesa para poder seguir el programa con los señores de 'quetepés'.
El triunfo de Laura es, de alguna forma, el de la zafiedad, las malas maneras y la poca educación. Pero también el de la naturalidad y la ausencia de prejuicios. Ha sido ella misma, lo cual no es poca cosa. A la generosidad que demuestra cada concursante por exponer su vida en todo momento mientras dura su encierro, en este caso se le suma que no ha puesto apenas esfuerzo en parecer mejor ni peor de lo que es.
Por eso imagino anoche a su pareja estos últimos meses temblando cuando reconocía ante las cámaras que con su novio anterior, el pobre Samu que empieza a dejarse querer por las suculentas ofertas a cambio de hablar de su intimidad en la tele, tuvo discusiones incluso peores de las que ha tenido con él en la casa. No me lo quiero ni imaginar, pero eso tiene que ser lo más parecido que existe al mismísimo infierno.
A pesar de todo, Laura ha sido una digna ganadora de Gran Hermano. Y lo ha sido por la misma razón que todos, sencillamente porque la audiencia votante así lo ha decidido. Para una mayoría importante ha pesado mucho más lo bueno que lo malo. Y bueno hubo y mucho. Su gran corazón, la entrega en una historia de amor, sin llegar nunca a aceptar que tenía fecha de caducidad (precisamente la de ayer), su simpatía o esos ojos grandes y expresivos, que ayer expresaron tristeza y alegría en diferentes momentos de la noche.
Esa Laura generosa y alegre es la que permanecerá en nuestras memorias, mientras que el pito insoportable de su voz, las malas maneras o la actitud caprichosa de niña consentida demostrada en ocasiones la olvidaremos más pronto que tarde. Por eso, y después de cinco meses de luces y sombras en que pasó de ser mi favorita a protagonizar duras críticas de este gato, ahora lo que toca es felicitarla como gran ganadora de esta edición.
Lo mismo para los otros dos finalistas y los demás concursantes. Si en algún momento alguno se ha podido sentir molesto por mi afilada pluma le pido humildemente disculpas y les doy las gracias a todos por participar de este programa que tanto sigo queriendo. En esta hora de agradecimientos también quiero decirles a los miles de lectores diarios que ha tenido este blog que sin ellos nada de esto sería posible. Sé que parecen palabras hechas pero tienen todo el sentido del mundo. Y gracias a Jordina por sus siempre oportunas correcciones, a Javier por sus fantásticas caricaturas (nos debe una, ya vendrá), a Montse por la cartelera que llevamos publicando ocho años (¡Qué mayores somos!), y a toda la redacción de telecinco.es por su entrega un año más.
Por ciertos
Los porcentajes finales fueron estos. Marcelo fue la elección de un 10'2 por ciento de los votos. Yago del 26'7 y la ganadora Laura del 63'1%.
El último por cierto de hoy está escrito en la nota de prensa distribuida el pasado miércoles por la productora del programa. Para todos aquellos agoreros que siguen hablando de las audiencias, con poco conocimiento y menos voluntad de entendimiento:
Pues eso.
Y dejo la última cartelera de hoy, con esa 'Torrenta' protagonista en este caso del reality chungo, en alguna medida.
El Gato responde
Hoy quiero emplazaros a que seáis vosotros quienes respondáis a mi pregunta. Os pido que durante este fin de semana y el principio de la próxima me digáis en los comentarios qué le pedís a un ganador de Gran Hermano. Cuáles son vuestras prioridades y por qué. No voy a pedir que elijáis dos o tres cosas, mejor cada uno con su respuesta. Prometo leerlas todas y hacer un último escrito de la temporada hacia mitad de semana recogiendo lo que me parezca más interesante, intentando ofrecer todo tipo de opiniones. Gracias adelantadas por atender mi petición.