Llegó el esperado día

telecinco.es 17/10/2010 09:31

Me acosté pensando en no pensar. No quería seguir imaginando como sería esa casa transparente y futurista. No deseaba dejar volar mi imaginación para conseguir que no siguieran pasando por mi mente personas que nunca vi y no conozco. Hice todo lo posible por no volver a soñar con una gala de estreno tan divertida como algunas anteriores. ¿Qué digo tan divertida? ¡Muchísimo más! Soñé que no volvería a soñar.

Los gatos no recordamos los sueños. Eso es más de gatas. Anoche me desperté sobresaltado por la alarma de mi móvil. Había empezado escuchando los primeros compases de la sintonía de Gran Hermano pero esta se terminaba fundiendo con el 'Mirror in the bathroom' de los English Beat. Es la canción con la que despierto siempre, una especie de broma hacia mí mismo pues lo primero que veo cada mañana es mi propio careto en el espejo del cuarto de baño. Me levanté entonces. Fui al baño pero no miré al espejo.

Cuando volvía a mi cama recordaba con extraña precisión todo lo que había estado soñando. ¡Santo Dios! Lo vi perfectamente. La casa, los concursantes, la trama sorprendente de la primera gala, el vestido de mosca (o abeja, o el insecto que fuere) de Milá. Unas curiosas ventanas, el singular 'confe', ese inmenso jacuzzi de 12 metros de largo y 1,5 metros de profundidad en el que casi cabían todos los nuevos habitantes de la casa. Había sido testigo de todo. Me había paseado virtualmente en medio de mis sueños por los 950 metros cuadrados de una casa atravesada por 150 kilómetros de cables, 74 cámaras, 100 micrófonos o 151 espejos.

Después había cogido mi coche y bajado el camino de cabras que conduce a la casa de Guadalix de la Sierra. Por la carretera nacional llegué a mi casa y al abrir la puerta estaba sonando la sintonía que tantas veces me había puesto la piel de gallina al escucharla en los días previos al comienzo de una nueva edición de mi programa de televisión favorito. Pero esta vez no me hacía ninguna gracia escucharla, y mucho menos que se mezclara con la de mi despertador.

Recordando mi sueño me había vuelto a quedar en manos de Morfeo. Unas horas después (hace tan solo un rato) he despertado con un ligero dolor de cabeza y la boca especialmente seca. Estoy cansado, como si apenas hubiera dormido. No imaginaba qué extraño sueño habría tenido hasta que he terminado recordándolo. Y justo en ese momento he caído en la cuenta de que no recuerdo casi nada. ¿Cómo puede ser que haya visto tantas cosas en mis sueños y no sea capaz de conservar más que una leve noción de todo? Aún sabiendo que solo quedan unas horas para el momento de la verdad, me inunda la tristeza.

Sin saber muy bien por qué ha comenzado a correr una lágrima por mi mejilla. Solo entonces he sido consciente de que ni el mejor de los sueños es capaz de mejorar la realidad. El futuro está a punto de llegar. Esta noche comienza Gran Hermano 12. Es un buen motivo para sonreír. Y es buen momento para que lo hagamos, especialmente los enfermos confesos de este programa, entre los que se encuentra este gato escribidor. ¿Lo vivimos juntos?

[Dejo primera cartelera de la temporada. También dejo un fragmento de La Noria, donde tanto Mercedes Milá como Jordi González hablan con cariño de este blog. Puedes consultar aquí la guía para seguir esta edición].