Marta, consejos doy que para mí no tengo

telecinco.es 01/03/2011 09:59

Marta podría haber sido la concursante perfecta si le hubiese añadido un poco de pimienta a la mezcla de personalidades que reúne. Su carácter afable y aparente buena intención hubieran tenido un complemento perfecto en la sinceridad y la valentía que no le adornaron nunca. Otro hubiera sido su paso por el programa de poner freno a su paciencia proverbial dejándose llevar más por la sinceridad de sus sentimientos, dando rienda suelta a los mismos ante todos los demás y no solamente en el petit comité de un dormitorio ante dos o tres que se decían sus amigos.

Hoy toca daguerrotipo (o perfil) de Marta, la gallega que osó ofender a sus paisanos a cuenta de un tema lingüístico y su escaso conocimiento al respecto. Me gustaría decir que antes de ir a ello voy a contar lo que ha pasado en la casa las últimas horas, pero siendo sincero he de decir que no ha habido absolutamente nada digno de mención. La prueba de la bolera sigue siendo toda una metáfora, visto que hoy la bola volvía a desinflarse como lo hace lánguidamente este programa tras haber llevado a la final a una Marta mejor relacionada con las cartas del solitario que con sus compañeros de encierro, o ese Yago cansado y asqueado por lo poco animado de su entorno. Mención aparte merecen Laura y Marcelo, pareja de concursantes que ha logrado convertir esa casa en una poco interesante 'totilandia'.

Aprovecharé, por tanto, para traer algo que no he tenido ocasión de comentar y pasó días atrás. Los señores de 'quetepés' hablaban a media voz (para mi tormento) tumbados y acurrucados. El tema es recurrente en ellos, que si yo no quiero pareja, que si la edad, que si la distancia. Excusas para explicar Marcelo su nulo interés por tener una relación con Laura fuera de esa casa, nada que no le haya dicho ya unos cuantos centenares de veces desde el primer día que tontearon. O incluso antes, porque si en una cosa se ha equivocado Laura en su relación es en pedir explicaciones incluso cuando aún no había nada entre ellos.

La parleña está convencida de que terminarán juntos, porque Marcelo llora cuando hay riesgo de expulsión para ella y básicamente cosas de ese tipo. O sea, porque lo dice ella. Otra cosa son las palabras de él, siempre sinceras, incluso cuando ofrecía su peor cara al decir que busca una chica pija de buena familia con estudios y fina en sus expresiones. Supongo que él se considera fino aunque lleve tres días con los mismos calcetines (propia confesión suya ayer), eso sin contar con los días que hace aguantar sus calzoncillos de color vino, porque mejor prefiero no pensar en ello. Tan fino como para amenazar al resto de habitantes con una guerra química saliendo de su ojete, como gusta de decir su novia.

El caso es que en medio de la conversación de siempre, no resuelta nunca hasta el momento, Laura se destapó con una frase lapidaria, tan ofensiva para Marcelo como poco favorecedora para quien la pronunció. Dijo esta concursante: "En mi vida, todo lo que he querido siempre he terminado consiguiéndolo". La textualidad es discutible porque estoy hablando de memoria, y no tengo anotada la frase en mi moleskine, posiblemente porque me dejó tan paralizado que no acerté a mover un músculo hasta un rato después.

No solamente viene a decir que la voluntad de Marcelo vale una mierda porque si ella lo quiere lo va a tener. Lo peor es que no deja de ser una oda a una vida fácil, el auténtico culto a medrar sin esfuerzo. No hace falta que me esfuerce porque basta con que lo desee para tenerlo antes o después, parece querer decir Laura. ¿Para qué iba a intentar convencer a su chico de nada? Si sabe que lo tiene ganado por intervención divina.

No quiero adelantarme al daguerrotipo de esta concursante, solo diré que ya podía haber avisado de esto mucho antes, evitando mucho trabajo a este gato analista. Ahora ya tengo claro cuál es la razón de su carácter destemplado, sus gritos, las faltas de respeto a todos (incluido su novio), los desplantes y demás. ¿Para qué esforzarse en molestar menos y ser mejor persona? No le hace falta, conseguirá su propósito sea como sea.

Daguerrotipo de Marta

Marta le ganó la partida a Mireia, con quien tuvo una relación inmejorable, cuando Joaquín se decantó por ella aunque sin dejar de expresar sus dudas sobre si no le interesaría más una chica seria y madura, como la catalana. Marta venció pero no convenció y su hora sin cámaras fue la más sin sustancia de cuantas hemos conocido. Tanto que este gato desconfiado llegó a dudar si realmente habían tenido sexo. Aunque pasado algo de tiempo ha logrado atemperar sus críticas, llegó a romper una nota del onubense ofendida por un gesto de este y alguna confidencia sobre lo que había ido diciendo de ella antes de ser expulsado.

Joaquín le llamó "golfilla" (frase que nunca existió oficialmente y cuando salga Marta tendrá que hacer un acto de fe para creerlo), aunque no fue eso lo más importante. Peor que mostrase ese desdén hacia ella hablando con Jhota, Marcelo y otros, una vez habían quedado separados en casas diferentes. Antes de enterarse de esto, al menos parcialmente, Marta ya había quedado decepcionada al encontrarse con él en la sala de expulsiones y comprobar su fría reacción. No le hizo la cobra pero a punto estuvo, manteniendo las distancias con la chica que había protagonizado con él algún apretón bajo las sábanas, además de la citada hora sin cámaras.

La mayor decepción ante este episodio fue ver cómo en el momento de la despedida ni siquiera se volvía para mirarla, abrazando de espaldas a Lydia y dejándola con ganas de hacer una de esas escenas de película en la que alguien parte en tren y su amor corre persiguiendo el vagón para prolongar la despedida. Nada de eso pasó, y desde entonces ella vio a Joaquín con otros ojos. Entonces fue cuando habló, con esa grandilocuencia tan suya, de palabras que se las lleva el viento y huracanes que habrían de llevarse los pedazos de la carta que rompió delante de las cámaras de la sala de confesiones.

El fallo de esa escena, he de decir que bastante peliculera también, fue conocer el contenido de la nota en cuestión. Nada de palabras de amor, muestras de pasión y promesas de más noches de amor desesperado. Nada de esto, sencillamente decía: "Ahí te mando tu cojín, que se te olvidó en esta casa". Era un cojín con su nombre bordado, el cual ignoro dónde y cómo se terminó perdiendo. Y es que a Marta le gusta un drama más que a un tonto una tiza. Ella vive por y para el drama, esperando el momento para sumirse en uno de esos periodos de bajón que tanto le gustan porque le ayudan mucho (o eso dice), encontrando su reafirmación como persona dando consejos no pedidos a sus más afines.

Consejos que da a los otros sin pararse a pensar si no es ella quien los necesita. Tal vez debería haberse planteado aplicar esa dudosa sabiduría de 'Cosmopolitan' que destilan sus consejos para aplicárselos en algunos momentos. De esa forma igual no habría dejado escapar a Yago, esperando con envidia que se terminase enrollando con Catha. Sé que esto es tan solo una convicción personal, que no quiero dar como algo comprobado, pero vi con claridad cómo sufría en silencio (como decía aquel anuncio de las almorranas) el acercamiento de la venezolana al 'modelo internacional', lo cual finalmente quedó en nada.

Es una muestra más de lo pusilánime que se ha mostrado la gallega en su paso por este concurso. No se atrevió a acercarse nunca a Yago, aunque desde el principio le lanzó los mensajes suficientes para que un chico sepa del interés hacia él y decida por su parte un acercamiento. Esto no sucedió nunca y, de nuevo, la sala de expulsiones fue determinante para ella. Allí donde había tenido la decepción con Joaquín, se encontraría a Yago también tras haber estado unos días separados en casas diferentes. Entonces le miró a los ojos y supo de repente todo sobre él, adivinando que se trata de un ser especial. Lo contó casi como quien ve una aparición.

A decir verdad, por muy burda que sea su poética tiene la belleza de las cosas verdaderas. No dejaré de agradecerle esa sinceridad, por mucho que haya hecho bromas sobre todo esto durante el concurso. Ella lo vive así, estando su mundo tan separado de la realidad como el de Lydia. La burbuja de Marta está llena de amigos a los que dar consejos, quizá esa sea su forma de filtrar todo aquello que no se atreve a decir de otro modo.

Si hago una síntesis de lo dicho hasta el momento, tenemos una chica voluntariosa, amiga de sus amigos, emotiva y sensible, siempre dispuesta a ayudar a los demás, dedicando sus mejores consejos a los otros. ¿Qué debería haberse aconsejado a ella misma? Tal vez ser más franca y decir ante el colectivo en su conjunto lo mismo que decía ante el reducido grupo que siempre necesitó a su lado. Tan reducido ha terminado siendo que ahora mismo, a escasos diez días de la final y dos días antes de la última expulsión, su grupo es ella misma en su mismidad. Marta se mueve bien en las distancias cortas, donde se envalentona y asegura una vez tras otra que no la conocen enfadada porque entonces es otra persona. No me puedo creer que en más de cuatro meses no la hayamos visto enfadada de verdad ni una sola vez.

A Marta se le va la fuerza por la boca. Yago le cuenta que Marcelo ha hablado de ella, diciendo que Laura no la traga, y en ese momento se hace la ofendida prometiendo huracanes de esos que tanto le gustan sobre el papel. Pero el huracán nunca llega y delante de la parleña se convierte en corderito que endulza la situación evitando las aristas demasiado afiladas e incómodas. Esa es Marta, una persona a la que le gustaría vivir en un mundo romo, sin mayores complicaciones. Una fiera en la intimidad de los más cercanos y un peluche en sociedad.

Esa forma de ser tan voluntariosa parte de la base de un aforismo tan falso como inocente: "todo el mundo es bueno". Pues no, y pensarlo lleva a experimentar una decepción tras otra. Se me vislumbra que ahora mismo Marta ha llegado a su límite de desengaños, aunque también es posible que no lo reconozca nunca y si es la última expulsada estoy bastante seguro de que el jueves pintará todo de color de rosa, haciendo un esfuerzo titánico cuando se vea obligada a contar lo peor de su experiencia.

Y lo peor quizá sea eso, que ha vivido una decepción tras otra, dando bandazos en su caminar por esa casa. No ha sido un camino de rosas para ella, posiblemente no lo sea para nadie. Las circunstancias le han obligado a ir dando bandazos, recomponiendo el grupo reducido de personas con quien ella gusta de compartir la mayor parte de momentos. Marta es de pequeños grupos, cohibida e incómoda delante de mucha gente. Pero Mireia se marchó a las primeras de cambio, Joaquín también la dejó pronto tras la fugaz aventura vivida por los dos. Y luego hubo de ver cómo se iban marchando todos sus amigos, los más cercanos, aquellos que se habían ganado un hueco en ese espacio reducido suyo.

Hasta que se quedó ella sola en la casa, rodeada de gente pero sin los más afines. Yago era la excepción, pero él más que un amigo es un hermano, más que un pilar al que sujetarse en los peores momentos es un ángel caído del cielo para ella. Por eso tuvo que adaptarse y cambiar de amigos, eligiendo a Laura y Marcelo justo cuando estos se apartaban del grupo con quien habían pactado las nominaciones semana tras semana. Pasado el tiempo ha logrado mantener la buena relación con Laura, a quien no ha nominado nunca desde entonces, pero no ha sucedido lo mismo con Marcelo.

Ambos se han nominado mutuamente varias veces, aunque la rabia expresada por el 'malaguita' hacia la gallega no ha tenido réplica en ella. Y es que Marta no alberga espacio para el odio, a no ser que esté delante de un pequeño grupo de personas, como cuando le decía a Yago que si Laura fuera a hablarle de Marcelo le diría que se fuera a contarlo a la madre del topo... o sea, "a topota madre".

Marta fue trabajadora y más responsable que la mayoría ante muchas de las pruebas semanales. Gracias a ella ganaron alguna y deberían haber hecho lo propio con la del baile, puesto que fue la responsable de que salieran bastante airosos de la prueba. Además, ha demostrado lealtad y una pasmosa facilidad para no guardar rencor, aun después de escuchar cosas tan duras como las dichas por un Yago que la hizo llorar mientras decía que su enfado y frustración era con ella misma. Diré que esa actitud algo sumisa ante Yago solo tiene una explicación: ángel puede ser pero de hermano nada. En tal caso, ya le hubiera gustado adentrarse en las prohibidas aguas del incesto.

Con buenos mimbres el conjunto no resultó como cabía esperar, a pesar de lo cual esta concursante ha llegado casi hasta el final. Tengo la convicción de que con poco habría logrado llevarse de calle el maletín. Hubiera bastado con un momento, ese gran estallido que algunos estuvimos esperando hasta renunciar a ello extenuados. Estoy seguro de que si en el momento adecuado se hubiera liado la manta a la cabeza y hubiera estallado mostrando personalidad y valentía, entonces muchos nos habríamos rendido ante una concursante que tenía bastantes virtudes para convertirse en ganadora. Confieso que me he llevado unas semanas deseando que esto pasara, expectante y casi emocionado pensando que de un momento a otro tendría que rendirme ante ella. Se quedó en un sueño, convertido en la pesadilla del triunfo de los 'totitos'.

Por ciertos

Me gustó el juego de destacar una cualidad, positiva en casi todos (para Rubén hubo de nuevo algo de cera, aunque más compensada esta vez). Por eso aprovecho este espacio para recoger brevemente lo dicho por Laura, Marcelo y Yago sobre algunos de sus compañeros de concurso.

Óscar: espontáneo; Edu: gracioso; Joaquín: zorro del desierto, caballero, gentil; Rubén: humilde, soso, trabajador, responsable; Chari: guapa, explosiva, lista; Anup: trabajador, generoso, cariñoso; Jhota: buena gente, muy buen tío; Patricia: extraña, ¿?; Catha: buena gente, cariñosa, madura; Terry: espontánea, tiene dos pelotas, lo que más le gusta a Yago es que "da la cara por los suyos, a muerte, y eso es digno. Se ha peleado con todo Dios, no se ha escondido".

Como en el resto de perfiles, la caricatura de hoy está rescatada de la publicada en su día, obra de Javier B.V.

El Gato responde

¿Por qué la encuesta tuya de los nominados no cambia en toda la semana? Acaso solo se vota el primer día.

Siento decirte que dices algo falso. Sin ir más lejos, hace unas semanas tras los 1.000 primeros votos Marcelo tenía un 52% y Terry un 17%. Al final de la semana, con más de 90 mil votos, estaban igualados al 42% con 51 votos más para Terry.

Se vota durante toda la semana (se va viendo el progreso de votos, 90 mil son muchos para un día solo) y a veces hay cambios sustanciales. Por tanto, tu observación se basa en algo absolutamente incierto.