Alessandro, a Noemí: "¿Cuántos corazones tienes tú para dejar por ahí a la gente?"

telecinco.es 08/05/2012 09:58

Alessandro era elegido anoche por el 38.9% de la audiencia para convertirse en el primer finalista de esta edición, pero él no lo sabía. Sus compañeros quedaban desolados por su supuesta expulsión, completamente inesperada. Creo haber visto a Pepe más afectado incluso que cuando salió Marta de la casa. El propio Alessandro no entendía nada, ni en el peor de los supuestos había previsto este sorprendente desenlace para su historia en Gran Hermano. Mucho menos lo que habría de venir un rato más tarde.

Los teléfonos se cerraron exactamente a las diez de la noche, igual que sucederá de ahora en adelante en esta fase final del programa. Solo han tenido que pasar doce ediciones y casi una más para que el programa tome una decisión como esta. A partir de ese momento comenzaba una gala inenarrable. Televisión en estado puro que convirtió tres horas en un auténtico suspiro. Si tuviera que dar una clase de cómo se deben hacer las cosas en este medio no dudaría en poner este programa, entre las once menos veinte de la noche y las dos menos veinte de la madrugada. Y para los más aplicados les dejaría viendo el directo hasta las cinco, seis o siete de la mañana. El no va más.

No sé si estaba previsto que Noemí subiera a la sala insonorizada del plató, donde se estaba celebrando la entrevista a un supuesto expulsado, que hasta el final no descubriría que en realidad era el primer finalista de esta edición. Según parece a la exconcursante le comunicaron sobre la marcha que debía subir. No estaba en el guion que habíamos imaginado, por lo cual los enfermos de Gran Hermano nos pusimos de uñas una vez más, y con razón. "¿Cómo? ¿Noemí presionando a Alessandro? No debería de subir", era lo que dijimos muchos en ese momento. Y ahora personalizo y hablo tan solo de este modesto cronista, torpe a veces, para decir que me estaba equivocando.

Era imprescindible que Alessandro pudiera decirle a la cara a Noemí lo que pensaba al ver las imágenes de Brasil. También que ella tuviera la oportunidad de hacer aquello que no hizo en la casa de Guadalix: explicárselo antes de que lo viera. Como dice el fantástico personaje de la reina de Inglaterra en la película 'Shakespeare in love', cuando los caballeros presentes van a tender sus capas para evitar que pise un charco: "Tarde, muy tarde". No era el momento. Ese recurso a la desesperada aprovechado por Noemí resultaría tan baldío como esa forzada contención que la llevaba a rectificar los humos con los que empezó su intervención, sentada a la derecha del italiano.

La entrevista a Alessandro tuvo un ritmo perfectamente estudiado. Las imágenes de Noemí en Brasil se hacían esperar, lo cual respondía a la cadencia deseada. Por un lado se incrementaba el suspense, pero también servía para ir preparando al protagonista. Por mucho que imaginara lo que le podía venir jamás sus suposiciones podían tener un efecto tan potente como unas imágenes. "Estamos en el siglo de la imagen. Para bien o para mal, sufriremos más que nunca la acción de la imagen", dijo Gastón Bachelard a principios del siglo pasado. Hoy la imagen está más presente que nunca, condicionando nuestras vidas. Y Gran Hermano es el ojo de todos, como tengo dicho.

Anoche, Alessandro recibió una bofetada catódica en una sucesión de momentos en los cuales Noemí compartía momentos con el brasileño Fael que hasta ahora solo había podido imaginar. Al comenzar la entrevista había declarado: "Deseo que no me espere nada malo". Sus deseos no iban a ser cumplidos esta vez. Hasta poco después de subir Noemí a ese espacio en los cielos de un plató de Fuencarral, Alessandro solo había ido recibiendo indicios de que lo peor estaba por venir. "Mis dudas a lo mejor tienen razón", llegó a decir durante la exasperante espera.

En definitiva, le estaban preparando como en ese chiste del árbol y el perro. Un estudiante es beneficiado por una beca en el extranjero y deja a un amigo a cargo de su perro. Unos meses más tarde este se ve en la incómoda obligación de comunicarle una mala noticia a su amigo y le escribe un correo: "Tu perro se ha matado al caerse del árbol al que se había subido". Tras asumir el trago, el becado estudiante contesta a su amigo a vuelta de correo reprochando sus modos poco delicados a la hora de comunicar noticias tan fatales. "Deberías haberme puesto primero un mensaje diciendo 'tu perro se ha subido a un árbol', al final de unos días otro diciendo 'tu perro se ha caído del árbol', luego uno más con algo así como 'tu perro está en peligro', para finalmente comunicar el deceso", le decía en la misiva. Un par de meses después muere la madre del estudiante y recibe otro mensaje de su amigo desde España con el siguiente texto: "Tu madre se ha subido a un árbol".

Pues bien, a Alessandro le fueron avisando de que su 'Chita' se había subido a las ramas de Fael, a quien ella decidió llamar Rafa desde el mismo momento que volvió a pisar la casa de Guadalix. El momento definitivo tendría que llegar y lo hizo tras la confesión de parte realizada tardíamente por Noemí. No valió de nada y las primeras palabras del italo-gallego fueron estas: "No te voy a decir gracias por ridiculizarme de esa manera". Ni el Alfred Hitchcock de sus mejores obras hubiera sido capaz de imprimir a esto un ritmo tan endiablado, nunca mejor dicho. La tensión se extendía por toda España y parte de Brasil, conectando una casa y otra con vatios de expectación. Anoche se electrificó el share, amigos.

"¿Me hablas de sentimiento? ¿De amor? ¿De qué me hablas?", le decía Alessandro a Noemí, con ojos llorosos pero con toda crudeza. A pecho descubierto se dejaba ver, por fin. Después de pasar tres meses en la casa dependiente de Noemí, contenido y tibio, casi mimetizándose con el mobiliario, Alessandro dejaba de cubrirse para mostrar su herida. Todavía en frío acababa de ver a Noemí decirle a Fael: "Te dejo mi corazón", y ya sangrando le contestaba esto: "Le dijiste a Fael: 'Te dejo mi corazón'. ¿Cuántos corazones tienes tú para dejar por ahí a la gente?". En ese momento nos hizo abrir los ojos a muchos, descubriendo un Alessandro desconocido.

Seguía con la herida abierta, y así estará durante días, diciendo esto: "De lo que estoy contento es de que mi corazón se quedó aquí (señalando la parte izquierda de su pecho). Yo no se lo doy a nadie si no se lo merece". En ese momento parecía claro que no elegiría a Noemí para unir a ella su destino. Preguntado por una amiga antes de comenzar la gala contesté que la elegiría a ella, pero me cubría al añadir: "Aunque no apuesto ni un euro". Las cartas estaban echadas y la reacción de Alessandro estaba siendo más enérgica de lo esperado, de forma directamente proporcional al impacto que le estaba suponiendo descubrir la jodida realidad, también más profundo de lo que habría imaginado.

Apenas hubo diálogo entre los dos. Ya conocemos a Noemí en circunstancias difíciles, aunque esta vez ni balbuceó ni amenazó con hacer la maleta y marcharse. Por cierto, esa maleta que dijo no haber preparado pero sus fans la habían visto en el aeropuerto cargada con una de grandes dimensiones. Mentirosa hasta el final, no cabía esperar otra cosa. Uno de los pocos diálogos entre ellos fue el siguiente. Aless: "¿Ahora qué quieres?" Noe: "Yo no quiero nada". Aless: "Pues ya está, no me hables más".

No era retórico el "no me hables más". Poco después decía que no volvería a hablar con ella. Se lo decía a una Mercedes Milá maestra en respetar los silencios y dejar que afloren los sentimientos para que la cámara los retrate y el espectador se los devore. También repetía lo mismo tras volver a la casa, en este caso esa nueva donde vivirán los elegidos la angustiosa espera que les conducirá en volandas hasta la final.

Alessandro mostraba su amargura en una de las frases más duras que le pudimos escuchar anoche, al menos desde mi punto de vista: "No le hice nada para que ella se portara conmigo así". Una amargura que le acompañará durante un tiempo. Tras su última experiencia amorosa no termina de explicarse su mala fortuna en las relaciones afectivas. Porque claro, eso de dejar la infidelidad solo para cuando hay amor me hace mucha gracia. El amor surge de repente o se va fraguando con el tiempo. Depende de las personas y sus circunstancias.

No creo que los italianos sean diferentes en eso, más me inclino a pensar que Ales tuvo la intuición de que Noemí podía estar utilizando su "hamor berdadero" dentro del juego, como expresó anoche con claridad meridiana. Significativo que piense esto y se atreva a verbalizarlo alguien que lo ha vivido en primera persona. Es lo mismo que hemos repetido muchos hasta la saciedad, contra viento y marea, desde hace mucho. Esto demuestra lo despistados que van quienes nos acusan de no haber vivido ahí dentro a quienes damos nuestra opinión allá donde nos dejan. Como si fuera imprescindible para darse cuenta de lo evidente. Por el amor de Dios, ¡si algunos de los que allí estuvieron no se enteraban de nada!

Supuse que Alessandro no podría dormir esta noche, igual que si hubiera jugado la final de un campeonato de fútbol. He escuchado a muchos futbolistas contar que en esas circunstancias no hacen otra cosa que repetir en su mente el partido paso a paso de nuevo. También escuché lo mismo a algún torero. El problema es que la faena de Noemí a Alessandro ha sido mucho más larga que un partido con prórroga y penaltis. Esta mañana, justo en el momento que escribo estas apresuradas líneas tras una de las noches más bonitas y más intensas de la historia de los doce años de este programa, veo a Pepe y a Alessandro desvelados, cada uno en una casa, anexa una de la otra.

Pepe no pega ojo, y tras ir de un lado para otro ha terminado preparándose un poco de crema de cacao untada en un currusco de pan. Alessandro se acostó sobre las ocho de la mañana y se ha levantado poco después. Está en el jardín con los ojos inundados en lágrimas, ahora mismo cabizbajo. Parece como si los dos amigos estuvieran pensando el uno en el otro. Aunque Alessandro tiene mucha más tarea por delante. Su cabeza ha de ser un hervidero lleno de emociones, la mayoría negativas y alguna buena.

"Tengo algo más que decirte", le comunicaba Milá después de haberse despedido de sus compañeros, ocultando con bastante eficacia su emoción y la decepción enorme que acababa de sufrir. "¿Buena o mala?", preguntaba él. Era buena, ya lo creo que sí. No estaba expulsado por la audiencia, como había creído hasta ese momento, sino que se había convertido en el primer finalista de esta recta final del concurso, distinta y bastante desconcertante. Entonces Alessandro rompía a llorar como un niño, con la cabeza entre sus manos y el abrazo siempre atento de mi querida Mercedes.

La historia parecía tener final feliz y cualquier director de una de esas comedias románticas de Hollywood se habría contentado con haber llegado hasta aquí. Pero aún había más. Alessandro debía elegir a su "más uno", quien ya sabemos que no formará parte del palmarés de ganadores sino simplemente tendrá esa compensación del premio y la segunda oportunidad de vivir unos días en la casa de nuevo. Elección sorprendente, tanto la primera como la segunda. Menudo guionista este Alessandro, lo cual digo más en serio de lo que parece. Descartado que eligiese a Noemí, de repente se decanta por David. Está visto que las segundas oportunidades no valen para todos y el aspirante a bombero que abandonó por recuperar su amor no podía acompañar al primer finalista precisamente por esto último.

La segunda elección era Marta, rara avis en esa grada. Solo felicitada por el propio David y por Mary Joy, medio repudiada por el resto de sus compañeros, podemos considerarla una exiliada de 'Reventolandia'. La ira entre la mayoría de los exconcursantes podía cortar el ambiente en el plató. Llegué a temer que terminaran por reventar de verdad. La elección de Alessandro había sido libre y no condicionada, tomada tras haber podido observar quiénes se sentaban allí abajo. Creo que valoró el hecho de que Marta fuera salvada tantas veces. Tal vez también su buena relación con Pepe y Pipi, a quienes agradará saber que tiene opción a un premio. Todo un acierto puesto que muchos le deseamos lo mejor a esa Marta que desde anoche mismo nos ha vuelto a alegrar el directo. Atenta con Aless, perfecta oreja para escuchar todo lo que él necesitase contar y alegre como siempre. Ella merecía estar en la final, y lo estará de algún modo. ¡Bravo!

¿Se puede decir que Alessandro se ha ganado el maletín anoche? Creo que no, aunque ciertamente le veo con una porción casi en sus manos ya. Estuvo superior en la entrevista, deshaciéndose de esa mochila incómoda por tóxica. La mentira es peligrosa y contagia todo lo que la rodea. Ahora bien, que no olvide el italiano que él ha sido quien es en este programa gracias a Noemí. Sin ella habría pasado sin pena ni gloria, como un bonito mueble de pelo alborotado, escasa iniciativa y menos protagonismo. Su perfil se aleja mucho del de ganador de este programa, y no me cabe duda alguna de que hubiera sido expulsado en las primeras semanas de no haber comenzado su tonteo con la canaria. No solo ella se benefició de la relación entre ambos.

Observatorio de nominaciones

En una gala tan intensa lo de menos eran las nominaciones, cuyo interés ha decrecido de forma considerable sabiendo la mecánica de esta fase final, al menos parcialmente. Incluso nominaron después de la despedida de Alessandro, lo cual les volvió a pillar a contrapié cuando alguno ya se había puesto el pijama.

En todo caso, nominaron así:

Hugo: Dani / Sindi

Dani: Hugo / María

Pepe: María / Dani

María: Dani / Pepe

Sindi: Hugo / María

Los nominados para elegir al segundo finalista son Dani, Hugo y María. Particularmente preferiría que fuera elegido Hugo, no tanto por llevar allí desde el principio sino porque Dani cada día me parece más sobreactuado y María es demasiado pasiva para merecerlo.

Sindi volvió a nominar a María en lugar de a Dani, después de venderle otras de sus infumables milongas a la jerezana. Si llega a nominar a Dani y no a Hugo habrían quedado todos nominados y se habría resuelto la gran duda y el enorme temor de buena parte de la audiencia sobre las distintas posibilidades que tendrán unos concursantes con respecto a otros para ser elegidos como finalistas. No todos tendrán las mismas posibilidades aunque todos tengan alguna. De momento, Pepe y Pipi, salvados de la nominación el jueves y ayer, hay dos posibilidades que ya han dejado pasar. En el peor de los casos no podrán llegar los dos juntos. Las explicaciones que previsiblemente llegarían anoche se quedaron en un innecesario acto de fe solicitado a la audiencia. Mejor información que fe, sin ninguna duda.

Con todo, no hay que descartar que puedan llegar ambos concursantes a la final. Habrá que seguir esperando para ver lo que nos tienen preparado, aparte de la posibilidad de que uno de los dos quede nominado este jueves. Por lo visto anoche serán cuatro los finalistas, ya que son cuatro los guri-guri de la nueva casa. Esa es mi apuesta desde el viernes pasado, y siendo así apuesto a que el último en elegir pueda también hacer "más uno" a uno de los dos finalistas. Aún así, no llegarían los dos a la final en igualdad de condiciones con el resto, puesto que no podrán ser finalistas de pleno derecho.

Moleskine del gato

Muy breve aunque hay miles de cosas que comentar. Dejo casi todo lo anotado en mi libreta para mañana y días venideros. Solamente rescato dos cosas. Primero algo que decía Alessandro hablando con Marta esta madrugada. Su tesis sobre este "dale la vuelta" era que habrá cuatro finalistas (coincidimos, creo que él también vio un guri-guri con su rostro y otros tres con el ojo de Gran Hermano). De ellos piensa que otros dos serán elegidos como él anoche. Entonces quedarán tres concursantes en la casa y el 'italianini' piensa que con ellos pueden hacer una falsa final que elegiría al cuarto. Son sus palabras, yo ni quito ni pongo. Solo digo que suena muy bien esa tesis. Se lo compro.

Y lo segundo es que Pepe y Pipi terminaron esta madrugada con un abrazo en el sofá. ¡Habemus reconciliación! Obcecado y algo injusto, el bailaor defendió su forma de ver las cosas con el mismo encono y sinceridad que siempre. Seguro que está equivocado en muchas cosas pero veo la realidad igual que él. Y eso me pierde, súper. ¿Es grave? súper. No me digas que cambie porque no puedo. Gracias por venir (supongo), súper.

Y dejo caricatura de Hugo, como siempre por el genial Javier B.V.