No podía empezar mejor

telecinco.es 20/01/2012 09:22

Tras una larga espera de 315 días, Gran Hermano ha vuelto a nuestras vidas y lo ha hecho de la mejor forma posible. No podía empezar mejor esta edición que entreteniendo, venciendo y convenciendo. Una casa al revés, el arca de Noé, la cocina inclinada y la casa enana de 'Alicia en el país de las maravillas' fueron escenarios ficticios para un comienzo arrollador, posiblemente la más entretenida gala de presentación desde el nacimiento de este programa.

No sé si es la mejor de las habidas, pero estoy seguro de que está entre las más entretenidas e imaginativas. El manejo magistral de la emoción, la presentación de los concursantes con vídeos en los que se entremezclan cortes grabados por el programa con otros cuyos autores son los propios protagonistas, la sorpresa de ir situando la acción en escenarios singulares antes de dejarles conocer la casa casi a un mismo tiempo a todos, nos tuvieron sin pestañear durante horas.

Es importante no odiar a los concursantes la primera noche por un vídeo de presentación que muy habitualmente da la impresión de estar guionizado. Esto no sucedió anoche, lo cual acompaña a un casting bien distinto al de la edición anterior, cargado de personas normales, absolutamente anónimos todos (como se había prometido) y sin provocar la sensación generalizada de que estén buscando convertirse en divos televisivos, tronistas o 'viceberzas'. Un aplauso, por tanto, para esa selección de concursantes, y gracias infinitas por hacer caso del clamor popular.

Con esos mimbres, fundamentales para hacer algo más que una buena gala el día del estreno, lograron anoche imprimir un tempo mágico al programa. Ni demasiado lento ni excesivamente atropellado. Y sobre todo, mantuvieron las incógnitas con maestría. Continuamente se iban sucediendo las sorpresas e íbamos teniendo conciencia de nuevos datos y novedades de este GH 12+1. En algún momento llegué a esperar que Mercedes Milá, emulando al llorado Steve Jobs, dijese aquello de: "One more thing". Pero en lugar de una keynote de Apple estábamos viendo Gran Hermano.

Mercedes estaba más guapa que nunca, encantada de ir dosificando la información, comandando el gran espectáculo que nos regalaron anoche. Mayte Méndez de Vigo la había vestido de gala, como corresponde a una noche así, con un elegante modelo en negro. Especialmente bonitos los zapatos de caballero tipo Oxford, y fiel (siempre lo es) a sus complementos Verili. ¡Enhorabuena!

No mostraron la casa hasta muy tarde, provocando un auténtico deseo en el espectador, casi una necesidad de ver todo ya. Ni siquiera revelaron todas las incógnitas porque aún no sabemos exactamente cómo se nominará, o el papel que desempeñará para ello esa sala insonorizada en la planta superior de un sorprendente plató. Es casi imposible construir algo así contando con las justitas dimensiones de ese viejo estudio.

Tampoco sabemos la forma en que se elegirá al concursante que entre cada semana (el más uno), salvo el primero que deberá haber participado en una puja que al poco de abrirse llegó a la astronómica cifra de los diez millones de euros y ahí se detuvo. Habrá que determinar si se trata de pujas falsas, porque superando el millón hay una veintena. O nos hemos vuelto todos locos o ahí sí que hay gato encerrado (tenía que decirlo algún día).

Incógnitas abiertas que benefician todas ellas a que se siga hablando del programa durante los decisivos primeros días. El recelo que entre algunos puede despertar la subasta de una plaza de concursante en eBay classic puede desaparecer si pensamos que: solo será el primero de los que se irán incorporando semana tras semana y es previsible que la audiencia le expulse a las primeras de cambio para demostrar que con dinero no se compra el cariño de nadie.

Esto para quienes no se hayan convencido con el destino benéfico de lo recaudado con la subasta, que irá a Cruz Roja Española. En definitiva, esto es como cuando Richard Branson (presidente fundador de la compañía Virgin) se gasta un pastizal en hacer un viaje espacial. La ventaja es que en este caso siempre podemos mandarle para casa con una inversión mucho más modesta individualmente que la suya.

Como decía antes, de nada serviría tener un novedoso y moderno plató lleno de pantallones, o una casa más grande que otras veces y bastante bonita (tiene piscina, gimnasio y hasta un billar, estrenado ya esta misma madrugada), si los elegidos no acompañan. Según iban apareciendo en escena fuimos viendo que hay más de dos y más de tres que van a darnos muchas situaciones y frases inolvidables. La primera fue Sindia (aunque ella se hace llamar Sindi), que llegó a situar entre los trending topic mundiales la palabra "mondarinas". De ahí a los "molocotones" y las "cocretas" hay solo un paso. No en vano, avanzada la noche, le preguntó esto a una compañera que había afirmado ser dueña de un perro: "¿Y de qué marca?".

Difícil lo tendría si hubiera de elegir entre esa frase de Sindi o la pronunciada por Noemí cuando Pepe 'Farruquito' habló de que le había quitado el equipo del programa sus calzoncillos. Haciendo chiribitas con los ojos, la surfista de Lanzarote dijo: "Unos calzoncillos del toma-toma-elastiquillos". ¿Acaso la entendió alguien?

Zulema, otra de las grandes protagonistas de la noche, afirmaba ya de madrugada que: "No te dan todo tu tabaco, te dan un poco cada día... Te lo razonan". Obvió dar las (inexistentes) razones, claro está. Lo de Hugo a la propia Zulema fue más prosaico cuando se planteaban cómo lo harían en la ducha transparente: "Pues dúchate en pelotas", dijo el del Val d'Aran. ¡I agree!

A Sindi 'mondarinas', descartada como concursante y teórica suplente, la marearon por el centro de Madrid para sorprenderla en Callao con Milá en la gran pantalla de un cine (dadle unos años y Callao puede dejar pequeño a Times Square). Se podría añadir a la competición de frases de la noche otra de la concursante de San José de la Rinconada (Sevilla), que mucho me temo se va a llevar el premio sin competencia posible. Para definir la plaza de Callao de Madrid decía Sindi que: "Estaba en una plaza en Madrid, todo así escampao". Me parto.

Luego entraría dada la vuelta, en tirolina y colgada por los pies, a la casa del revés donde la estaban esperando Noemí, Pepe, Azucena y Michael. Noemí es un torbellino de colores, debió pensar Pepe. Está obsesionada con la limpieza y el orden, pasó por el ejército aunque no duró más de tres meses y tiene unos ojos enormes. Pepe se apellida Flores aunque no está documentado si pertenece a la familia de la gran Lola. Es artista, bailaor para más señas, y una mezcla entre Farruquito y mi amigo Tab (si lee esto me mata), aunque con un toque siniestro que le deja más cerca del primero.

Azucena es empresaria toledana y parece tener razón cuando dice que nada consigue pararla. A pesar de la malformación de su mano, hace mecanografía y toca la flauta, entre otras muchas cosas. Michael, por su parte, es policía local de Huelva y lleva meses sin cobrar, lo cual indica que puede estar de muy mala leche ya de entrada. Yo, al menos, lo estaría. Es un poco como Carlos H. (GH 10), o sea, un poco fantasmita aunque en este caso uniformado. ¡Tiembla, Guadalix!

Los del arca de Noé tenían que emparejar animales como adelanto de la prueba semanal. Lo hicieron temiendo a las alpacas, que son como llamas un poco menos cochinas. Allí entró primero Mary Joy, una filipina de Valencia cuyo nombre ha sido rebautizado como "María Alegría", aunque yo no puedo evitar pensar en la semejanza fonética con "Ladyboy", que es muy de Filipinas. Dice que para los filipinos "el secreto de la felicidad consiste en hacer siempre lo que uno quiere", o sea, para ellos la felicidad debe ser pura utopía. Luego llegó un Juan motorizado empeñado en gestionar a su antojo la información sobre su profesión de cura, lo cual malogró Mercedes cuando le habló de la Misa del Gallo, llamándole "pater". Al final se terminaron de enterar mientras cenaban (a eso de las dos de la madrugada).

Juan es un poco la mezcla de Dadi (aquel legionario de Ceuta obsesionado con el concepto del eslabón y las cadenas en GH 9) y Ángel (ganador de GH 11 que aún debe la donación benéfica prometida de parte del premio y un coche a la 'dulce' Tatiana). Finalmente, se les unió Zulema, supuesto sex symbol de la casa, y a la que se le ha ido toda la inversión en hinchar su cuerpo mediante cirugía plástica y no le dio para arreglar su dentadura. O algo. Es la primera concursante a la que vemos desnuda antes de entrar en la casa y no al salir (en el cuadro de su amigo Xavier). Su novio se hizo gay después de estar con ella, lo cual es todo un dato.

En la mini casa, que finalmente se descubrió en medio del jardín, metieron a una pareja imposible. Ochoa (parece renegar un poco de su nombre, Pilar), que tiene planeada su boda. Y David, padre de dos hijas, opositor a bombero que lleva calzoncillos rosas, exceso de Farmatint en el pelo y recorrió la casa nombrando casi todo con diminutivos: "la cocinita, el billarcito...". Es una mezcla entre Jesús Calleja y Óscar Martínez, con un poco de César Cabo.

Solo me quedan los tres que bregaron con la cocina inclinada, y salvaron bien la prueba. Ariadna es una maquilladora experta en tatuajes (tiene su cuerpo repleto) que hace perfomances los fines de semana y es hija de Fortu, miembro de Obus (mítico grupo heavy que ya debe visitar el geriátrico... es broma). Hugo es suficientemente canalla como para decir que está con su novia porque de momento no se aburre con ella, lo cual debe significar que a otras las dejó cuando empezó a aburrirse, además de ser una perfecta excusa para cambiar de novia cuando le rote.

Y el último en entrar fue Alessandro (como el Lequio), italiano (igual, igual) de Milán que ha jugado en los dos equipos de fútbol de la ciudad (él dice "fubol", como el presidente de la Federación Española de ese deporte), descarte del último Grande Fratello, según ha contado esta noche él mismo, aunque nos vendieron que estaba en España de vacaciones. No es extraño que así fuera porque su madre es gallega y vive aquí. No hace falta decir que parece un conquistador nato, como corresponde al arquetipo del hombre italiano. Anoche agarraba con gusto la cintura de Zulema, aunque mi amigo Pablo le vio más interesado en Noemí, y donde mi amigo pone el ojo pone la bala (o la flecha de Cupido, en este caso).

Y queridos, este es mi repaso apresurado de la gala. Por si a alguien le parecen exagerados los elogios diré que es el artículo tras una gala de presentación que menos me ha costado escribir. La noche ha sido perfecta, casi ha llegado al 25 por ciento de audiencia (ya dije que había convencido aparte de vencido) y el casting no es de los que desmoralizan el primer día. A partir de ahora, toca no perderles la vista. Comenzó Gran Hermano y no pudimos ni quisimos reprimir nuestra emoción. ¡Viva!