De barrendero a atracador de joyerías

telecinco.es 23/06/2011 17:31

Durante años se les llamó "la banda del carrito". El alias fue idea de los investigadores de la Brigada de Policía Judicial de Madrid. Y todo, porque ésta banda de atracadores usaba un carrito de la compra para entrar en las joyerías sin levantar sospechas. El carro estampado a cuadros lo arrastraba un septuagenario de lo más tranquilizador, que una vez dentro del establecimiento sacaba de su interior un rosario de pistolas y machetes a disposición de sus compinches. Una vez ejecutado el atraco, las armas y joyas salían del comercio ocultas en el carrito.

Así se conocieron "El Sebas" y la policía. Violento, decidido, apasionado de las motos, el jóven atracador de la localidad argentina de Córdoba, tenía por costumbre hacernos una visita anual."El Sebas" y su banda cruzaban el Atlántico para pasar tres meses en España, 90 días de frenesí y saqueo de joyerías. Y de postre, un furgón blindado. Siempre combinando rápidas huídas en motocicletas robadas, con disparos y acción. Luego de vuelta a Argentina a gastar el dinero. Así asaltaron once joyerías y similares hasta que la policía les echó el guante en el 2008. Su último golpe, el asalto al furgón blindado que transportaba 300.000 euros en el centro comercial Plenilunio de Madrid, les llevó a los informativos de todas las televisones. Se acabaron, de momento, las adanzas de los "atracadores temporeros".

Los siguientes años, "El Sebas" los pasó entre rejas donde trabó amistad con un tal Mario, de ocupación delincuente especializado en la organización e infraestructura de grandes atracos. Y allí sus caminos se bifurcaron para volver a encontrarse. Mario salió de la cárcel y se reecontró con "El Sebas" en febrero de 2011 cuando éste último huyó aprovechando un permiso carcelario. Los policías del Grupo I de la Brigada de Madrid supervisaron el encuentro desde la discreción, vigilaban a Mario desde la salida de "El Sebas". Y dio resultado. "El Sebas" intentaba refundar su vieja banda de atracadores cordobeses, y en pocos días arribó a Madrid Walter "El Chino". La mano derecha del jefe de la "banda del carrito" llegó vía Oporto para despistar a los policías, pero ya le esperaban. Lo que no esperaban es que los delincuentes precipitaran el golpe.

"El Sebas" tenía prisa. Creía que su nuevo plan no fallaría. Su nuevo ayudante, Mario, había sido antes barrendero que atracador. En sólo un par de años se convenció de que era mucho más rentable "limpiar" joyerías que las calles. Mario le había facilitado un par de uniformes auténticos del servicio de limpieza municipal de Madrid. Ya nunca más fueron "la banda del carrito", quizá ahora les cuadraba más lo de "la banda de los barrenderos". Vestidos de amarillo limón, la banda de "El Sebas" nunca había pasado tan desapercibida, nadie reparaba en los atracadores que aprovechaban la situación para visitar la joyería y preparar el golpe a conciencia. Hace unos días se decidieron por fin. Tras el golpe a punta de pistola en una joyería de Morata de Tajuña, regresaron a su cubil del barrio madrileño de San Blas. Y otra vez la policía les estaba esperando. Los agentes del Grupo I de la Brigada de Policía Judicial de Madrid les vieron llegar con el botín, y les vieron salir de su refugio, incluso se habían afeitado la perilla para pasar desapercibidos. Los policías les atraparon, a todos, y de paso recuperaron todo el botín. Lo habían escondido en el trastero del abuelo de Mario. Para "El Sebas" y Walter se acabaron los atracos violentos, las armas, las joyas, las huídas en motos robadas, y sus viajes a Argentina. En cuanto a Mario, regresó a la cárcel, y puede que desde su "chabolo" de prisión añore sus tranquilos tiempos de barrendero municipal.