Le mató porque Dios se lo ordenó

telecinco.es 05/05/2011 14:28

El caso está bajo secreto de sumario pero algo he podido rascar. Francisco, el vecino de Telde ( Las Palmas de Gran Canaria ) detenido por el asesinato de su vecino José Juan, le aseguró a los especialistas de homicidios que "lo maté porque Dios me lo ordenó". Lo contamos en exclusiva y también con tristeza, porque hemos hablado con la pareja y familia de la víctima que están destrozadas, porque los vecinos de Telde llevan ya dos asesinatos en menos de 20 días, y porque al menos éste segundo crimen se podría haber evitado.

El paso de Francisco, presunto homicida de unos 50 años, por la Jefatura Superior de Policía de Canarias, ha sido fugaz. Le esperaba un destino más acorde a su a su situación: el área siquiátrica del Hospital Negrín, tan cerca de las playas donde aprendí a practicar surf hace ya casi dos décadas. A los expertos de homicidios les sobró tiempo para reconstruir el crimen. Francisco, enemistado con medio Telde y en especial con su vecino, rondaba desde hace tiempo a su víctima maquinando el crimen en su podrido cerebro.

La mañana del pasado domingo, día de la madre, el homicida estaba allí, frente a la puerta de sus vecinos, amenazándoles como de costumbre...y allí estaba de nuevo cuando volvieron de comer. José, policía local, evitaba el enfrentamiento. El policía se sabía más fuerte y cargado de razón, así que le dio la espalda y siguió su paseo con "manchitas" el bulldog francés propiedad de su pareja Eva. El error de José Juan fue no prever hasta donde era capaz de llegar su enemigo. Francisco se acercó por detrás, le asestó un culatazo en la cabeza con su escopeta de caza, y cuando José Juan estaba mareado en el suelo le disparó en la cara. Fue Eva la que llamó a la policía cuando, tras 40 largos minutos de espera, vio regresar a su perra sóla y manchada de sangre. La sangre de su novio. En su desesperación Eva se confundió al señarlale a los policías cual era el principal sospechoso del crimen. Mientras los agentes ponían contra la pared a otro vecino, Francisco se paseaba por el lugar del crimen haciendo comentarios con total tranquilidad. Poco le duró, en minutos los policías enmendaron el error.

Hoy la prensa publica que todo arrancó por un conflicto por una serventía, un pedazo de solar de paso que separaba la casa de su víctima, policía local, de la de su futuro asesino. Yo creo que ese no es móvil del crimen. Cierto que José Juan, "JJ" para sus amigos, había ganado un juicio contra Francisco hace bien poco. Ese no es el motivo, esa fue la chispa que prendió la bomba de odio en que se había convertido Francisco. El enfrentamiento comenzó hace años con la disputa vecinal, y con el paso del tiempo, sin nadie que mediara entre los litigantes, se convirtió en un conflicto emocional que se fue cargando de odio, hasta el día en que Francisco decidió cargar su escopeta y resolver el asunto. El día que disparó, a Francisco le importaba un comino la serventía, simplemente se sentía humillado y quería eliminar a su enemigo. Además Dios le empujaba a ello. Y la policía le cree, creen que está loco, lo mismo que su familia y demás vecinos.

Lo cierto es que el caso está cerrado, Francisco está en el hospital, y su vecino inocente enterrado en el cementerio de San Lázaro, en lo alto de la colina de mi antiguo barrio de Escaleritas, mirando hacia Arucas, La Cícer, y al mar de Canarias. Su pareja Eva, clama p0rque no le declaren loco. Yo le digo, que tranquila, que Francisco morirá encerrado en un siquiátrico y eso es mucho peor que la cárcel. Yo lo que quiero saber es por qué por enésima vez un desequilibrado tiene un arma de fuego en casa y, sobre todo, qué gestoría o empresa de psicotécnicos le dio el permiso para tener esa escopeta. Algún día vamos a hablar de ésto largo y tendido.