Miriam se casó embarazada de 5 meses. Su hija nació con malformaciones en las extremidades y parálisis cerebral. Se separó del padre de su hija porque el padre era incapaz de afrontarlo y cogió una depresión. Ahora tiene otro marido. Pero con el declive de Paula, perdió el poder de seducción. “Te vas metiendo en la cueva” aseguraba resignada. Hace años que no se mira al espejo, Cristina pone solución y le acompaña a mirarse para darle algunos consejos de belleza.
Ana había reconocido que ella compraba en los chinos, pero nuestra estilista le anima a buscar alternativas baratas que amplíen su horizonte en cuanto a estilismo. Se lleva a Ana y a Miriam de compras y trata de enseñarle algunos outfits que les sienta de maravilla. Miriam aseguraba en el probador que su marido no la reconocería con los cambios de estilo que le propone Cristina. Su tía aseguraba que el marido de Miriam “la quiere por dentro”, pero Cristina le rebate que “aunque eso está bien, su marido no merece que cuando llegue a casa le vea siempre en pijama”. Todo acabó por desmoronar a Miriam que no pudo evitar terminar llorando por su incapacidad de abarcarlo todo.
Pelayo se rinde ante el cambio de Miriam, Cristina le recuerda al marido que riñó a Miriam por recibirle en casa en chándal y que algún día tiene que recibirle enseñándole los pechos. Paco su marido aseguraba que la veía “Brutal”. Cuando vio su cambio no pudo contener la emoción ni las lágrimas.
Por su parte, a Ana el cuerpo le pide baile tras su espectacular cambio de look. Su sobrina Miriam alucinaba con el cambio de Ana, que de golpe y plumazo se había quitado los años que le costaba confesar que tenía