La batalla de Reporteros Sin Fronteras contra la desinformación

telecinco.es 09/01/2019 17:56

Cada periodista siendo testigo es la causa de Reporteros Sin Fronteras por eso los datos del pasado 2018 con 80 periodistas asesinados, otros 348 y 60 más secuestrados, son demoledoras. Cifras que proyectan una violencia inédita contra los periodistas; un claro aumento de los actos de violencia cometidos contra periodistas en el mundo mientras la desinformación y las noticias falsas se convierten en todo un género, con los “NO REPORTEROS” intentando, cada vez con más eficacia, suplir las voces del periodismo genuino con el grito chirriante de la propaganda. La desinformación representa un grave desafío para las democracias del mundo y un reto gigantesco para la profesión periodística; quizá el mayor que hemos sufrido en décadas, un instante decisivo para nuestro oficio en un escenario que coexiste con el momento más saludable que ha vivido jamás la opinión pública, animada por el movimiento rabioso de las redes sociales, que crean un espacio público dotado de una interactividad y una fortaleza que hace unos pocos años ni siquiera hubiéramos podido imaginar. De modo que nos encontramos ante una oportunidad formidable que trae consigo su ristra de amenazas.

Y sin embargo, dominan las emociones superficiales, mientras que la razón serena es doblegada por sentimientos teledirigidos, que una y otra vez tratan de ganar la batalla de los corazones, esa en la que en todos los tiempos se ha peleado la propaganda.

Es nuestra obligación y nuestra responsabilidad, reconectar con el viejo dicho, atribuido al periodista Rafael Pradas, de que cada mesa de redacción debe ser un Vietnam; un lugar donde resistir. Porque ahí, resistiendo, están buena parte de los periodistas que ocupan los pensamientos y los desvelos de Reporteros Sin Fronteras, una organización que defiende y protege nuestro derecho, nuestra obligación de resistir, de aguantar haciendo lo que conforma nuestra esencia: hacer preguntas de forma incansable y encontrar respuestas para cumplir el compromiso que adquirimos con nuestros espectadores, oyentes o lectores. Y pese a que lo proclame el Putin o el Trump más poderoso de la tierra, la veracidad de una noticia solo la garantiza un periodista que se mancha de barro, que verifica, chequea y que, por fin, lo cuenta con todos los elementos del relato, elaborados.

Un periodista que asimila los conceptos y los comparte: porque “comunicare”, en latín, significa compartir, esa generosidad que debería ser connatural a nuestro oficio. Informatio et comunicatio. Datos que se comparten aunque a algunos como a Jamal Kasshoggi informar les cueste la vida.