La denuncia de los malos tratos, una prioridad para Ana Rosa

DÉBORAH ABIZANDA 03/01/2008 18:54

Uno de los casos más impactantes fue el de Vanesa, que falleció tras ser rociada con líquido inflamable por su marido. Tenía dos hijos y pasó un año entero en el hospital con el 75% del cuerpo quemado.

Su madre asistió al plató de 'El Programa de Ana Rosa' con la esperanza de que se hiciera justicia. En el juicio, Horacio, su agresor, alegó no recordar nada de lo sucedido. Una supuesta enajenación transitoria que le costó la vida a la madre de sus hijos. Mientras, Josefa, madre de Vanesa, asegura que todo lo que hizo fue planeado y con total conocimiento de causa. El 6 de diciembre fue condenado a 22 años de cárcel.

'El Programa de Ana Rosa' también se hizo eco del caso de Sandra Palo y de la salida del reformatorio tras cumplir la mayoría de edad. Violada en tres ocasiones, atropellada y quemada viva, la joven sufrió un sin fin de torturas antes de morir. Las penas indignaron a la familia: 64 años de prisión para 'el Malaguita', el único mayor de edad, ocho años de internamiento en un centro de menores para los dos adolescentes de 16 años, y para 'Rafita', el más joven, cuatro años en un centro.

El equipo del programa consiguió localizar a 'Rafita' y comprobó que, tras salir del reformatorio, ahora lleva una vida normal. Su intención era conseguir mostrar su cara, ya que esta era la obsesión de María del Mar Bermúdez, la madre de Sandra Palo. Sin embargo, aunque pudieron localizarle, su rostro no fue público.

Aunque estos dos casos son, posiblemente, los que más han impactado a los telespectadores por su brutalidad y por el dolor de las víctimas y familiares que aún luchan por conseguir justicia, existen, por desgracia, muchos otros. 1

El caso de 'El violador del Ensanche de Barcelona', puesto en libertad tras 16 años de prisión; Mari Cielo, desaparecida el 10 de octubre en el pueblo de Hellín, con dos hijos, separada, pero emparejada desde hace cuatro años con un hombre casado que no despertaba confianza en sus padres; el caso de Toñi, casi milagroso, que tras sufrir quemaduras en el 80% de su cuerpo provocadas por su marido y estar dos semanas en coma, consiguió sobrevivir.

En otras historias, para colmo, las víctimas no encuentran el apoyo esperado por la justicia. Un ejemplo es Mercedes, cuyo ex marido no puede acercarse a ella a menos de 500 metros. Sin embargo, ésta debe llevar todas las semanas a su hijo con su padre a un punto de encuentro. En esos momentos, apenas 50 metros le separan de su agresor. Para cumplir con la custodia compartida, ella misma debe violar la orden de alejamiento.

Por otro lado, Noelia sufrió durante años el maltrato de su marido. Soportó la presencia de su agresor en su propio hogar y cuando decidió denunciarle, gastó tanto dinero en los juicios, que se ha quedado prácticamente en bancarrota. Por falta de pago, es posible que la echen de su casa. Ha pedido ayuda al gobierno pero, de momento, sólo Cáritas se ha interesado por ella.