Yak Estrada podría no sólo haber abusado presuntamente de mujeres que acudían para tatuarse en su estudio. Antes, trabajó en una escuela de tatuaje de Donosti donde fue despedido por acosar a dos alumnas. “Era una persona muy difícil de dirigir, hasta una chica vino llorando y me dijo que se frotaba con ella y le decía cosas en la oreja”, dice el director de la escuela. El presunto agresor sexual permanece en prisión. Un reportero de ‘AR’ ha localizado a la mujer del tatuador, que ha declinado hablar sobre el caso, y ha sido testigo de las pintadas que han aparecido en el coche y el barrio contra Yak Estrada. .