Ha ocurrido una desgracia en el pueblo. Arsacio le ha pegado un tiro al pobre Moncho, que yace casi moribundo en el suelo. Los vecinos han llamado a la Guardia Civil, pero tienen que actuar con rapidez porque el jipi puede morir si no llega al hospital.
Como esto es Peñafría y no saben cuándo puede llegar la ambulancia, primero han decidido llamar al veterinario. Pero como no deja de sangrar los aldeanos y los urbanitas deciden llevarle ellos mismo al hospital. No pueden perder más tiempo.
Cuando llega la Guardia Civil, les preguntan qué ha pasado, y les cuentan que Arsacio le ha pegado un tiro al jipi. El aldeano se defiende como puede y asegura que El Ovejas le ha tocado el arma, pero que él no tenía ninguna intención de acabar con su vida. Aún así deciden llevarle al cuartel para interrogarlo.
Mientras entre los urbanitas cree una sensación de inseguridad en el pueblo, piensan que ha comenzado la “rebelión de los paletos”.