Rocío Carrasco relata cómo su madre supo que estaba enferma: “Ella se hundió”

  • Rocío Jurado fue diagnosticada de cáncer de páncreas en 2004 y falleció dos años después

  • 'La más grande' acumulaba un tiempo con fuertes dolores en la parte del estómago

  • Tras salir de la consulta de Chipiona, una enfermera le deseó suerte

En el capítulo 6 de ‘En el nombre de Rocío’, Rocío Carrasco relata cómo y cuándo su madre se enteró de que estaba enferma. Fue durante las galas de verano, tenía unos días de descanso antes de trabajar en las Colombinas (Huelva) y se marchó a Chipiona.

Allí empezó a encontrarse mal, comenzó a ponerse amarilla. Además, tiempo atrás, explica Rocío Carrasco que su madre se quejó de dolores fuertes en la parte del estómago. A continuación, llamó a su prima Ana Jurado, y ella a su vez llamó a un médico de Cádiz que la atendió. Le hizo unas pruebas y una ecografía, “y le dijo que se tenía que ir a Madrid”, cuenta.

Rocío Jurado le explicó al médico que lo iba a hacer, pero que primero iba a cantar en las Colombinas y ya después se iría. El médico le dijo que lo tenía que hacer de inmediato. Esto, unido a que cuando salió de la consulta la enfermera le deseó suerte, hizo que la cantante se diera cuenta de la gravedad de la situación.

Hicieron las maletas y al día siguiente se marcharon a Madrid en coche. En el hospital Montepríncipe le diagnosticaron un cáncer de páncreas. “Le dije a ese señor, eso qué significa”, cuenta Rocío Carrasco. "Que el 80% no sobrevive”, y "tonta de mí le dije ‘me da igual’, ella está en el 20% restante”, relata.

Rocío Carrasco hizo su testamento tras la rueda de prensa

Ella se hundió, pero no quería dar muestra delante de nadie de que estaba hundida”, cuenta. “Una cosa es lo que ella tenía dentro y otra era lo que transmitía”, explica Rocío Carrasco. Después, su madre decidió dar una rueda de prensa para contar lo que le estaba sucediendo y dio órdenes a toda la familia de que no dijeran nada, ella iba a ser la única encargada de hacerlo. Y así fue.

Tras la rueda de prensa, “habló con Ana Iglesias, que era su vecina y una de las personas en las que más confiaba, le pidió que llamase al notario y que se reuniesen en el despacho de Ana”, cuenta, “e hizo el testamento sin decir nada a absolutamente nadie".