Japón no descarta que los JJOO se celebren sin público extranjero por miedo a las nuevas cepas

Después de que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tuvieran que aplazarse a este año por miedo a la expansión del coronavirus, el Gobierno japonés no descarta ahora que las olimpiadas no acojan a público extranjero por miedo a las nuevas variantes detectadas en otros países.

Katsunobu Kato, ministro portavoz del ejecutivo nipón, se ha pronunciado en rueda de prensa indicando que su deber como gobierno es "velar por la seguridad del pueblo japonés". En este sentido, ve complicada la asistencia del público extranjero a los Juegos previstos para verano debido al riesgo existente de propagación de las nuevas variantes.

El ministro portavoz no ha querido confirmar ni desmentir que, efectivamente, la asistencia a los Juegos Olímpicos se vaya a restringir al público extranjero a pesar de que la prensa local lleva varios días apuntando en esa dirección.

Desde el Gobierno insisten a pesar de su preocupación en que la decisión no está tomada todavía. Por su parte, el comité organizador ha señalado en un comunicado que la decisión sobre los espectadores extranjeros "se tomará hacia finales de mes y se basará en factores que incluyen el estado de las infecciones en Japón y otros países, posibles medidas de prevención de la pandemia y consejo médico de los expertos".

Según adelanta la agencia Kyodo, se espera que para la próxima semana se celebre una reunión entre el comité organizador, el gobierno nipón y el Comité Olímpico Internacional junto con otros dos organismos para abordar la cuestión sobre los visitantes extranjeros en un contexto más favorable que el año pasado pero todavía incierto.

Fuentes sin identificar consultadas por esta agencia apuntan a que el gobierno japonés tendría básicamente tomada la decisión basándose en el miedo de la ciudadanía tras conocerse que las variantes detectadas en otros países podrían ser más contagiosas.

Japón continúa siendo uno de los países con restricciones de entrada más estrictas. Desde el mes de diciembre y por norma general, la entrada en el país es posible sólo para personas que dispongan de permiso de residencia.

Si finalmente la decisión final implica la no asistencia de público extranjero a los Juegos, Japón dejaría de facturar en torno a 10.000 millones de yenes lo que se traduce en 77 millones de euros o 91 millones de dólares.