El otro calvario del padre del hijo de la presidenta de Infancia Libre: acusado falsamente de abusar de su hijo
telecinco.es
02/04/201912:06 h."Sí llego a saber cómo estaba mi hijo me pego un tiro". Es una de las más demoledoras frases del padre del pequeño retenido por su madre durante más de seis meses en un estado casi salvaje, sin escolarizar, ni atención sanitaria. Los agentes detenían a María Sevilla en una finca aislada de Cuenca.
La mujer se encontraba en busca y captura desde septiembre de 2018 por incumplir una sentencia judicial que otorgaba al padre la custodia de su hijo, de once años, tras un divorcio.
Sevilla vivía allí con su actual pareja, la hija de ambos de 6 años, y su hijo de 11 años de otra relación, del cual no tenía la custodia. Nadie se explica qué ha podido fallar en el camino, pero lo cierto es que el padre asegura que su objetivo ahora es que su hijo no tenga secuelas después de este episodio que él compara como a convertirse durante unos meses en una especie niño burbuja. "Estoy destrozado, pero al menos he recuperado a mi hijo. Ahora solo tengo que pensar en él aunque espero que sobre la madre caiga todo el peso de la ley".
La realidad de los pequeños, educados según todos los indicios en ritos evangélicos biblia en mano, era cuanto menos extraña. No salían de casa hasta bien entrada la tarde y su vida no era la más común, dividida entre el sofá y la tele, según los primeros indicios. Incluso las vecinas de la zona se muestran sorprendidas ante la falta de jaleo en una casa con dos pequeños. Bien es cierto que la finca es grande y que estaba en su mayor parte tapada.
Como en la mayoría de los casos en los que los padres están a la espera de una noticia para poder saber dónde está su hijo, lo cierto es que el padre del pequeño no pudo evitar que se le helara el corazón al saber que le habían encontrado, en un operativo en el que se usaron hasta drones.
Tras varias semanas de vigilancia, los agentes comprobaron que un hombre, actual pareja de la detenida, abandonaba la parcela en algunas ocasiones y realizaba compras que no eran destinadas a solo dos personas, pero no lograban rastros del menor. Finalmente, vieron que en ocasiones ese hombre sacaba al menor a dar un breve paseo junto a su madre por las inmediaciones, tras comprobar que no había nadie vigilándoles. Y ahí es cuando todo se precipitó. Pidieron una orden y pudieron hacer esa llamada que heló en corazón de un padre roto, que también critica la soledad y la falta de cobertura mediática en este tiempo de zozobra.