La titánica misión de los mineros: 15 kilos a la espalda y una lucha contra reloj para rescatar a Julen

Ocho mineros son los encargados de encontrar a Julen en unas condiciones de trabajo durísimas. En una jaula han bajado, por relevos y en equipos de dos, 72 metros. Su primer reto son los 15 kilos a la espalda del equipo de respiración por si hay gases tóxicos. Esa es otra dificultad: el oxígeno se recicla; es siempre el mismo, y se calienta. La sensación de claustrofobia es enorme.

Para cavar a mano los cuatro metros de roca hasta el niño llevan hacha, pala y martillos neumáticos, que pesa más de cinco kilos. Si encuentran roca muy dura tendrían que recurrir a microvoladuras con explosivos, labor que realizaría la Guardia Civil. Y si la tierra es blanda, el peligro es de derrumbe, por eso tienen que apuntalar cada pocos centímetros con vigas de madera. Y toda esta labor en un espacio mínimo, agachados, tumbados o de rodillas. Y el material que se desprende va cayendo debajo.

La labor es tan dura que se tienen que relevar cada 40 minutos, y mientras pican, en la mente de los ocho hay un pensamiento: “Ningún minero se le ha quedado en la mina; siempre lo han conseguido sacar”. Y ahora Julen para ellos es un minero más.