"Recibimos muchísima más presión que al principio, cuando abrió la clínica. Antes venían en fechas puntuales, el 28 de diciembre, día de los inocentes, algún sábado. Pero ahora es sistemático, vienen todos los fines de semana, a veces entre semana también. Están organizados y ejercen una presión sobre las mujeres brutal" dice Diego Fernández, director de Dator. Se refiere sobre todo al ruido que meten los manifestantes, a escasos diez metros de la puerta de la clínica. Entonan a pleno pulmón cánticos como "abortista el que no bote" o "si no cierran la Dator, no nos moverán". Y se les puede escuchar perfectamente desde cualquier punto del interior de la clínica.
"Aquí vienen mujeres en muchas circunstancias , imagínate a una que viene por una malformación, lo que puede sentir en la sala de espera al escuchar los gritos de esa gente. Además esto es un área sanitaria, aquí tiene que haber silencio. Cuando una paciente sale de una anestesia no es bueno que esté sometida a esta tensión".
Para los grupos contrarios a la interrupción del embarazo, la visión es bien distinta. "No estamos hablando de medicina porque la medicina salva vidas. Y ellos están quitando vidas, eso es lo que pone nervioso a la gente y a las mujeres. Muchas veces van forzadas y al ver una alternativa pueden llegar a ponerse más nerviosas. Eso es lo que les molesta a los abortistas, que las mujeres sepan que hay gente que les puede ofrecer alternativas". Son las palabras de Luis Tejedor, portavoz de los jóvenes de Hazte Oír, una de las principales organizaciones anti-aborto. Suele participar en las concentraciones.
"Lo que les molesta a los abortistas es que cuando las mujeres están informadas, su caja baja, porque descubren que hay alternativas", asegura a la vez que sentencia "No pararemos de salir a la calle hasta que no se derogue la actual ley".
Pero la presión sobre las clínicas va más allá de las manifestaciones. Cada día, varios activistas acuden a las puertas de estos centros con panfletos anti-aborto y publicidad de la Red de Madres de la Comunidad de Madrid, para ofrecer, según ellos, una información que las clínicas niegan. "Eso no es cierto, la nueva ley nos exige que las mujeres reciban toda la información sobre las ayudas a la maternidad. Además, existe un plazo legal de 72 horas para que se lo piensen bien" desmiente una trabajadora de Dator, que prefiere no dar su nombre por miedo a las represalias.
"Estamos hartos. Nos amenazan por teléfono, y cuando llegamos a nuestro puesto de trabajo nos acosan diciéndonos que por qué lo hacemos, nos ofrecen otros trabajos. No es justo, el aborto es legal en España y no tenemos porqué aguantar esto".
Si los trabajadores están hartos, las mujeres también. Sobre todo de los grupos llamados "Rescatadores" que las abordan en la puerta. "Te hacen sentir mal, te preguntan en plena calle si estás embarazada y si vas a abortar, yo tengo mis motivos para hacerlo y ya he tomado la decisión, así que no sé que pretenden al margen de hacerme sentir mal" nos cuenta Carmen, que acaba de entrar en la clínica para someterse a una intervención. Salimos a la calle y nos atienden amablemente. Niegan el acoso, dicen que simplemente ofrecen información sobre ayudas a la maternidad. "Estoy tratando de salvar a las madres de vivir en el infierno" asegura Cristina Lodeiro, una activista anti-aborto que asegura pertenecer a la asociación "No más silencio".
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