Toda una vida en la misma casa. 'Moo' ha llegado a los cien años, pero recuerda como si hubiera sido ayer cuando se mudó con sus padres y sus diez hermanos al que siempre ha sido su hogar. Fue apenas diez días después de que comenzara la Primera Guerra Mundial. La casa costó entonces unos 550 euros. Hoy está valorada en algo más de 250.000.
"Antes nunca había que cerrar la puerta y la gente era mucho más amable", recuerda melancólica. Su padre, William, trabajaba a destajo en los muelles de la ciudad para sacar a su mujer y a sus once hijos adelante. En la pequeña casa, y a pesar de las estrecheces, eran felices.
"Mamá y papá tenían la habitación del fondo y yo solía dormir con ellos y con cuatro de mis hermanos, que dormían arriba o abajo en una cama doble", recuerda. Ex mecanógrafa, vio entre otros acontecimientos el nacimiento del cine. 96 años después, vive sola, ya que su hermana falleció hace cinco años.
Reconoce que no tuvo pensamientos de marcharse de casa hasta que no fallecieron sus padres: "Tenía que cuidar de ellos, así que nunca me fui ni me casé". Cuando pudo hacerlo, ya era tarde: "No encontré al señor perfecto para casarme, así que decidí quedarme".
Dos siglos reflejados en las paredes
Cuando se mudaron en 1914, la casa estaba iluminada con lámparas de parafina y con velas y la cocina era de carbón. El baño estaba al aire libre sobre un arroyo que pasaba por el jardín.
En 1948, por unos 55 euros, se hizo la instalación eléctrica y en 1950, los padres de 'Moo' alquilaron su primera televisión, con nada menos que tres canales. En 1960 metieron el aseo dentro de casa.
Su vivienda sufrió cambios a medida en que lo hacía su barrio: "Antes la vida era más difícil, pero mucho más seguras. Hemos tenido muy buenos momentos. La gente antes era más amable y los jóvenes respetaban a sus mayores. Hoy en día son bastante desagradables". Muriel terminará sus días en el hogar en el que ha visto pasar toda una vida.
JNP