Ante la sequía histórica que estamos padeciendo, no sólo en España, sino en toda Europa, resulta imprescindible aplicar políticas y sistemas de aprovechamiento del agua. Israel es un país pionero en exprimir los recursos hídricos al máximo. Pero aquí en nuestro país, también encontramos tecnologías innovadoras.
Un generador atmosférico es capaz de convertir el aire en agua. "Toma el aire del exterior, lo filtra, se baja la temperatura para condensar esa humedad y transformar el agua, que sigue un proceso y está apta para su consumo", explica María Velasco, directora comercial de GENAQ. Esta empresa de Córdoba lleva el tan preciado líquido a los lugares más remotos y complicados.
"En sitios donde no tienen accesos a agua de red, en situaciones donde hay una emergencia humanitaria o ha habido un desastre natural. O incluso lugares donde no hay agua, como el desierto", añade en este sentido Velasco.
En Gran Canaria usan mallas para atrapar la humedad de la niebla. "Las gotas que vienen se precipitan al chocar contra esas mallas". Cada una de estas estructuras puede recoger 20.000 litros al año. "Podemos distribuir a distintos puntos para regar", explica Saúl Oliva, técnico de medioambiente de Gesplan.
Pero lo de Israel, 60% desierto, es casi milagroso. Produce más agua de la que necesita, gracias a enormes plantas desalinizadoras, al minucioso reciclaje en la agricultura o a una mentalidad que valora como se merece nuestra agua.