La neurocientífica española que habla 4 idiomas e investiga el bilingüismo en Harvard: "Es falso que retrase el aprendizaje del niño"

  • La bilbaína Esti Blanco-Elorrieta es una joven investigadora que estudia en la Universidad de Harvard cómo nuestro cerebro procesa los idiomas

  • Ha centrado su carrera científica en demostrar empíricamente los beneficios del bilingüismo

  • ¿Cuándo se convierte alguien en bilingüe?

Esti Blanco-Elorrieta (Bilbao, 1990) habla cuatro idiomas a la perfección: euskera, castellano, alemán e inglés. "Y entiendo francés y portugués", añade a NIUS. Gracias a que tuvo una infancia bilingüe después se convirtió con facilidad en una adulta multilingüe. "Es mucho más fácil hablar un tercer y cuarto idioma cuando dominas dos desde niño", asegura.

Esta joven neurocientífica, harta de escuchar que el bilingüismo es contraproducente porque "confunde al niño o retrasa su aprendizaje", decidió dedicar su carrera a demostrar que esta vieja teoría estaba equivocada. Primero en la Universidad de Nueva York y ahora en la de Harvard ha investigado cómo procesa nuestro cerebro los idiomas para constatar, si existen, los beneficios del bilingüismo.

Son muchos los estudios que defienden que sí. El más reciente, realizado en Alemania, sostiene que hablar dos idiomas desde la juventud podría prevenir la demencia, que el bilingüismo desde temprana edad podría retrasar el deterioro cognitivo en las personas mayores.

El estudio analizó a 746 personas de entre 59 y 76 años. Cerca del 40 por ciento de los voluntarios no tenía problemas de memoria, mientras que el resto sí que habían experimentado confusión o pérdida de memoria.

Todos fueron sometidos a diversas pruebas de vocabulario, memoria, atención y cálculo. Los voluntarios que declararon hablar una segunda lengua a diario obtuvieron puntuaciones más altas en lenguaje, memoria, concentración, atención y capacidad de decisión en comparación con los que no eran bilingües a esas edades. "Se ha investigado mucho si el bilingüismo lleva a ciertas ventajas cognitivas porque el hecho de que cada vez que hables, cada vez que te comuniques, tengas que manejar y decidir qué lenguaje vas a utilizar, qué palabras vas a emplear, etc, hace que tus mecanismos de control cognitivo se afilen o mejoren y eso se extiende a otro tipo de actividades cognitivas que no tienen por qué tener que ver con el lenguaje", avanza Blanco-Elorrieta.

Pregunta. ¿Son tan evidentes las ventajas de una persona bilingüe frente a una monolingüe?

Respuesta. El bilingüismo puede ser ventajoso en varios aspectos. Uno es en este tipo de procesos cognitivos que ha demostrado el estudio alemán. Por ejemplo, a una persona monolingüe tú le enseñas un dibujo y le puede costar, por ejemplo, 700 milisegundos nombrarlo. La misma tarea a una persona bilingüe le puede costar 645 milisegundos. Es decir, la ventaja existe, pero no es tan enorme.

Para mí la principal ventaja no son esos milisegundos de adelanto a la hora de realizar tareas cognitivas, la gran ventaja es que el bilingüismo te permite comunicarte con dos culturas y dos maneras de ver el mundo. Te permite acceder a otra literatura, a otro tipo de conversación, a otros conceptos que no son accesibles si solo hablas un idioma. Ser bilingüe o multilingüe no es un hecho costoso, como se ha creído durante años, es un privilegio.

P. ¿Cuáles son los obstáculos, si los hay, del bilingüismo?

R. Obstáculos no tiene ninguno. Y es una cosa curiosa, porque la gente muchas veces piensa que si tienes dos idiomas te vas a liar, que no vas a hablar ninguno de los dos bien, o cosas así. Pero fíjate que este prejuicio solo se tiene con los idiomas. A nadie se le ocurre pensar que si estudias Física no vas a ser capaz de aprender Química. O sea, nadie piensa que porque aprendas una cosa no vas a ser capaz de aprender otra. Pero esta es una idea que por alguna razón se ha extendido a los idiomas y que no tiene ninguna base científica. El cerebro, cuanto más lo alimentes, más va a aprender y no tiene en principio límite.

P. ¿Por qué crees entonces que durante tantos años ha perdurado la idea de que el bilingüismo no era bueno, que ralentizaba el desarrollo cognitivo?

R. Hay varias razones. Una es que efectivamente un bilingüe va a tardar más en hablar, pero la razón no es porque sea cualitativamente bilingüe, sino que es una razón cuantitativa. Esto es, para que un niño empiece a hablar necesita estar expuesto un número determinado de horas a un idioma. Ponte que necesita mil horas. Si es bilingüe esas mil horas van a estar divididas en dos. Le habrán hablado 500 horas en un idioma y 500 en otro. Entonces es imposible que empiece a hablar a la vez que un niño monolingüe, porque ha tenido la mitad de la exposición a ambos idiomas. Y eso se ha utilizado, sin sentido, como arma arrojadiza contra el bilingüismo.

Luego, está también la razón política y social. Y es que durante muchos años, en muchos países, ha habido un empuje muy fuerte a favor de la hegemonía de uno de los idiomas. Y una de las maneras en las que puedes convencer a la gente de que deje su idioma original a favor del hegemónico es con este tipo de argumentos, convenciéndoles de que ser bilingüe está asociado con retrasos cognitivos, pero esta es una razón político social, no una razón científica.

P. Razones no científicas pero que han calado hondo, porque la cantidad de idiomas que se hablan en el mundo está cayendo en picado.

R. Sí, en el mundo se hablan cerca de 7.000 idiomas pero cada semana alguno muere, y se calcula que para dentro de 30 años, la mitad de todos estos idiomas habrán desaparecido. La razón es universal. La gente renuncia a su idioma porque otro más poderoso o prestigioso se impone y los padres prefieren que sus hijos e hijas solo hablan la lengua dominante a que sean bilingües. Ocurre que muchas veces los idiomas que no tienen prestigio económico, social, los padres los acaban abandonando en favor de que los hijos aprendan el idioma hegemónico.

Antes, cuando el mundo no estaba tan interconectado, no sucedía esto en la misma escala. Ahora, por ejemplo, Internet está en idiomas mayoritarios y hay un abismo entre la cantidad de información que te puedes encontrar en inglés o en castellano, o en chino o en alemán, en comparación con cuánto puedes encontrar en quechua, en tamil o en euskera. Entonces, a razón de eso y a consecuencia de eso, los idiomas se están perdiendo a un ritmo que nunca habíamos visto en la historia.

P. Tú resides en Estados Unidos. Allí, sin embargo, el español se habla cada vez más.

R. Bueno, sí y no. Se habla cada vez más porque cada vez hay más emigración latinoamericana a Estados Unidos, al punto de que se cree que para el año 2040 habrá más gente de ascendencia hispana que de ascendencia anglosajona. Pero eso no significa que la gente esté manteniendo el castellano, porque las personas que ya llevan aquí dos generaciones, tres generaciones, han perdido totalmente el castellano, y lo pierden porque no está bien visto, está muy penalizado socialmente, por ejemplo, tener acento hispano. Entonces la gente muchas veces quiere borrar esa raíz, borrar esa huella del español.

P. Qué falsas creencias te gustaría derribar con tu trabajo en torno al bilingüismo

R. Todas. Hay que acabar con esa idea de que los niños se van a liar o no van a aprender o saber utilizar bien ninguno de los dos idiomas si los aprenden a la vez, o que si hablas con acento significa que no entiendes bien la lengua o que eres menos inteligente, de hecho está demostrado que las personas bilingües tienen un vocabulario mucho más amplio que los monolingües. Hay tantas ideas erróneas...

P. También en el campo científico. Tu investigación en la Universidad de Nueva York ha tumbado una de esas teorías...

R. Sí, durante muchos años se ha creído que los idiomas en las personas bilingües o multilingües estaban separados en su cerebro, como si tuvieran dos bolsas independientes, una con el idioma número uno y otra con el idioma número dos y que para utilizarlos hubiera que salir y entrar de esos departamentos estancos.

Viendo, tanto en Euskadi como en las comunidades latinas de Estados Unidos, cómo la gente cambia de un idioma a otro dentro de la misma frase, casi sin darse cuenta muchas veces de que lo están haciendo, se me hacía muy difícil de conceptualizar que esa fuera la manera en la que están representados en nuestro cerebro. Porque si ese fuera el caso, no se daría la situación en la que alguien dentro de una frase va de uno a otro y vuelve y va y vuelve y va con tanta facilidad y con tanta fluidez.

Entonces en mi tesis utilicé una técnica que se llama magnetoencefalografia, que es como un escáner que mide los campos magnéticos alrededor de las corrientes eléctricas de tu cerebro y que usé para medir la actividad cerebral cuando los bilingües estaban en un tipo de situaciones determinadas, hablando con otra persona bilingüe, hablando con dos multilingües, hablando con un monolingüe, escuchando cosas en diferentes idiomas, etcétera

De esta forma he conseguido probar que los idiomas no son estancos y están separados, sino que todos son parte del mismo sistema. Y luego desarrollé una teoría de si todos están dentro del mismo sistema, cómo hacemos para que, por ejemplo, yo sea capaz de hablar contigo en castellano sin accidentalmente introducir palabras de otros idiomas.

P. ¿Qué proyectos tienes por delante ahora mismo?

R. El lunes que viene acabo mi posdoctorado en Harvard y voy a tener mi propio laboratorio de neurociencia en la Universidad de Nueva York. Allí voy a seguir estudiando a pacientes que han sufrido afasia para intentar desarrollar programas de rehabilitación que les permitan revitalizar las funciones lingüísticas que han perdido y también voy a empezar un proyecto con los colegios bilingües públicos de la ciudad de Nueva York para ver cómo se desarrolla el cerebro en los niños bilingües y cuáles son los efectos educativos y de desarrollo que tiene.

P. Para seguir derribando mitos...

R. Sí, de alguna manera muchas veces creamos ideas y arquetipos que no se reflejan con la realidad y yo creo que chequearlos a menudo tiene beneficios. Se trate de lo que pensamos sobre el bilingüismo o sobre lo que sea. Mira, yo soy una persona trans, emigrante en Estados Unidos. Sé que hay gente que ha cambiado su forma de ver al colectivo trans tras conocer mi trabajo, mi labor aquí en Harvard, porque desgraciadamente aún hay muchas personas que asocian a las personas trans con la prostitución o los ambientes marginales.

Siento que tengo una responsabilidad, no de cambiar el mundo ni de cambiar la sociedad, porque desgraciadamente no está en mi mano, pero sí de intentar contribuir en lo que pueda a romper esos mitos, en la ciencia y en la sociedad.

P. Tengo una curiosidad, ¿en qué idioma sueña una persona multilingüe como tú?

R. Depende del lugar en el que esté o con quien esté soñando. Normalmente sueño en el idioma de la persona que está en mi sueño.

P. Qué poético. Esa es otra ventaja sin duda de los que habláis varios idiomas. ¿Sientes debilidad por alguno en especial?

R. Por el euskera, mi lengua materna.

Y lo demuestra enseguida. Aunque hemos hecho la entrevista en un perfecto español, se despide con la palabra vasca más universal. ¡Agur!.