¡Buenas noticias! ¿Recuerdas el pequeño búho que apareció en el árbol de Navidad de Nueva York la semana pasada? La organización que se ha hecho cargo de él comunicó el martes que estaba totalmente recuperado del shock que sufrió al verse tan lejos de casa. Finalmente, Rockefeller, como lo bautizaron, ha podido ser liberado a la naturaleza, un momento que han seguido miles de personas. ¡No te pierdas el vídeo!
Rocky, como lo llaman cariñosamente los cuidadores del centro de recuperación de aves Ravensbeard Wildlife Center, alzaba el vuelo al ponerse el sol. “Así continuará su viaje migratorio hacia el sur”, explicaba esta organización a través de Facebook. Debía hacerse cuando oscureciera “para que pueda encontrar un refugio seguro al anochecer”.
El lugar elegido ha sido un bosque de coníferas silencioso. Antes, eso sí, los veterinarios le fueron adaptando a las condiciones exteriores mudándole a un espacio al aire libre dentro del recinto de esta fundación, que se encuentra en Saugerties, un pueblo a unos 150 kilómetros de Manhattan.
Recordemos que el pequeño búho asomó entre las ramas del árbol que se coloca cada año por Navidad frente al Rockefeller Center de la gran manzana. Finalmente se decidió que el nombre más adecuado era precisamente el del lugar donde apareció, aunque los medios se refieren a él como Rocky, en diminutivo.
El chico responsable del transporte del árbol desde el norte del estado de Nueva York hasta Manhattan, un viaje de unos 400 kilómetros, no se percató de su presencia por su diminuto tamaño. Así que al colocar el abeto noruego de entre 21 y 30 metros de altura, la sorpresa fue mayúscula. El joven procedió a llamar al refugio Ravensbeard Wildlife Center para garantizar el bienestar del animal. Después de dos horas de conducción, Ellen Kalish, la directora del centro, llegó desde Saugerties al Rockefeller Center para rescatar al pequeño Rocky.
Es un Aegolius acadicus, más conocido por ‘búho de la sierra norte’, una de las especies de búhos más pequeñas de todo Estados Unidos. Por suerte, ya ha dejado atrás la ‘ciudad que nunca duerme’ y vuela tranquilo en libertad.