Michael Hall, bioquímico: "Podríamos alargar la vida 25 años como mucho, no deberíamos ir más allá"

  • El doctor Hall acaba de recibir el premio Fronteras del Conocimiento de la fundación BBVA por desentrañar el funcionamiento del crecimiento celular

  • Comparte galardón con el doctor David Sabatini, del MIT, y el trabajo de ambos está ayudando a desvelar los enigmas del envejecimiento

  • No es partidario de los movimientos que buscan prolongar la vida: "Vivir mil años es una fantasía. Hay que prolongar la calidad de vida"

Buscar el secreto de la inmortalidad es un trabajo para toda una vida. El doctor en microbiología y genética Molecular, Michael Hall, lleva tres décadas en ello. Son muchos años si los contamos en términos de una sola vida, pero no tantos si tenemos en cuenta que este es uno de los principales misterios que la humanidad ha tratado de desvelar desde el inicio de la historia.

Encontrar la planta de la inmortalidad es lo que mueve a la aventura al rey sumerio Gilgamesh en la que es considerada como la primera epopeya escrita de la historia, datada en el 1.800 a.C, casi mil años antes que el Antiguo Testamento. El rey Arturo buscaba el Grial, Ponce de León la fuente de la eterna juventud en el nuevo mundo...

Y al final, parte del secreto se fue a encontrar en un lugar cuyo nombre, traducido del pascuence, significa 'el ombligo del mundo': Rapa Nui, o Isla de Pascua. Se trata de una molécula llamada 'rapamicina' y su descubrimiento fue una casualidad. Una serendipia, como lo fue el descubrimiento de Fleming de la penicilina.

"Sí, es cierto", confirma Hall a NIUS en una entrevista concedida durante su visita a España para recoger el premio Fronteras del Conocimiento que le ha sido concedido por la Fundación BBVA en la categoría de Biología y Biomedicina, junto con el doctor en medicina y biólogo en el MIT, David Sabatini.

"La rapamicina es interesante porque es una molécula natural", explica Michael Hall. "Proviene de una bacteria que se encontró en el suelo de Isla de Pascua. Se descubrió por 1975 y al principio la querían desarrollar como droga para tratar las infecciones, pero se encontraron con un efecto secundario indeseable, que de algún modo suprimía el sistema inmunológico, y eso es lo último que quiere alguien cuando tiene una infección. Por eso se dejó de usar. Años más tarde se dieron cuenta que esta droga también inhibe el crecimiento celular, por lo que se está estudiando para tratar enfermedades tan importantes como el cáncer".

Pero no bastaba con saber lo que hacía la rapamicina, había que saber por qué y cómo lo hacía. A eso han dedicado sus vidas tanto Hall como Sabatini. Por eso están desde hace años en las quinielas para ganar un Nobel. Por descubrir el mecanismo molecular que es “el principal regulador del crecimiento de las células animales, y juega un papel central en la fisiología del organismo, el metabolismo, el cáncer y el envejecimiento”, tal como señala el acta del jurado de los premios Fronteras del Conocimiento.

Ese mecanismo se llama mTOR y le pedimos al doctor Hall, Catedrático de Bioquímica en el Centro de Ciencias de la Vida Molecular Biozentrum de la Universidad de Basilea, Suiza, que nos lo explique:

Respuesta: "La proteína mTOR es parte de una vía bioquímica, de importancia fundamental, que se encuentra en las células de todos las animales y que funciona como un interruptor que controla el crecimiento celular. Cuando hay nutrientes disponibles en la célula la vía mTOR se activa y eso pone en marcha todos los procesos metabólicos que resultan del crecimiento celular.

La proteína mTOR funciona como un interruptor que controla el crecimiento celular

Pregunta: ¿Y cómo actúa sobre ese mecanismo la rapamicina?

R: La rapamicina es un fármaco, una molécula más pequeña, que se fija en la proteína mTor y apaga este interruptor bloqueando el crecimiento celular".

P: Esa propiedad de apagar el crecimiento celular es lo que ha llevado a que se estudie su uso en dolencias tan graves como el cáncer, pero también para la diabetes, enfermedades neurodegenerativas y, lo que últimamente despierta mayor interés: frenar el envejecimiento. ¿Cuándo veremos terapias en ese sentido

R: Eso llevará mucho tiempo. Para hacer esas terapias antienvejecimiento vamos a necesitar ensayos clínicos. Y antes de eso tenemos temas éticos que solventar. Hay que hacer experimentos para saber cómo funciona, qué rechazos hay. Se ha probado en ratones pero en humanos es complicado.

¿Quién va a querer tomar esa droga durante muchos años, sin saber si funciona o no? ¿Sin saber si va a tener efectos secundarios que aún desconocemos? Es complicado.

P. Sin embargo están proliferando movimientos que buscan usar la ciencia, la medicina o la tecnología para alcanzar una suerte de vida eterna. ¿Qué opinión le merecen?

No estoy de acuerdo con los movimientos que defienden prolongar la vida. Lo que hay que prolongar es la calidad de la vida

R. Yo, personalmente, no estoy de acuerdo con los movimientos que defienden prolongar la vida. Lo que hay que prolongar es la calidad de la vida, eliminando todas las enfermedades del envejecimiento. Llegar con salud al día de la muerte sería lo perfecto. Todos tendríamos una buena salud hasta, digamos los 85 años. El mundo ya está sobrepoblado no necesita más gente.

P. ¿Hasta cuánto cree que es biológicamente posible alargar la vida de un ser humano?

Se podría (alargar la vida) unos 20 o 25 años más, como muchísimo. Más no creo, ni creo de lo debiéramos hacer.

R. Hay quien dice que hasta los 1.000 años. Creo que eso es una fantasía. Con los ratones hemos visto que se les puede prolongar la vida un 10%. Eso sería el equivalente a unos ocho o nueve años en humanos. Pienso que, como mucho, se podría lograr hasta unos 20 o 25 años más, como muchísimo. Más no creo, ni creo de lo debiéramos hacer.

P: Pero hay rapamicina en el mercado. En Internet se anuncia. Su compañero David Sabatini ha manifestado en varias ocasiones que no recomienda su uso, que hay que ser prudente. ¿Comparte su opinión?

R: Estoy completamente de acuerdo con mi compañero. La rapamicina tiene efectos secundarios que aún desconocemos. No conviene automedicarse.