Por qué en 40 años no hay una vacuna contra el sida y en nueve meses tenemos una contra la covid

  • A diferencia del coronavirus, el VIH se mete en el genoma de la persona infectada

  • El VIH muta en un sólo individuo más que el virus de la gripe en toda una temporada

  • El ensayo Mosaico es el último intento de vacuna, se prueba en hospitales españoles

El 7 de noviembre de 1991 no fue un día cualquiera. Magic Johnson, icono mundial del baloncesto, anunció en rueda de prensa que era portador del VIH. La noticia conmocionó al mundo y cambió la visión sobre el virus y la enfermedad que originaba: el temible sida que ha matado a 36 millones de personas desde su identificación a principios de los 80, 680.000 en el último año.

En 1991 el sida era sinónimo de muerte, pero Magic no había desarrollado la enfermedad y aunque era portador del virus VIH. Había una gran diferencia. El virus ataca preferentemente al sistema inmunitario y destruye las defensas del organismo. De ahí deriva el nombre de la enfermedad que provoca, síndrome de inmunodeficiencia adquirido, que se recuerda en todo el mundo el 1 de diciembre.

El sida, fase avanzada de la infección del VIH

El sida es la etapa más avanzada de la infección con el VIH. Las personas con el sistema inmunológico debilitado o parcialmente desactivado por el virus contraen diferentes infecciones oportunistas o desarrollan ciertos tipos de cáncer, como el linfoma o el sarcoma de Kaposi.

Ya han pasado 40 años desde que descubrimos el VIH. Por fortuna, la terapia antirretroviral desarrollada en las últimas décadas ha reducido significativamente la morbilidad y la mortalidad de las personas que viven con el VIH. Se trata de un tratamiento de por vida que solo puede suprimir la replicación productiva del VIH en las células infectadas, pero no puede curar o erradicar la infección.

Aún no hay vacuna contra el sida

La mejor alternativa para eliminar el sida sería acceder a una cura funcional aplicando vacunas terapéuticas. En 1984, la entonces secretaria de Salud de Estados Unidos, Margaret Heckler, predijo que habría una vacuna contra el VIH en dos años. Sin embargo, Heckler y un amplio sector del ámbito científico se equivocaron. El virus es mucho más difícil de eliminar de lo que se creía. Hasta ahora las vacunas han fracasado.

¿Por qué no hay vacuna?

¿Por qué no hemos podido desarrollar una vacuna eficaz para frenar al virus del sida mientras que para la covid-19 la hemos conseguido en pocos meses? La respuesta más simple es sencilla. El sida y la covid-19 son enfermedades causadas por virus muy diferentes. Una respuesta más compleja está relacionada con la inmunobiología de las interacciones de los virus con sus huéspedes.

También la vía de transmisión es diferente. Mucho más fácil en el caso del coronavirus, por el aire. El VIH se transmite por medio de fluidos sexuales, sanguíneos o de madre a bebé por la leche materna.

El coronavirus se elimina, el VIH no

El VIH-1 que origina el Sida es un retrovirus mientras que el SARS-CoV-2 que provoca la covid-19 es un coronavirus. Ambos microorganismos son virus de ARN, pero presentan grandes diferencias. Una de las principales es que la mayoría de las personas infectadas con el SARS-CoV-2 eliminan el virus, mientras que las personas infectadas con el VIH-1 no.

El VIH se integra en los genes del hospedador

Esto se debe a que el SARS-CoV-2 es un virus que no se integra en el genoma del hospedador, el ADN de sus células, y además muta lentamente, por lo que la persona infectada tiene la posibilidad de aplicar una respuesta inmune secundaria preparada por la vacuna para eliminar las células infectadas con el SARS-CoV-2.

Por el contrario, el VIH-1 sí es capaz de integrarse en el genoma del hospedador dentro de las 72 horas posteriores a la transmisión. Esto es una muy mala noticia, porque en el momento en el que se desarrolla una respuesta inmune secundaria preparada por una potencial vacuna al VIH-1, ya se ha producido una infección irreversible, con un reservorio del virus establecido en los linfocitos T CD4+ que quedan infectados de forma latente.

La variabilidad del VIH dentro de un solo individuo infectado excede a toda la variabilidad de la secuencia mundial del virus de la gripe durante toda una temporada.

El VIH muta muchísimo

Para que una vacuna tenga éxito contra el VIH-1 deberían existir altos niveles de anticuerpos neutralizantes protectores en el momento de la transmisión, con el fin de prevenir completamente la infección. Un escenario muy difícil de alcanzar. Además, el VIH muta constantemente a una velocidad endiablada, lo que le permite tener una notable diversidad de cepas y exhibir estrategias extraordinarias de evasión inmunológica.

Muta dentro de un mismo individuo

Existe una enorme cantidad de variación entre las cepas del virus, no solo de un individuo a otro, sino incluso dentro de un solo individuo. Para hacernos una idea de la magnitud, la variabilidad del VIH dentro de un solo individuo infectado excede a toda la variabilidad de la secuencia mundial del virus de la gripe durante toda una temporada.

Gran capacidad para evadir los anticuerpos

El VIH también ha desarrollado una capacidad increíble para protegerse del reconocimiento de los anticuerpos. Los virus con envuelta como los coronavirus, codifican en su superficie estructuras denominadas glicoproteínas que están compuestas por azúcares y proteínas y hacia las que se puede diseñar una vacuna. En el caso de los coronavirus es la famosa proteína S o Spike protein, la espícula del virus.

Sin embargo, la glicoproteína del VIH es especial porque tiene un porcentaje inusual de azúcares que el virus utiliza como escudos para protegerse del reconocimiento de los anticuerpos que el huésped infectado está tratando de producir. La célula huésped humana agrega los azúcares de la glicoproteína del VIH y luego los ve como propios, por lo que el sistema inmunitario no genera anticuerpos contra el virus.

Como el VIH está evolucionando continuamente dentro de una sola persona infectada, el resultado es una replicación viral continua e implacable que dificulta en extremo el desarrollo de una vacuna efectiva.

Los cinco grandes ensayos de vacunas

Hasta ahora se han realizado cinco ensayos a gran escala contra el VIH aplicando algunas potenciales vacunas que llegaron a fase 3. Cada uno tuvo un coste de más de 100 millones de euros.

Los tres primeros fracasaron de manera rotunda. No mostraron protección contra la infección por VIH ni disminución de la carga viral en aquellos que sí se infectaron. De hecho, en el tercero de estos ensayos, el STEP basado en el adenovirus 5, hubo una mayor frecuencia de infección estadísticamente significativa en las personas que habían sido vacunadas.

El cuarto ensayo, conocido como ensayo RV144 tailandés, informó inicialmente de cierto éxito contra la adquisición de la infección por VIH, pero un análisis estadístico posterior concluyó que no existía una protección real, por lo que también fue suspendido. El quinto ensayo de una potencial vacuna fue el HVTN 702, puesto en marcha para confirmar y ampliar los resultados del ensayo RV144. También se detuvo antes de tiempo debido a su inutilidad.

Ahora, la única esperanza abierta es el ensayo Mosaico, un estudio en fase III a gran escala en el que participan seis hospitales españoles.

Los últimos ensayos: Imbokodo y Mosaico

Tras estos fracasos continuaron en marcha otros dos ensayos: Imbokodo y Mosaico. El ensayo Imbokodo probaba una pauta de vacunación para prevenir el VIH en aproximadamente 2.600 mujeres jóvenes, en la franja de edad de entre los 18 a 35 años de edad, procedentes de cinco países del África subsahariana, una región donde mujeres y niñas representaron el 63% de todas las nuevas infecciones por el VIH en 2020.

Desafortunadamente, en el mes de septiembre de 2021, Imbokodo ha sido interrumpido en la fase 2b porque los resultados evidenciaban que la vacuna no estaba proporcionando suficiente protección frente a la infección por el VIH.

El ensayo Mosaico, última esperanza

Ahora, la única esperanza abierta es el ensayo Mosaico, un estudio en fase III a gran escala en el que participan seis hospitales españoles y que evalúa la eficacia de un régimen diferente de la vacuna contra el VIH entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y personas transgénero.

Las vacunas que utiliza el ensayo Mosaico se denominan Ad26.Mos4.HIV, que está compuesta por un adenovirus tipo 26 modificado, y gp140 bivalente, compuesta por dos proteínas conocidas como gp140 de clado C y gp140 mosaico.

La presencia del VIH cambió el mundo, modificando las costumbres, el comportamiento, los hábitos sanitarios, el consumo de drogas, los métodos de prevención, las prácticas de atención médica y las relaciones sexuales de millones de personas. Cada 1 de diciembre el mundo conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el sida. No debemos rendirnos. La ciencia sigue progresando y cada vez está más cerca el día en el que esta cruel enfermedad tan solo sea un recuerdo.