Agustín Fernández Mallo, el poeta que no quiere ser novelista

INFORMATIVOS TELECINCO 13/10/2009 15:46

El autor, que reconoce escribir sin programa ni guión previo, arrancó a contar sus historias después de sufrir una fractura de cadera que lo obligó a estar en una cama en Tailandia chupándose todos los programas incomprensibles que pasaban por la tele.

Esta aparente inmovilidad provocó que algo se removiera dentro de Mallo y tanto, que lo llevó a parir este híbrido artístico lleno de poesía, su primer libro.

En ‘Nocilla Dream’, una colección de personajes absurdos, como el recogedor de vasos, admirador de Borges que sobrevive en Las Vegas o los surfistas ancianos que desafían las olas, Mallo rinde homenaje a sus mitos, del escritor argentino a Radiohead, con una narración, a veces fragmentada, breve y personal, como un blog escrito con el estilo macarra de una canción de cualquiera los chicos malos del rock.

Su primera novela fue seleccionada por la revista Quimera como la mejor del año, y por El Cultural de El Mundo como una de las diez mejores. En 2008, el escritor gallego, con apenas 41 años y su puesto en la galaxia literaria, publicó el segundo libro de la saga, ‘Nocilla experience’.

En esta, los personajes vuelven a su condición habitual: Seres raros, solitarios y románticos que viven en parajes desolados, lugares que van desde la azotea del desaparecido edificio Windsor en Madrid, hasta los oleoductos vacíos subterráneos de la antigua Unión Soviética, por los que alguna gente cruza las fronteras.

Ahora llega a las librerías ‘Nocilla Lab’, el volumen que cierra la trilogía que comenzó hace tres años en una cama de hospital. El nuevo libro volverá a desconcertar a los lectores.

Esta vez, además de sumergirnos en su particular humanidad, incluye en su discurso narrativo la imagen y hasta una historia en formato cómic.

Mallo prefiere definirse como un poeta, a pesar de que sus tres novelas lo desmienten. Sin embargo, en su narrativa, la frontera se desdibuja, igual que para aquel cocinero que quería cocinar el horizonte y es la poesía que le da sentido a su literatura.

Lo cierto es que el físico devenido escritor revolucionó la novela; no solo trastocó el orden de los capítulos, como hizo Julio Cortázar, sino que además armó una especie de dominó literario, con citas, personajes históricos, que conviven con cualquier disciplina del arte.