La materia cobra vida en el descomunal "Organic Blue" del mexicano Bosco Sodi

AGENCIA EFE 01/05/2009 15:34

A caballo entre lo pictórico y lo escultórico, este artista precoz -comenzó a vivir del arte a los 23 años- considera que el arte debe aportar "energía positiva a las personas", al tiempo que generar "sentimientos de fuerza y esperanza", explicó hoy Sodi a Efe.

Aunque oriundo de México DF, donde nació en 1970, en la actualidad vive con su familia la mitad del año en Barcelona -donde tiene su residencia principal- y el resto en Berlín, donde tiene su taller de trabajo.

"Es mucho más funcional para mi vivir en Europa, porque me resulta más fácil mantener el contacto con los galeristas", añadió.

Y a pesar de su reconocimiento temprano, tiene claro que "no se trató de un golpe de suerte, sino que es la obra la que se va abriendo camino por sí sola".

Insiste en que lo importante es "trabajar mucho, pero sobre todo, hacer algo distinto a los demás, ser original".

A su juicio, lo que diferencia sus cuadros son las grandes cargas de color y las mezclas de materia, que consiguen que parezcan esculturas más que pinturas.

Sodi emplea materiales orgánicos, principalmente tierras, limaduras de hierro, sierra o yute, y no hace uso de ningún tipo de pincel o espátula; sus manos constituyen su única herramienta.

"Creo en el intercambio de energía entre la obra y las manos, uno consigue imprimir con ellas su propia energía y su estado de ánimo", apuntó.

Se trata, por tanto, de un modo de trabajar muy físico y expresivo, que viene determinado por lo espontáneo. "Nunca sabes cómo va a quedar cuando seque, por dónde van a caer los líquidos, he ahí lo bonito, lo que llamo el 'azar controlado'", afirmó.

Así, con el tiempo, el cuadro va adquiriendo nuevos matices y cambiando, "como las personas mismas con el paso del tiempo".

Sin embargo, esta técnica precisa además de mucha rapidez, pues cada pintura hay que hacerla en el momento, de un tirón, y dejar después que todas las partes sequen a la vez.

Con respecto a los colores, Sodi confiesa recurrir en muchas ocasiones a la fuerza de los azules, verdes, rojos y naranjas. "Sólo he hecho una obra negra. Era realmente muy dura".

En "Organic Blue", su segunda muestra en la capital alemana -que se inaugura hoy y podrá visitarse hasta el próximo 20 de junio-, Sodi ha querido rendir un homenaje a los grandes pintores muralistas mejicanos como José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.

De ahí que la obra principal, que da el título a la exposición, mida doce metros de largo por cuatro de ancho y se haya llevado consigo más de 150 kilos de pigmento, aglutinado con distintos materiales.

Plagado de grietas y otras marcas de la casualidad, el cuadro se alza en mitad de la sala como si fuera una gran roca sacada de las profundidades del océano a la que no le falta de nada, incluidos los bancos de coral.

Aunque protagonista, está acompañado por otros cinco cuadros y juntos conforman una serie de técnica mixta sobre lienzo, que puede ser interpretada a gusto del espectador.

"Tenía ganas de hacer algo que sobrepasara la escala humana", destacó Sodi, que agregó: "aunque siempre me han gustado los cuadros de grandes dimensiones, lo máximo que había hecho era de 2 x 2,80 metros".

Influido por el estilo de expresionistas de la talla de Mark Rothko, Antoni Tàpies, Jackson Pollock o Sam Francis, califica su trabajo como "muy fresco y contemporáneo".

Confiesa que su principal nicho de mercado se divide a partes iguales entre Europa, Estados Unidos y Japón y que, sin embargo, en México no ha tenido muchas oportunidades de exponer en museos, pues allí "el arte es muy clanesco, es decir, que está controlado por tres o cuatro personas".

A su juicio, Berlín es una ciudad "abierta a todas las tendencias, y hoy día el centro de la creación, al igual que sucedió en Nueva York el siglo pasado", añadió.

Sodi tiene previsto inaugurar la próxima semana una exposición en la galería Isabel Pinyol de Barcelona, y otra a finales de noviembre en la Álvaro Alcázar de Madrid.