Guillermo Solana, director del Thyssen: "Renoir era el pintor impresionista de origen social más humilde"

EUROPA PRESS 12/03/2016 11:02

"Renoir era el pintor impresionista de origen social más humilde, el único que no procede de banqueros, sino de modestos artesanos", ha señalado el director del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, con motivo del estreno el próximo martes 15 de marzo del documental 'Renoir: admirado y denigrado'.

Esta cinta, dirigida por Phil Grabsky y basada en la colección de 181 obras que posee la Fundación Barnes de Filadelfia, aborda el rumbo que tomó Pierre-August Renoir cuando abandonó el impresionismo y dirigió sus pasos hacia una pintura más tradicional, una decisión por la que recibió críticas por parte de generaciones posteriores de artistas.

Según ha señalado Solana durante una entrevista concedida a Europa Press, Renoir solo participó en tres exposiciones impresionistas y después empezó a alejarse del movimiento porque pensaba que "no sabían dibujar y que les faltaba oficio".

Fue en aquel momento cuando viajó a Italia y vio en el Renacimiento un "arte más sólido, con mejor dibujo y más acabado", motivo que le llevó a volver a la "tradición". "Al público del siglo XX le ha costado entenderlo. Admiraban más al Renoir que trabajaba codo con codo con Monet y al autor de 'Baile en el Moulin de la Galette'", ha dicho Solana, comisario de la exposición que el Thyssen dedicará al artista francés desde el 18 de octubre al 22 de enero de 2017.

Solana se ha referido a Renoir como un "pintor de los placeres sencillos de la vida", "muy poco intelectual" y que "no se complicaba con excesivas reflexiones" porque "detestaba la teoría". "El placer de la buena comida, de los vinos, del sexo y de estar con los amigos o al aire libre es como el placer de pintar, algo sencillo, natural y muy sensual", ha destacado.

Renoir y Monet fueron los impresionistas que más éxito tuvieron. En concreto, el primero consiguió vender en su primera exposición una obra que le permitió vender el alquiler de su casa. Sus problemas vinieron después y, además del cambio en su estilo, ha recibido otras críticas como el carácter "demasiado dulce o almibarado" o sus estudios de género. " Trata a la mujer exclusivamente como bellos animales o objetos decorativos, lo que le ha costado su reputación", ha dicho.

Preguntado por la revolución de los impresionistas en el arte, el director del Thyssen afirma que su gran logro fue "emancipar a la pintura de la tiranía de unas reglas formales que se habían vuelto absurdas y carcas". Además, "sacaron la pintura del estudio" y la liberaron de "controles y artificios". "Esa libertad fue una de sus grandes conquistas", ha asegurado.

En su opinión, hoy en día serían artistas que harían "performance", que es en lo que convirtieron la puntura. "La pintura era un producto de laboratorio y pasaron a convertirla en una acción un poco impredecible y viva como la vida", ha señalado.

RENOIR EN MADRID A PARTIR DE OCTUBRE

Tal y como ha avanzado a Europa Press el director del Thyssen, la exposición que recalará en Madrid en octubre estará formada por un total de 75 obras y, aunque la lista aún no está cerrada, la muestra acogerá ejemplos "inéditos" de Renoir procedentes de varios museos del mundo, tales como el Museo del Hermitage de San Petesburgo o el Museo Metropolitano de Arte (MET) de Nueva York.

El público echará en falta el famoso 'Baile en el Moulin de la Galette', una obra que, según asegura Solana, "nunca viaja", pero sí podrá contemplar un boceto. Desnudos, maternidades y algunos retratos de la familia Duran-Ruel, marchantes del artista, son otros de los ejemplos que viajarán a Madrid.

Sin embargo, esta muestra no contará con obras de la Fundación Barnes, cuyo fundador, Abert C. Barnes, estableció "unas normas muy restrictivas", como la prohibición de hacer fotos en color o de prestar las obras, por lo que "lamentablemente" no acogerá piezas de este centro, con sede en la ciudad estadounidense de Filadelfia.

La retrospectiva en torno a Renoir se suma a las realizadas sobre Monet, Sisley, Cezanne, Pisarro y Van Gogh. "Aún nos queda Degas", ha afirmado el director del Thyssen, quien asegura que es un "gran empeño" por parte del museo, aunque conlleva ciertas dificultades debido a la fragilidad de la técnica pastel que utilizaba el artista.