Willy Decker dirige en el Teatro Real Muerte en Venecia, el "testamento artístico y humano" de Benjamin Britten

EUROPA PRESS 26/11/2014 15:48

En esta pieza, el escritor Gustav von Aschenbach, alter ego del compositor, camina inexorablemente hacia la muerte, cautivo de su amor por el joven Tadzio, encarnación de la belleza, el erotismo y la eternidad.

Según ha destacado el propio Decker este miércoles durante la presentación de esta ópera, se trata del "testamento artístico y humano" de Britten, un "viaje interior" y un "monólogo" que el autor convierte en "algo visible desde el punto de vista teatral" e incluso traslada la reflexión al lugar que habitualmente ocupa la acción.

La visión de Britten es "muy cinematográfica" y esto precisamente ha sido el mayor reto al que se han enfrentado: un total de 17 escenas con "muchos cambios" y "muy breves" --"algunos de apenas diez segundos"-- que se asemejan a "fotogramas". "No pensó en nosotros. Es un reto y esperamos haberlo logrado", ha dicho.

Otra de las dificultades fue que Britten usó para esta ópera el "recitativo", con el fin de reflejar la "continua reflexión interior sobre la esencia de la vida". "¿En qué medida sabía que su tiempo se acababa?", se pregunta el director de escena, quien cree que este uso podría ser objeto de estudio porque de algún modo quería terminar su obra.

Ello también podría obedecer a una vuelta a los "orígenes", una manera de "cerrar el círculo de su vida" que también daría respuesta al poco habitual uso de la percusión que hace Britten en esta obra, tal y como ha explicado Decker.

En este sentido, Alejo Pérez ha indicado que uno de los rasgos particulares de esta obra es que está compuesta alrededor de la percusión, "a la inversa del proceso compositivo tradicional" y con una función de "esqueleto".

REFLEXIÓN, MOTOR DE LA ACCIÓN

En cuanto a la instrumentación, el director musical ha explicado que el "color" sonoro se convierte en un personaje, una "simbología" que también se aplica a las situaciones y a los estados emocionales.

Britten era "abiertamente homosexual" pero Decker cree que no hay que ver este aspecto de manera superficial, puesto que el "encaprichamiento" del protagonista "va más allá de lo sexual". "Es un viejo moribundo que se encuentra ante una imagen juvenil que le demuestra todo sigue mientras él se va. Refleja la vida que él ha perdido y aunque cita cuestiones homosexuales es más complejo", ha precisado.

Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, ha resaltado que en esta obra Britten coloca la "reflexión como acción central de la obra", en la que "la filosofía es el motor". "Es un monólogo interior de alguien que lo convierte en un espectáculo teatral. En realidad, él habla consigo mismo", ha dicho.

'Muerte en Venecia' está coproducida junto al Gran Teatre del Liceu de Barcelona, donde se estrenó con gran éxito en mayo de 2008. En esta ocasión la ópera será protagonizada por el tenor John Daszak, que encarnará al atormentado escritor Gustav von Aschenbach, y el barítono Leigh Melrose, encargado de dar vida a siete distintos personajes en sustitución de Peter Sidhom.

Esta ópera estará acompañada de numerosas actividades --exposiciones y conferencias, entre otras-- puestas en marcha por distintas instituciones, como la Biblioteca Nacional, la Filmoteca, la Fundación Juan March o el Círculo de Bellas Artes.