Qué es la calificación crediticia y cómo la usan las agencias de rating

  • La calificación crediticia, calificación de crédito o rating consiste en establecer la capacidad de una entidad para pagar su deuda y el riesgo que conlleva invertir en ella

Las agencias de rating y la idea de calificación crediticia tomaron un gran protagonismo tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008. Su rol en aquel proceso hizo que muchas personas se enfrentaran por primera vez al concepto de calificación de riesgo y desde entonces la atención del ciudadano medio hacia este tipo de asuntos ha ido en aumento. ¿Qué es la calificación crediticia? ¿Qué son las agencias de rating?

Qué es la calificación crediticia

La calificación crediticia, calificación de crédito o rating consiste en establecer la capacidad de una entidad para pagar su deuda y el riesgo que conlleva invertir en ella (por ejemplo, mediante la compra de bonos). Así, se trata de un indicador que, cuando funciona correctamente, permite a los prestamistas conocer cuál es el riesgo de impago al que se enfrentan y valorar así su decisión de invertir o no en dicha deuda.

Principales agencias de rating y su funcionamiento

Para determinar ese riesgo existen las agencias de rating, que son empresas dedicadas a asignar una calificación de crédito determinada, basándose en factores objetivos como el historial de pagos, la relación de bienes y deudas del emisor de la deuda... Atendiendo a sus conclusiones, el prestamista puede también valorar si la rentabilidad que se le ofrece es acorde al riesgo que asume.

Los nombres de las principales agencias de calificación de riesgo privadas son bien conocidos tras las última criis: Moody's, Standard & Poor's y Fitch. Estas empresas analizan la deuda de compañías, bonos y cualquier otro instrumento financiero, y extraen sus conclusiones, que comparten usando un código propio no homogéneo. Así, por ejemplo, para Moody’s, ‘Aaa’ sería su máxima calificación de crédito, es decir, se correspondería con los casos de menor riesgo. La calificación ‘C’ se encontraría en el extremo opuesto. Mientras, S&P y Fitch dan una ‘AAA' como mejor calificación y una ‘D’ como peor calificación (mayor riesgo). A partir de ciertos niveles, (Baa en Moody’s o BBB en S&P), hablamos de una especulación de riesgo, y no de una inversión.

Existen muchas más empresas de este tipo, aunque el dominio de las anteriores es indiscutible, hasta el punto de hablarse de un verdadero oligopolio.

Además, la utilidad de las agencias de rating se ha puesto en entredicho en más de una ocasión, y quizás la más sonada fue la crisis desatada en 2008. En concreto, se acusó a las grandes agencias (que controlaban alrededor del 90 por ciento del mercado) de no prever con suficiente antelación el desastre que se avecinaba, así como de resultar laxas en sus calificaciones debido a su relación con las empresas cuya deuda se calificaba. También de no ser transparentes con respecto a los criterios que utilizan para construir sus calificaciones. De hecho, tras la pasada crisis se produjeron cambios legislativos con respecto a estas agencias, por ejemplo, en el marco de la Unión Europea.