En aparente alusión a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Lula afirmó que Suramérica "no es una región de conflictos, de revueltas o censura", y apuntó que "nada justifica el terrorismo como instrumento de lucha política".
Expresó además la solidaridad de Brasil "con todo el pueblo de Colombia en su lucha por la paz y contra la violencia" y ratificó la decisión de su Gobierno de enfrentar al crimen organizado en las zonas de frontera.
En ese sentido, ambos destacaron un convenio bilateral firmado hoy que establece nuevos mecanismos de cooperación entre la Policía Federal de Brasil y la Policía Nacional de Colombia, el cual fue definido por Lula como "un esfuerzo de ocupación ciudadana de las fronteras, contra el tráfico de armas y drogas".
Al brindar en un almuerzo ofrecido por Lula, Santos también consideró "muy positivo que las tensiones que existían en el escenario regional estén cediendo al fin, porque cuando los gobernantes pelean son los pueblos los que sufren".
Pareció referirse así al conflicto que su país mantenía con Venezuela, que comenzó suavizarse cuando poco después de su investidura, que tuvo lugar el 7 de agosto, restableció el diálogo con el mandatario de ese país, Hugo Chávez.
En la cita de Brasilia también se sentaron las bases para una futura cooperación bilateral en diversas áreas, incluida la militar, con la firma de un acuerdo de intenciones para la participación de Colombia en la construcción de un avión de transporte brasileño similar al Hércules C-130.
Asimismo, fueron suscritos acuerdos de cooperación en energía, biocombustibles, seguridad fronteriza, agricultura y educación.
Santos valoró esa cooperación y reiteró su convicción de que la próxima será "la década de América Latina", por lo que instó a "apostar a la unidad, que debe estar por encima de cualquier diferencia ideológica o política".
Según el mandatario colombiano, la región tiene por delante los "grandes retos" de "reducir la pobreza y la falta de equidad entre sus pueblos", para los que "llegó el momento de despertar" y "acceder por fin a la prosperidad económica y social".
Antes del encuentro con Lula, Santos tuvo una entrevista con Dilma Rousseff, candidata presidencial del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones del próximo 3 de octubre.
Rousseff, que encabeza todas las encuestas de intención de voto, declaró tras la reunión que, en caso de ser elegida presidenta de Brasil, mantendrá todos los planes de vigilancia conjunta en la frontera y que incluso los reforzará con la adquisición de nuevos aviones no tripulados.
"Compartimos la idea de que la seguridad fronteriza es crucial. La participación de Brasil en esta área tiene que ser mayor para que el crimen organizado no penetre por las fronteras", agregó.
Rousseff, preguntada por periodistas sobre lo conversado con Santos en relación a las FARC, fue contundente y declaró que "Brasil tiene una posición muy clara contra el narcotráfico y Colombia lo sabe".
Según la candidata, Brasil no tiene "por qué participar (en algún diálogo con las FARC) salvo que haya algún pedido de Colombia", pues esa guerrilla es un "problema interno" que debe ser resuelto por el Gobierno colombiano en ejercicio de su plena soberanía.
Tras la entrevista con Lula, Santos se dirigió al Congreso y al Supremo Tribunal Federal para cumplir con el protocolo de su visita de Estado, la primera que realiza a otro país desde que asumió el poder, hace menos de un mes.
Santos concluirá su estancia en Brasil mañana en São Paulo, donde se entrevistará con los candidatos presidenciales del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra, y del Partido Verde (PV), Marina Silva.
Además, participará en un encuentro con empresarios, con los que pretende tender nuevos puentes para impulsar el comercio bilateral, que en 2009 sumó unos 2.700 millones de dólares, con la balanza inclinada en unos 2.100 millones en favor de Brasil.