Argentina abre un lugar en su historia a Alfonsín y le brinda una solemne despedida masiva

AGENCIA EFE 02/04/2009 00:00

En silencio y de forma ordenada, una multitud de argentinos aguardó pacientemente en una cola de más de tres kilómetros su turno para despedirse del ex mandatario, fallecido el martes, a los 82 años, de un cáncer pulmonar.

Buenos Aires no recordaba una movilización popular semejante en homenaje a una personalidad pública desde la muerte del general Juan Domingo Perón, en 1974, cuando se veló el cuerpo durante tres días y las autoridades determinaron cerrar las puertas del Congreso para proceder al entierro.

Argentinos de todas las generaciones y tendencias políticas se unieron para despedir al primer gobernante de la democracia (1983-1989) tras la cruenta dictadura militar de siete años que dejó unos 30.000 desaparecidos, según organizaciones de derechos humanos.

En la memoria de los argentinos, las luces de su gestión -el juicio a las juntas militares, la consolidación de la democracia- se han impuesto, con la perspectiva del tiempo y la experiencia de los Gobiernos posteriores, a las sombras que empañaron sus últimos años en el poder, como la hiperinflación que desató el malestar popular e hizo caer en picada su popularidad, en 1989.

El féretro abierto con los restos de Alfonsín permanecerá en el Congreso hasta su traslado, mañana jueves, al cementerio de la Recoleta, donde será enterrado con honores de jefe de Estado.

La gran ausente de la ceremonia será la mandataria Cristina Fernández, que participa en Londres en la reunión del G-20 y que estará representada por el vicepresidente Julio Cobos, a quien el oficialismo considera uno de sus enemigos políticos.

El homenaje popular al ex presidente desbordó todas las expectativas y el Congreso se vio obligado a cambiar sus planes y decidió mantener sus puertas abiertas hasta la medianoche ante la masiva afluencia de ciudadanos.

Durante todo el día se han sucedido las visitas de dirigentes políticos argentinos y viejos amigos y aliados a la capilla ardiente de Alfonsín, como el gobernante de Uruguay, Tabaré Vázquez, el único suramericano que ha acudido a despedirse del dirigente radical.

"Reconocemos en el doctor Raúl Alfonsín una figura de altísimo valor, no solo para Argentina sino también para Latinoamérica y el mundo", dijo Vázquez, que expresó el agradecimiento del pueblo uruguayo al ex mandatario argentino por el apoyo recibido durante los difíciles momentos de la dictadura en su país.

Por la capilla ardiente desfilaron también los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil) y Julio María Sanguinetti (Uruguay), a quienes el deceso sorprendió en Argentina.

Cardoso recordó hoy a Alfonsín como "un héroe de la democracia en la región", con un "rol fundamental en el acercamiento entre Brasil y Argentina que sentó las bases del Mercosur".

También los ex jefes de Estado argentinos Carlos Saúl Menem, Eduardo Duhalde, Fernando de la Rúa y Néstor Kirchner acudieron a rendir homenaje a Alfonsín.

Kirchner (2003-2007), que llegó a última hora al Parlamento arropado por varios miembros del Gobierno de su esposa, elogió el carácter "políticamente incorrecto" de Alfonsín y reveló que mantenía largas charlas telefónicas con el ex presidente durante su mandato.

Durante todo el día se sucedieron los relatos de anécdotas sobre Alfonsín, muchas conocidas y otras no tanto, como que personalmente iba a devolver cada mes a la Administración su pensión como ex presidente, aunque no nadaba en la abundancia económica.

También se habló hoy de su gracia para contar chistes "verdes y no tan verdes", como recordaba una de sus vecinas de Chascomús, su ciudad natal, su gusto por la siesta y su "tozudez" gallega, herencia de su padre, un emigrante republicano.

Alfonsín cruzará mañana por última vez las calles de Buenos Aires en el cortejo fúnebre que lo conducirá al cementerio de la Recoleta.