Malos 'airiños' para Zapatero, oxígeno para Rajoy

ANTONIO GIL 02/03/2009 01:06

Por perder, pierdes hasta los vaticinios que aseguraban que al Ejecutivo bipartito le beneficiaba una participación alta. Ha subido más de cuatro puntos, exactamente los mismos que ha perdido el PSdeG con respecto a 2005.

Está claro que el 1 de marzo quedará marcado en la historia socialista. Ahí se ha cerrado el paréntesis que ha supuesto la efímera vuelta a la Xunta tras lustros de dominio popular. Cuatro años en los que no han sabido, por algo será, mantener siquiera sus votos. Ni socialistas ni los nacionalistas de Anxo Quintana y su BNG en la primera, y breve, experiencia de Gobierno. Porque la sangría ha sido compartida, con un escaño menos para cada uno. Bajada pequeña, pero más que suficiente para perder en una tierra que vuelve a ser bastión popular.

No les valía con ganar. Necesitaban una mayoría absoluta que sólo por un escaño no logró Manuel Fraga. Ahí estaba la primera pista. El PP es mucho PP en Galicia. Pero los populares no podían fallar. Mariano Rajoy no podía fallar. Y menos en su cuna. Se tomó estas elecciones, qué remedio le quedaba, como algo personal. Con lo revuelto que estaba el panorama en Madrid, y tal vez por eso mismo, se volcó con Alberto Núñez Feijóo. Hasta eclipsarlo.

De quince días ha pasado trece de campaña allí. No le ha dado mala suerte, aunque tampoco a ella hay que achacar en exclusiva la victoria popular. Un discurso sin contemplaciones, duro por momentos, hasta ofensivo en algunas ocasiones. Que si unos coches oficiales caros, que si unos despachos de lujo, que si un chalé con bonitas vistas a nombre de José Blanco… Sin desaprovechar, más bien basándose, en la crisis económica, que mientras ahoga a unos cuantos a Rajoy, parece, le ha dado una gran bocanada de oxígeno. Eso sí, le ha valido con mantener los votos de hace cuatro años en Galicia para no derrumbarse en toda España.