El ministro Lieberman quiere "paz por paz" en lugar de "paz por territorios"

AGENCIA EFE 02/04/2009 07:48

La fórmula "paz por territorios (árabes ocupados por Israel en la guerra de 1967)" fue instaurada en la Conferencia de Paz sobre Oriente Medio de Madrid como la llave maestra para que los dos pueblos en conflicto desde la creación del Estado de Israel en 1948 alcancen un entendimiento.

Desde esa fecha, todas las iniciativas: Acuerdos de Oslo (1993), Camp David (2000), Plan saudí aprobado por la Liga Árabe (2002), la "Hoja de Ruta" (2003) y la última, la Conferencia de Annapolis (2007) habían adoptado el principio de Madrid como solución justa y equitativa para acabar con el conflicto árabe-israelí.

El responsable de la diplomacia israelí en unas declaraciones que publica hoy el diario "Haaretz" da un "no" a ese principio, al descartar cualquier retirada de su país de la Meseta del Golán como requisito para lograr la paz con Siria y afirma que "la paz sólo será a cambio de paz".

El segundo "no" del ultraderechista Lieberman responde a los compromisos de la conferencia de Annapolis, celebrada en suelo estadounidense, el 27 de noviembre de 2007.

La fórmula de "dos Estados para dos pueblos" de Annapolis fue aceptada por la comunidad internacional y el anterior gobierno israelí de Ehud Olmert.

A cambio de sus dos "noes" el nuevo gobierno israelí presidido por Benjamín Netanyahu, que asistió en su calidad de viceministro de Asuntos Exteriores a la Conferencia de paz de Madrid en 1991, ofrece como base para solucionar el conflicto una iniciativa denominada "paz económica", que aboga por impulsar la prosperidad en los territorios palestinos.

El nuevo gobierno israelí exige como requisito para emprender el diálogo con la moderada Autoridad Nacional Palestina (ANP) que ésta luchen contra todo tipo de terrorismo, recupere el control de Gaza y desmilitarice al movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto en ese territorio.

El presidente palestino, Mahmud Abás, que sólo tiene mando en Cisjordania ocupada, arroja la pelota al tejado de la "comunidad internacional" para que comience a presionar a Netanyahu, hasta que acepte la "solución de dos Estados".

Abás sostiene que "Netanyahu nunca ha creído en la solución de dos Estados, ni ha aceptado los acuerdos firmados, ni quiere cesar la construcción de asentamientos".

A su vez, la comunidad internacional, por boca del enviado especial para Oriente Medio, Tony Blair, ha subrayado que "no hay alternativa" a la creación de un Estado palestino si se quiere evitar "un gran enfrentamiento".

Mientras, el primer ministro israelí recibió una llamada del presidente estadounidense, Barack Obama, en la que le deseó éxito en su labor y reiteró "el inquebrantable compromiso" de EEUU con la seguridad de Israel.

Las negativas de Lieberman recuerdan la mentalidad árabe imperante después de la guerra de los Seis Días de 1967, cuando Israel ocupó Gaza, Cisjordania, Jerusalén oriental, el Sinaí egipcio y los Altos del Golán sirios, la de los tres "noes": no a la negociación, no la reconciliación y no al reconocimiento con Israel.

En la actualidad, el Estado judío, además de dos "noes", tiene un "sí". Según Lieberman, Israel sí se siente vinculado por la "Hoja de Ruta", el estancado plan de paz lanzado en 2003.

El texto de esa iniciativa elaborada por el Cuarteto para Oriente Medio (EEUU, la UE, la ONU y Rusia) establece un calendario de compromisos para cada una de las partes, que sufre el riesgo de que se creen compartimentos estanco, pues "el no cumplimiento de las obligaciones impedirá el progreso".

El lanzamiento de cohetes por milicianos palestinos contra territorio israelí o la última ofensiva, "Plomo fundido", lanzada por Israel en Gaza, suponen claros obstáculos para el cumplimiento de esa "Hoja de Ruta", de la que la comunidad internacional dejó de hablar tras el proceso de Annapolis.

Ahora Lieberman echa mano de ella para solucionar un conflicto, que el próximo mayo cumple 61 años y es uno de los más viejos del mundo.

Por Milagros Sandoval