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La crisis por el espionaje con el programa Pegasus al entorno independentista catalán y a altas autoridades del Estado como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha vuelto a poner en la diana al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) dirigido por Paz Esteban López desde el 5 de febrero de 2020 y cuya continuidad peligra por este escándalo.
Si el primer nombre sobre el que pendía la amenaza de cese o dimisión fue el de Margarita Robles, ministra de Defensa por la denuncia de espionaje a sesenta líderes independentistas (políticos, abogados o periodistas, entre otros), la denuncia del Gobierno ante la Audiencia Nacional de un supuesto caso de intrusión en los móviles de Pedro Sánchez y Margarita Robles ha hecho poner el foco en la responsabilidad del Centro Nacional de Inteligencia y, más concretamente en su directora, Paz Esteban.
Esteban ocupa el mayor cargo de responsabilidad en el CNI desde el 5 de febrero de 2020, aunque desempeñaba estas funciones de forma interina desde el 6 de julio de 2019. Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid, está especializada en historia antigua y medieval. Desde 2004 ha ocupado cargos en puestos de dirección. En 2010, al poco de que Sanz Roldán fuera nombrado director, pasó a ser la directora de su gabinete técnico y en 2017 ascendió a número dos -secretaria general-.
Estuvo junto a él durante toda su jefatura, en la que el general consiguió seguir al frente de los servicios secretos con gobiernos del PP y PSOE.
Su relación con el CNI arranca hace décadas cuando los servicios de inteligencia españoles estaban organizados en su antecesor, el Centro Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) al que sustituyó el 6 de mayo de 2002. La vocación de Paz Esteban apuntaba hacia unas oposiciones para archivos y bibliotecas, pero un consejo de un amigo de su padre le llevó a trabajar 1983 en un "ministerio", que resultó ser CESID y que en aquel momento estaba dirigido por el general Emilio Alonso Manglano.
Durante los casi 40 años de servicio al espionaje español, Esteban nunca ha ejercido como agente de campo porque su trabajo estaba enfocado a la elaborar informes sobre inteligencia exterior, especialmente relacionada el terrorismo islámico.
Su paso por estos dos organismos de la Inteligencia española la han servido para desempeñar cargos de responsabilidad, entre ellos el de jefa del Gabinete Técnico del general Sanz Rolda, directos del CNI, Secretaria General y finalmente, en 2019 Directora General en funciones, cargo que asumiría de forma oficial año y medio más tarde tras constituirse el primer gobierno de Pedro Sánchez.
Esteban llegó a la dirección de la "casa" con el propósito de "dar un salto cualitativo" para hacerla "más moderna, más flexible e integrada", revisar su estructura interna, completar un "proyecto de transformación digital" y acercarla a la ciudadanía. Lo dijo en su toma de posesión, el 10 de febrero de 2020, en presencia de Robles.
Cuando accedió al cargo, llevaba ya cinco meses como directora interina tras el retiro de Félix Sanz Roldán, que pasó a la reserva después de una década al frente y tras unos meses accidentados por los ataques que recibió de parte del excomisario José Villarejo.
Cercana con los suyos, detallista, exigente y meticulosa, en "la casa" se acogió con alegría su nombramiento. Para los suyos fue un "acierto al cien por cien" que valoraron entonces la estabilidad que iba a dar al organismo que vela por la seguridad nacional.
Accesible aunque reservada en público y nada pagada de sí misma, sino más bien "como una madre", como la definen sus compañeros, Esteban ha estado siempre pendiente de sus empleados y deseosa de dotar a los trabajadores del CNI de un plan de carrera. "Quiero que nuestra sociedad, nuestros conciudadanos, puedan estar tranquilos y confiar en que su servicio de inteligencia va a trabajar y esforzarse por garantizar su seguridad, su progreso y bienestar", dijo durante su toma de posesión.
Especialista en política internacional, ha comandado durante 15 años un organismo con alrededor de 3.500 trabajadores mezcla de civiles y militares pero con una presencia cada vez más acentuada de los primeros, a los que ella pertenece. "Cuídense, cuiden su identidad digital y cuidemos todos nuestros datos". Con este ruego finalizó una de sus últimas intervenciones públicas presagiando lo que estaba por venir.
Este jueves tendrá lugar la primera reunión en el Congreso de los Diputados de la Comisión de Secretos Oficiales cuyo verdadero nombre es el de Comisión de Control de los Créditos Destinados a Gastos Reservados. Los 10 diputados elegidos para participar en ella, entre los que hay, por primera vez cuatro de partidos independentistas, lo han sido en las últimas horas después de estar dos años bloqueada por los partidos políticos. La presión sobre el Gobierno por el caso del espionaje a políticos independentistas catalanes ha permitido su constitución.
Según la legislación, la llamada Comisión de Gastos Reservados es la encargada de ejercer el control parlamentario de las actividades del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y del uso de los fondos reservados por parte de los Ministerios que tienen asignadas partidas de este tipo; Interior, Exteriores, Defensa y el CNI, cuyos titulares deben presentar informes cada seis meses.
Una de las claves que centrará el debate en la Comisión de Secretos Oficiales será el papel jugado por los expertos del Centro Criptológico Nacional (CCN) en la protección de los dispositivos móviles del presidente del Gobierno y de la ministra de Defensa.
El CCN es un centro adscrito al Centro Nacional de Inteligencia y entre sus funciones está la lucha contra la ciberdelincuencia y la respuesta a los ciberataques como los que han recibido Sánchez y Robles. Su origen está muy próximo a los atentados del 11M ya que se creado solo un día después de los mismos.
La primera denuncia por el espionaje surgió de la ministra de Defensa, Margarita Robles que hizo analizar su dispositivo móvil por los técnicos del CCN. Una vez verificada la intrusión se comunicó al presidente del Gobierno que también puso a disposición del CNN su móvil privado, comprobándose que también había sido vulnerado.