Por segunda vez, Donald Trump ha estado a tiro de alguien que quería matarle. El expresidente estaba al final del hoyo cinco de su club de golf de Florida. El agente del servicio secreto que disparó y ahuyentó al agresor estaba en el hoyo seis. La distancia entre Trump y su tirador estuvo entre los 270 y los 450 metros, es decir, dentro del alcance del fusil encontrado por la policía.

Un agente secreto divisa el cañón de un rifle asomando a través de esa valla del campo de golf y de inmediato dispara contra un sospechoso oculto en los arbustos. Donald Trump se encontraba jugando a menos de 500 metros, perfectamente a tiro. Para un rifle con mira telescópica esa no es una gran distancia.

El tirador, Ryan Wesley Routh, sorprendido por los disparos, deja caer el arma, se monta en su vehículo y huye a toda prisa por la autopista, pero varios testigos informan a la policía. “Teníamos la descripción del coche y la matrícula y nos movilizamos por la autopista”.

Decenas de policías locales con ayuda de helicópteros cortan la carretera y dan caza al sospechoso.  Se llama Ryan Wesley Routh,es estadounidense e iba desarmado en el momento de su detención.

Cerca de la valla del campo de golf han encontrado un fusil automático y dos mochilas, en las que había una cámara Go Pro y varias baldosas de cerámica para completar un chaleco antibalas.

El FBI sospecha de un plan orquestado para asesinar al expresidente, el segundo intento de magnicidio tras el que sufrió en Pensylvania el pasado julio.

El propio Trump aclaraba a sus simpatizantes que se encuentra sano y salvo tras esta nueva intentona que también ha recibido las condenas del presidente Biden y de su oponente Kamala Harris, ambos de acuerdo en que la violencia no tiene cabida en ese país. 

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