Los secuestrados son un cabo y un soldado de un batallón de artillería.
El secuestro se produce casi dos meses después de que las FARC liberaran a dos políticos, dos policías, un miembro del Ejército y otro de la Marina colombiana.
Las Fuezas Armadas Revolucionarias de Colombia mantienen secuestrados a policías y militares a los que pretenden intercambiar por miembros de la banda presos.