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Shanghái acoge la vigésimo tercera edición de su Festival Internacional de Cine, el único de clase A de China. El evento, el primero que se celebra a nivel mundial desde que comenzó la pandemia, ha tenido que reinventarse e imponer restricciones para no convertirse en nuevo foco de Covid. Hay mascarillas obligatorias, toma de temperatura y reducción de aforo. Tal es el impacto de la epidemia que el evento de apertura del festival de este año ha sido un foro sobre la recuperación de la industria tras el coronavirus en lugar de la tradicional alfombra roja.
Hasta el 2 de agosto, una treintena de cines de Shanghái proyectarán cerca de 400 películas. Doce filmes internacionales compiten este año por el Cáliz de Oro a mejor largometraje. Entre ellos, ‘La isla de las mentiras’, un thriller español dirigido por la cineasta gallega Paula Cons.
La película, basada en hechos reales, narra lo ocurrido tras un naufragio frente a la isla de Sálvora en 1921 y las historias detrás de las tres mujeres que participaron en el rescate de las personas que iban a bordo. “Siempre me han interesado los hechos reales cuando son ocultados”, cuenta Cons desde Santiago. “Lo que me apasionó fueron ellas, cómo eran, cómo se habían sentido. Son tres personajes olvidados fascinantes”, afirma.
La directora está liada estos días con la promoción, que poco tiene que ver con las de sus películas y documentales anteriores. “Está siendo muy emocionante, ¡pero estás todo el tiempo entre las cuatro paredes de tu casa! Es muy loco, el mundo al revés. Estoy tirando de teléfono y grabándome vídeos y enviándolos”, cuenta Cons, que no podrá acudir a Shanghái porque China mantiene prácticamente cerradas sus fronteras a ciudadanos extranjeros desde marzo.
A pesar de las restricciones, la directora se muestra entusiasmada con la nominación y la acogida del filme. “El festival le está cambiando la vida a la película. Todos queremos ir a festivales por la visibilidad, pero yo jamás soñé con ir a uno de clase A. Y el de Shanghái me apasiona desde siempre”, asegura.
Paula Cons tiene ya dos ofertas para distribuir ‘La isla de las mentiras’ en China, un sueño para cualquier cineasta por las dimensiones del país. El chino es el segundo mercado para la industria del cine a nivel mundial. En 2019, los ingresos en las taquillas del país rozaron los 8000 millones de euros. Y las películas españolas gustan, en especial los thrillers. De momento, la cinta se puede ver en la plataforma Filmin y llegará probablemente a las salas gallegas en octubre.
El festival también premiará obras documentales, de animación y cortometrajes y realiza un concurso especial para el nuevo talento asiático. India y Japón tienen una presencia significativa entre todos los títulos que se muestran estos días, que incluyen también películas occidentales, como Apocalypse Now, La máscara del Zorro o las ocho entregas de Harry Potter.
Sin embargo, la pandemia de coronavirus ha obligado a tomar medidas especiales. El festival se iba a celebrar en junio, pero tuvo que ser pospuesto. Además, los pases en salas se combinan con cines al aire libre y transmisiones en streaming. Las entradas solo se venden por anticipado y los espectadores deben sentarse por separado. Pero lo más llamativo ha sido la cancelación de los grandes eventos presenciales. Este año no ha habido ceremonia de apertura ni se llevará a cabo un evento de entrega de premios.
Sin embargo, la epidemia no ha asustado al público local del festival. En los primeros minutos de venta de entradas se vendieron decenas de miles de tickets.
Menos entusiasta ha sido la respuesta a la noticia de la reapertura de cines. La pandemia le ha asestado un duro golpe al sector. Tras seis meses clausuradas, la Asociación de Cine de China calcula que el 40% de las 12.000 salas del país podría cerrar definitivamente por problemas económicos, acechadas además por la popularidad de internet.
Esta semana la Administración Estatal de Cine ha permitido comenzar a reabrirlas en las zonas consideradas de bajo riesgo, prácticamente todo el país. También han reabierto en Pekín, que ha sufrido mayores restricciones en las últimas semanas por el rebrote en el mercado de Xinfadi, ya superado.
Pero la experiencia no va a ser la misma. Ahora se toma la temperatura de los asistentes, las mascarillas son obligatorias y no se venden palomitas ni refrescos. Las autoridades han establecido también un límite del 30 % del aforo y de dos horas en la duración de las películas.