Carretera y área cerrada. Y un gran cartel que da la bienvenida a los ocho países más ricos del planeta. Bienvenidos a un enclave remoto y fortificado en el norte de Irlanda. Las medidas de seguridad son extremas. Ocho mil policías llevan días tomando posiciones. Un fortín que aísla el hotel de lujo donde se reunirán con una valla electrificada de 27 kilómetros. Es el mayor dispositivo de seguridad en Irlanda del norte desde los años ochenta. Los vecinos de la zona aprovechan para hacer negocio. Todo, con motivos G8. Se venden sándwiches y otros productos salados. También encontramos una heladería en la que se pueden degustar los helados preferidos de los líderes mundiales que acuden a la reunión. Pero también hay protestas. Miles de personas, sindicatos, ecologistas y organizaciones cívicas se manifestaron el sábado en Belfast, también lo harán el lunes, en contra de las políticas del organismo y solicitando un mundo más justo. Los líderes más poderosos del mundo analizarán la situación económica, el empleo, la evasión y el fraude fiscal y el panorama político internacional.