En la asamblea del FMI se ha seguido también muy de cerca lo que ocurre en Estados Unidos. Sigue el bloqueo federal tras la ruptura de las negociaciones entre demócratas y republicanos. Es el último intento para desbloquear la situación. Y de nuevo ha caído en saco roto, si un acuerdo de última hora no lo remedia. El jueves el país más poderoso del mundo entrará en suspensión de pagos. Sólo podrá hacer frente a aquellas facturas que pueda pagar con efectivo. Un agujero de impagos donde cabe de todo: los intereses de la deuda. Los principales acreedores externos son China y Japón, que tienen bonos del tesoro por más de un billón 700.000 millones de euros. Precisamente las economías que están inyectando liquidez para superar la crisis. Además la deuda estadounidense dejaría de ser segura y el país tendría que pagar muchos más intereses para financiarse. El camino no es otro que la recesión, que de manera inevitable saltaría el charco y llegaría a Europa. Pero en esta cadena de impagos está también la seguridad social, los subsidios, la Sanidad...Precisamente la Ley que ha desatado la batalla ideológica. Porque en el país de la libertad, su presidente tiene las manos atadas para gobernar. Es el Congreso quien tiene el control del gasto del Estado y es allí donde un grupo minoritario de congresistas republicanos bloquea la votación para que se aumente, como pide Obama, el techo de la deuda. Para evitar la bancarrota.