Si realmente existe el infierno, esta podría ser su puerta de entrada. Según informa The Guardian, esta magnitud de letras, símbolos y patrones tallados como protección ante los malos presagios hechas en las paredes y techos de una cueva que tiene en el centro un agujero profundo y oscuro, no tiene precedentes.
El director de Creswell Heritage Trust, Paul Baker, afirmó que eran conscientes de la existencia de algunas marcas pero que las mostraban a los visitantes como un "grafiti victoriano". No fue hasta el año pasado, cuando dos espeleólogos, Hayley Clark y Ed Waters, pensaron que quizás había más marcas. Tras una investigación profunda descubrieron que había miles, estaban por todas partes.
Las marcas concuerdan con la historia local que dice que la aldea postmedival de Creswell se encontraba muy cerca de esa cueva. Sin embargo, solo se puede especular para conocer lo que hay detrás de esas marcas.
Por su parte, John Charlesworth, el intérprete del patrimonio de las cuevas, dijo que estos paisajes naturales fueron considerados como lugares de miedo. “Estos son lugares donde las fuerzas sobrenaturales en un ambiente no humano indomable podrían estar en acción".
Sin embargo, esta garganta cárstica ya era famosa por descubrirse en 2003 pinturas rupestres con figuras de aves, ciervos, bisontes y caballos de la Edad de Hielo.
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