Los embriones humanos, de entre 12 y 16 semanas, fueron descubiertos el pasado domingo, abandonados en un bosque de la región rusa de Sverdlovsk.
Unos aficionados a la pesca encontraron los cuatro barriles plásticos a los que la tapa se les había zafado y su contenido estaba disperso sobre la tierra, según publicaron agencias de todo el mundo.
Los bidones de 50 litros, llenos de formol podrían haber sido dejados allí por algún vehículo, porque está muy próxima al lugar la carretera que conduce a Nevyansk, una ciudad en las laderas de los montes Urales.
Los fetos, que fueron calificado por las autoridades rusas como residuos biológicos, estaban debidamente etiquetados con información sobre el nombre de las madres y códigos de dos dígitos, que pueden hacer referencia al período de embarazo, la fecha del aborto o del hospital.
Las etiquetas muestran que puede haber estado almacenada durante más de diez años, aunque no se ignora con qué objetivos.
Las primeras hipótesis adelantan que provienen con probabilidad de varios hospitales de la ciudad de la ciudad de Ekaterimburgo, la más importante de la región, según explicó el portavoz del Ministerio de Interior, Valeri Gorélij.
Las autoridades que investigan los hechos intentan ahora averiguar qué organización es responsable de la destrucción de estos restos de material biológico de los hospitales implicados.