Cuando Zhang, una madre oriunda de Harbin, en la provincia de Heilongjiang, China, vio que su hija de 15 años había terminado todos los deberes que tenía en un tiempo récord, no daba crédito. Las celebraciones por el Nuevo Año Lunar chino y los viajes que llevó a cabo dejaban muy poco margen para realizar la tarea que tenía acumulada en vacaciones. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la adolescente ‘se puso las pilas’ y en tan solo dos días completó todos sus deberes.
Zhang no podía explicárselo, y la realidad es que un hito tan sorprendente encerraba detrás una respuesta tan lógica como decepcionante para ella: ‘las pilas’, realmente, se las puso su hija a la máquina robotizada que compró por unos 106 euros; uno de esos artilugios dispuestos a probar que el avance de la técnica no tiene límites.
Vendido bajo la promesa de ser capaz de imitar todo tipo de escritura a mano empleando un software informático, el robot, dotado de un bolígrafo adherido a un mecanismo o brazo móvil y un marco de metal, posee una precisión y una rapidez extraordinaria para plasmar sobre el papel todo tipo de trabajos. En esta ocasión, a la adolescente le vino de maravilla para completar un ensayo y copiar varios fragmentos de texto. El paraíso para todo aquel que busque ‘el camino fácil’.
Precisamente por esto último, tras trascender en las redes sociales han sido muchos los que se han interesado en el dispositivo, deseosos de adquirirlo para salvar largas horas de escritura.
Del mismo modo, el caso también ha dado paso a una extensa polémica entre aquellos que defienden el uso de máquinas así, –al considerar que puede beneficiar en la realización ciertas tareas, como precisamente la copia de textos–, y los que censuran su uso, recriminando que fomenta la ‘ley del mínimo esfuerzo’ e invita a la trampa mientras otros han dedicado todo su empeño en hacer las cosas correctamente.
En este sentido, el debate se ha extendido también al tipo de deberes que se exigen en colegios o institutos, con los defensores de la conducta de la adolescente denunciando que las tareas que se ordenan a menudo son repetitiva y monótonas, como el mero hecho de copiar ciertos poemas o textos reconocidos. No fomentan la creatividad, critican, reclamando cambios en este sentido.
Ante toda la vorágine de opiniones Zhang, la madre de la protagonista, que encontró el dispositivo cuando limpiaba en su habitación, lo tiene claro. “Puede que te ayude a hacer los deberes, pero, ¿qué pasa con los exámenes?”
Zhang no esperó a escuchar respuestas o justificaciones. Acabó destrozando la máquina robotizada, como informa South China Morning Post.
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