En un primer lugar, las autoridades temieron que el accidente, que tuvo lugar hace una semana, estuviera causado de una sustancia química. Sin embargo, no encontraron nada fuera de lo normal cuando examinaron la nave, tal y como ha publicado NBC New York. “Equipos especializados en materiales peligrosos llevaron a cabo una supervisión específica del fuselaje y no encontraron ninguna sustancia”, afirmó Christian Sliker, del departamento de bomberos de Myrtle Beach.
Como consecuencia del fuerte olor, algunos pasajeros se quejaron de irritación en la garganta y dolores en el pecho. Además, entre siete y diez personas de los 220 integrantes del vuelo tuvieron que ser hospitalizadas. El resto llegó a su destino final con unas cinco horas de retraso después de que Spirit Airlines los recolocara en otra aeronave, tal y como ha confirmado la propia empresa en un comunicado.