"Estamos explorando todas las opciones y trabajamos en una solución que, si Dios quiere, diluirá esta crisis", explicó el imán en el Consejo de Relaciones Exteriores, donde aseguró que esta polémica puede tornarse en "oportunidad", porque "el mundo está pendiente de lo que hacemos aquí".
El director de la iniciativa asegura que tras el 11-S, se le encargó "estudiar cómo mejorar las relaciones entre musulmanes y Occidente". "Todo mi trabajo desde entonces se ha basado en eso. Nuestro reto como líderes religiosos y de opinión es capitalizar estas oportunidades para impulsar la voz de los moderados", ha dicho.
Además, defendió que "no sólo se deben atender las causas que alimentan el extremismo, sino también ser capaces de lograr que los moderados ganen esta guerra contra el extremismo".
Un espacio para los moderados
En cuanto a la cuestión concreta de la ubicación del centro islámico que tanto debate ha generado, dijo que quiere "estar a la altura de nuestros ideales".
Mantener el proyecto tal y como está diseñado desata una gran oposición desde quienes lo ven como una falta de respeto hacia las víctimas del 11-S, mientras que trasladarlo enviaría a su juicio "un mensaje erróneo" y reforzaría a los musulmanes más radicales, que "han secuestrado el debate para difundir deliberadamente información errónea y estereotipos dañinos".
"Yo quiero un espacio; necesito un espacio donde la voz de los moderados pueda ser enfatizada", explicó el imán, quien sin embargo reconoció que entre las opciones que se estudian se incluye la suspensión del proyecto.
Tirón de orejas a los medios
En su intervención, se dirigió a los medios de comunicación para decirles que pueden "alimentar a los radicales o limitar su difusión", mientras que al mundo empresarial quiso "recordarle que apoyar la moderación y la paz ofrece incluso más beneficio y prosperidad".
En cuanto al resto de la comunidad musulmana, el clérigo pidió: "Dejadnos continuar con el extraordinario diálogo que ha surgido a raíz de esta crisis". LA