Obama nombra al general Gration como enviado especial para Sudán

EFE 18/03/2009 21:30

En un comunicado, Obama indicó que Sudán "es una prioridad para este Gobierno" y el deterioro de la situación humanitaria "hace esta tarea algo aún más urgente".

Gration, un amigo personal de Obama muy versado en asuntos africanos, "conoce la región, cuenta con una gran experiencia y tiene toda mi confianza", afirmó el mandatario.

Su nombramiento "representa una firme señal del compromiso de mi Administración para apoyar a la gente de Sudán mientras busca una solución duradera contra la violencia que se ha cobrado tantas vidas inocentes", insistió.

El gobernante estadounidense reiteró su compromiso de colaborar con la comunidad internacional para poner fin a la crisis en la región occidental de Darfur.

La solución a esa crisis implica el "despliegue de la fuerza de paz conjunta de la Unión Africana y las Naciones Unidas", así como la negociación de un acuerdo que dé al pueblo de Darfur una "voz significativa en las decisiones sobre su futuro".

EE.UU. continuará su colaboración para garantizar la aplicación completa del Acuerdo de Paz para Sudán y, según Obama, todas las partes deben cumplirlo para que ese país y la región que lo rodea "puedan disfrutar de una estabilidad duradera".

El jefe de la Casa Blanca lanzó también una dura crítica a la "desastrosa decisión" de Jartum de expulsar a las organizaciones humanitarias, lo que -dijo- "deja un vacío que llenarán la privación y la desesperanza".

El Gobierno del presidente Omar al Bachir será "responsable" por la pérdida de vidas que esa expulsión ocasione, subrayó.

Jartum decretó a principios de mes la expulsión de trece organizaciones humanitarias extranjeras de su territorio, entre ellas estadounidenses, poco después de la orden de detención emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) contra Al Bachir, acusado de crímenes de guerra y de lesa humanidad en Darfur.

El conflicto en esta región sudanesa estalló en febrero de 2003 cuando dos grupos rebeldes se levantaron en armas en protesta por la situación de abandono de la zona.

Según cálculos de las Naciones Unidas, alrededor de 300.000 personas han perdido la vida y más de dos millones y medio se han visto obligadas a abandonar sus hogares por el conflicto.