Las dos muertes se suman a las 22 que, según datos oficiales, se han registrado desde el pasado viernes en el valle, epicentro de la nueva ola de protestas de musulmanes contra la India.
El ministro indio del Interior, P. Chidambaram, advirtió ayer de que la "violencia sin sentido" no es la solución a los problemas de Cachemira, región septentrional de mayoría musulmana que se disputan la India y Pakistán.
Chidambaram admitió que los fallecidos son civiles alcanzados por disparos de las fuerzas especiales de la Policía india, la mayoría de ellos jóvenes y niños que participan en las protestas.
Según una fuente policial citada por las agencias PTI e IANS, la última víctima es un varón adulto herido de bala al responder las fuerzas de seguridad a un ataque con piedras en un barrio de la capital estival, Srinagar.
La víctima falleció de sus heridas tras ser ingresada en el hospital.
Además, anoche falleció un joven en otro incidente similar también en Srinagar.
Otras protestas se registraron hoy tanto en otros barrios de Srinagar como en las ciudades de Sopore y Baramulla y dejaron un total de cuatro heridos, de acuerdo con la fuente de PTI, que aseguró que los manifestantes atacaron dos puestos policiales y prendieron fuego a una oficina gubernamental.
Según dijo ayer Chidambaram en el Parlamento, unos 1.200 miembros de las fuerzas de seguridad indias han resultado heridos por las pedradas de los manifestantes, en un rebrote de violencia que comenzó el pasado 11 de junio y ha llevado a la India a enviar 5.100 efectivos de refuerzo al valle cachemir.
El principal líder de la separatista Conferencia Hurriyat, Syed Alí Geelani, llamó ayer a sus seguidores a mantener las protestas pero pidió que sean pacíficas.
Chidambaram, por su parte, ofreció a los cachemires la reanudación de un "proceso político" que comenzó y se frustró en 2009 -y en el que participaron miembros de la corriente moderada de la Hurriyat-, pero sólo si cesa la violencia.